Nuevo revés a Obama: El Senado tumba el proyecto de reforma migratoria lo que impide a miles de jóvenes hispanos lograr su legalización
La revocación el sábado por amplia mayoría del Senado de la ley que impedía a los homosexuales formar parte de las fuerzas armadas si hacían pública su orientación constituye una de las victorias legislativas más rotundas de Barack Obama a pocos días de que los republicanos hagan efectivo su control del Congreso.
El electorado demócrata puede presumir por fin de haber sacado adelante una reforma integral tras meses de frustraciones donde algunas de las promesas electorales parecen definitivamente estancadas -Guantánamo- o han sufrido tantas mutilaciones en su trámite parlamentario -reformas sanitaria o financiera- que se hace difícil reconocer en ellas el espíritu de cambio proclamado por el presidente cuando tomó las riendas de la Casa Blanca hace casi dos años.
Para entender las claves de este triunfo habría que mirar más hacia el Pentágono que a la capacidad de seducción de los demócratas más liberales. Un informe de la institución militar alertando del grave deterioro causado en el seno de las fuerzas armadas por las medidas discriminatorias en materia sexual ha sido decisivo para atraerse el apoyo de un número importante de senadores díscolos, entre ellos nueve de la oposición.
Medios políticos en Washington valoran este resultado más como una excepción que como una señal positiva de que Obama sea capaz en el futuro de llevar a su terreno a los conservadores en otros asuntos importantes. La prueba más palpable la obtuvo el mismo sábado en otra votación largamente esperada por la comunidad hispana en EE UU al no lograr los sesenta votos requerido para aprobar la denominada Dream Act, el proyecto de reforma migratoria impulsado por la Casa Blanca que abría una vía para legalizar a centenares de miles de jóvenes indocumentados.
Como ha sucedido en otras votaciones trascendentes, los demócratas fueron incapaces de enviar un mensaje de unidad a un sector de la población que les suele ser favorable y cuyo concurso es vital en cualquier contienda electoral. Cinco senadores del partido en el Gobierno se posicionaron en contra y sólo tres republicanos a favor. «Éste es un voto que no será olvidado por una comunidad que está creciendo en tamaño, pero también en poder y en conciencia política», advirtió el senador demócrata Robert Menendez tras la derrota.
Sólo un gesto
Un decepcionado Obama se apresuró a declarar que «no había razón para no aprobar esta importante legislación», dados sus «indudables» beneficios económicos, de competitividad educativa y aumento de las tropas y seguridad nacional. «Mi gobierno no renunciará al Dream Act o a la importante tarea de arreglar un sistema migratorio ineficiente», señaló el mandatario. Sus palabras no dejan de ser un gesto de buena voluntad ya que con el nuevo escenario en el Capitolio a partir de enero no habrá posibilidad de sacar esta norma en un futuro cercano.
En un momento en que los dos grandes partidos se hayan enfrascados en proyectos legislativos encaminados a restringir la emigración a EE UU, la aprobación de esta medida significaba una ventana de esperanza para 726.000 personas que llegaron a EE UU antes de cumplir 16 años. Bajo ciertas condiciones y realizando dos años de estudios superiores o se enrolaran en el Ejército, estos ‘ilegales’ podrían convertirse en ciudadanos.
Más de 50.000 ‘sin papeles’ se gradúan cada año de secundaria en EE UU con posibilidad de entrar en la universidad, según cálculos del Departamento de Educación. Los republicanos rechazaron el Dream Act ya que alegan que sus defectos permitirían que se beneficiaran dos millones de indocumentados, lo que equivaldría a una amnistía. «Tenemos que asegurar la frontera primero y detener la migración ilegal. Cuando hagamos esto, no habrá más problemas asociados con la educación», aseguró el senador republicano por Arizona, Jon Kyl.
Con una población de más de 45 millones, los hispanos son la minoría que más crece. «Hoy nos lamentamos, pero mañana volveremos a cargar energía para luchar por la justicia y la inclusión en este país», anunció el legislador demócrata Luis Gutierrez, uno de los principales impulsores del Dream Act.