Una madre española ha llegado al punto de poner a la venta todos los órganos no vitales de su cuerpo, ante el inminente desalojo de su casa, propiedad de su expareja, que ahora reclama la propiedad.

M., de 44 años, prefiere mantenerse en el anonimato porque de llevar a cabo su propósito de negociar con sus órganos, podría enfrentarse hasta 12 años de cárcel. El Código Penal del país europeo introdujo en 2009 una reforma para establecer como delito el tráfico ilegal de órganos humanos.

Desde la Organización Nacional de Trasplantes advierten que en España es prácticamente imposible realizar una extracción de un órgano y un posterior trasplante sin que las autoridades competentes tengan conocimiento de ello.

“Vendo uno de mis riñones por amenaza de desahucio”, dice el anuncio publicado en Internet por M., que lleva colgado dos semanas sin todavía alguna oferta.

“Es lo único que tengo”, señala la mujer, desempleada y a cargo de su hija de 22 años, que sigue estudiando, y fruto de un matrimonio anterior.

Ella y su hija viven con los 426 euros que cobra del Programa de Renta Activa de Inserción y de una pensión de orfandad que tiene su hija, al haber fallecido su padre biológico.

Los representantes del Ayuntamiento solo le han ofrecido una vivienda en alquiler, pero por más pequeña que sea la suma para M. es casi imposible pagar.

La situación se le complica porque a pesar de ser joven tiene certificado un 66% de invalidez, por una lesión de espalda, lo cual le hace más difícil conseguir un trabajo.