Gao Ping a la salida de prisión.

El supuesto cabecilla de la trama desvelada por la ‘Operación Emperador’, Gao Ping, es “uno de tantos” importadores chinos que hacen “trampas” en las aduanas españolas, de acuerdo con Ángel Villarino, que acaba de publicar ‘¿Adónde van los chinos cuando mueren? Vida y negocios de la comunidad china en España’.

En el libro, fruto de más de dos años de investigación, el periodista incide en que el núcleo del asunto es el fraude en la importación y que “no parece ser un caso aislado”.

Villarino ha advertido de que, según le narró un agente de aduanas que en el pasado trabajó con Gao Ping, un 90% de las importaciones que vienen de China cometen “algún tipo de irregularidad”. Parte de estas, según ha explicado, se producen al no tener todos los papeles en regla, pero la mitad son “faltas graves”, que consisten en tasar lo que se introduce en el país “muy por debajo” de lo que realmente vale, tal y como hacían los implicados en la ‘Operación Emperador’.

A su juicio, este fraude es lo que ha dado pie a otros delitos como el blanqueo de capitales. “Tú metes mercancía en España que no estás tasando bien y tienes que pagar a tu fabricante. ¿Cómo le pagas si no puedes mandar una transferencia? Tienes que hacerle llegar el dinero de alguna manera. Para hacerle llegar el dinero tienes que sacarlo de España y llevarlo a China por trámites ilegales”, ha subrayado.

Los ‘mulas’ de la trama

Por ello, los defraudadores recurrían a “mulas”, que llevaban el dinero a China. En cuanto la Policía empezó a pararlas, montaron la red de lavado de dinero, según ha indicado Villarino. En su opinión, en paralelo aparece la prostitución porque esta está presente en los karaokes para adultos que frecuentan los implicados; se descubre droga porque esta siempre gusta “a algunos”; y se producen extorsiones porque los chinos conceden “muchos préstamos informales” que les suelen devolver por prestigio pero, si no lo hacen, mandan a un “matón”.

Asimismo, ha reconocido que la comunidad china se queja de que las imágenes que difundió la Policía mostraban a los detenidos “como terroristas en lugar de como defraudadores de Hacienda” y del tratamiento mediático del tema. De hecho, ha incidido en que este “destroza un poco” la imagen que transmitían las asociaciones.