Sondeo de NC Report para La Razón: Siniestro total del PSOE en Extremadura mientras el PP, a sólo tres escaños de la mayoría absoluta
El último sondeo de NC Report para La Razón sitúa al Partido Popular en clara ventaja y augura un panorama complicado para el PSOE en las próximas elecciones en Extremadura que se celebrarán el 21 de diciembre. El PP, con casi el 43% de los votos y 30 escaños, se situaría a sólo tres de la mayoría absoluta. Superaría al PSOE con una intención de voto del 33% y 22 escaños; sin opciones de sumar con Unidas Podemos.
El PSOE pasaría de los 28 escaños que cosechó en las autonómicas de 2023 a sólo 22, una pérdida que supone el hundimiento de los resultados del partido a un mínimo histórico en una de las comunidades en la que históricamente ha tenido una alta representación.
Según esta encuesta, el PSOE y Unidas Podemos juntos tendrían menos votos que el PP. Vox, por su parte pasaría de los cinco escaños logrados en las últimas elecciones a ocho, con lo que volvería a tener la llave de la gobernabilidad.
El PSOE no sólo pierde votantes sino que deja de ser el primer partido de esta región, algo que sin duda debe achacarse a los escándalos vinculados a sus siglas, empezando por el que tiene como protagonista a su candidato, Miguel Ángel Gallardo, inmerso en el proceso judicial por el supuesto tráfico de influencias que salpica al hermano de Pedro Sánchez, quien habría logrado una plaza en la Diputación de Badajoz valiéndose de su vínculo familiar.
A la compleja situación de Gallardo hay que sumarle la rebelión en el seno del PSOE por la mala gestión que se ha hecho del caso Salazar, el exasesor del presidente acusado de acoso sexual por varias trabajadoras a su cargo. Los casos de corrupción por los que están investigados los dos últimos secretarios de Organización del partido y hombres de confianza del presidente, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, y la condena la Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, son otros asuntos que sin duda pesan en la decisión de los votantes.
El problema del PSOE no es solo que pierda votantes. El problema es el golpe simbólico que implica deja de ser el primer partido en una tierra donde los socialistas construyeron su identidad autonómica y donde gobernaron de forma casi ininterrumpida desde 1983. La desmovilización también juega un papel determinante: el 40,4% de quienes se abstendrían ahora procede de votantes socialistas, un síntoma de desafección profunda que evidencia que el deterioro no se debe únicamente al trasvase hacia otros partidos, sino también al desenganche emocional de una parte sustancial de sus votantes, que llevan meses desayunando con un carrusel de escándalos socialistas: corrupción, supuesto tráfico de influencias, prostitución, acoso sexual…
El dilema de los socialistas extremeños el día siguiente de las elecciones será, previsiblemente, cómo recomponer un espacio electoral que se estrecha por la derecha –con un PP en ascenso sostenido– y por la izquierda –con Unidas reteniendo tres cuartas partes de su electorado y captando un 29,8% del voto procedente del propio PSOE–. El colapso, en cualquier caso, no es coyuntural. la encuesta proyecta una pérdida de influencia que compromete cualquier expectativa de recuperación inmediata. Por eso, como ya contó este diario, la federación extremeña será la primera en prepararse para el «postsanchismo».
Y el PP se frota las manos, porque ha logrado absorber los votos, relato y centralidad. La presidenta, la popular María Guardiola, ha construido un liderazgo tranquilo que atrae a socialistas desencantados. El derrumbe socialista en Extremadura no es solo un problema territorial. Es un síntoma. Un aviso de que uno de los pilares sobre los que se levantó el PSOE está a punto de caerse. El golpe dinamitará narrativa nacional del partido, que mira ahora a Cataluña como único corazón con capacidad de regar votos. Las fuentes socialistas reconocen que el horizonte electoral se presenta especialmente adverso para Miguel Ángel Gallardo, inmerso en el proceso judicial por el supuesto tráfico de influencias que salpica al hermano de Pedro Sánchez, quien habría logrado una plaza en la Diputación de Badajoz valiéndose de su vínculo familiar.
A ello se suma un contexto político marcado por la convocatoria anticipada de los comicios –decisión de la presidenta tras fracasar la negociación presupuestaria con Vox–, un escenario que deja al partido en una posición delicada, justo cuando encara la campaña bajo el bombardeo del «caso Salazar», que supone otra bomba a la credibilidad del partido ante las mujeres, su principal caladero de votantes.
Lo cierto es que en Ferraz preparan el batacazo y en Extremadura advierten de que Gallardo debería dar un paso al lado en caso de que el golpe sea demoledor, como temen la mayoría de los cargos consultados. Mientras tanto, el presidente se ha tomado las elecciones como un asunto personal. No solo eso, es que ha decidido que las urnas sean una elección sobre él con todos los riesgos que eso implica. Pero el análisis que hacen los estrategas del presidente es que, puesto que la derecha está tan movilizada en contra del líder socialista, no cabe otro recurso que presentar a Sánchez como el candidato a batir. Ese es el relato, el de dibujar a Sánchez como adalid de los servicios públicos.
Pese al cúmulo de incendios que rodean al presidente, en Moncloa mantienen la convicción de que sigue siendo el candidato más competitivo y el único capaz de activar al electorado progresista. Aun así, en el PSOE nadie se hace ilusiones: existe plena conciencia de que el partido afronta un periodo extremadamente complicado. Estas autonómicas inauguran un nuevo ciclo que culminará, salvo imprevistos, en 2027 con las próximas generales.
Sánchez, de hecho, lleva meses instalado en una lógica claramente preelectoral –desde septiembre ha intensificado su presencia mediática, encadenando entrevistas y apariciones en redes–. Aunque el ambiente es de campaña, en Ferraz recalcan que la estrategia responde únicamente al calendario de citas regionales que ya asoma: Extremadura, Castilla y León y Andalucía. Falta saber si Aragón se sumará o no a la lista.
En verdad, en el partido esperan con ganas las urnas en Extremadura pese a que esperan malas noticias. Los socialistas están deseosos de ver cómo afectan todos los casos que les salpican: Begoña Gómez, David Sánchez, el fiscal general, el «caso Koldo» y el «caso Salazar». Estas elecciones serán las primeras en las que los ciudadanos acudirán a votar con toda la información encima de la mesa. Todos los cargos consultados coinciden en que ese debate llegará, pero está aún lejos porque Sánchez tiene intención de presentarse de nuevo como cabeza de lista. Hasta entonces, tendrá que contener la respiración cada domingo electoral.











