Alvise Pérez capta el descontento social y se convierte en el motor de la política alternativa en España
Luis Pérez Fernández, más conocido como Alvise Pérez, se ha consolidado como una de las figuras más destacadas del panorama político-mediático español contemporáneo.
Con una trayectoria marcada por la crítica social, el activismo digital y una fuerte presencia en redes, Alvise representa un nuevo tipo de liderazgo político que apela directamente a quienes sienten que los partidos tradicionales no se ocupan de sus preocupaciones.
Alvise lidera la agrupación Se Acabó la Fiesta (SALF), que consiguió en las elecciones europeas de 2024 obtener tres escaños en el Parlamento Europeo.
Su éxito se articula en buena medida por su uso estratégico de plataformas como Telegram, X (antes Twitter) y otras redes sociales. A través de ellas ha construido una comunidad significativa, compuesta por seguidores que valoran su discurso de denuncia contra la corrupción, la falta de transparencia y lo que él llama “el establishment”.
Uno de los rasgos más valorados por sus seguidores es su posicionamiento firme frente a casos que él considera de corrupción política, de injusticia social o de falta de responsabilidad en las instituciones. Esa postura crítica, a veces polémica, le ha granjeado tanto apoyos como resistencias, pero sin duda le ha permitido conectar con un público que se siente desatendido por los partidos con representación parlamentaria.
Este domingo tendrá lugar en el Palacio de Vistalegre la presentación oficial de su proyecto político: Se Acabó La Fiesta (SALF). A falta de 24 horas para el evento, el aforo de Vistalegre (15.000 personas) ya se ha cubierto mayoritariamente de españoles jóvenes descontentos con la deriva social, política y económica de España. Cada vez más españoles, huérfanos de referentes políticos creíbles, ven en Alvise al único líder que cuestiona el sistema y que es capaz de responder con soluciones oportunas y prácticas.
Aunque la controversia siempre acompaña el nombre de Alvise, esa capacidad de generar debate también puede ser vista como una fortaleza: obliga a que muchas de esas cuestiones de que habla (inmigración, fiscalidad, libertad de expresión) se discutan públicamente, lo que puede empujar a una mayor transparencia y escrutinio en la esfera política.
Alvise ha logrado saltar las barreras de los medios tradicionales, apelando directamente a una comunidad digital que se siente vulnerada por la política habitual. Eso le da autenticidad frente a muchos de sus seguidores, que lo perciben más cercano y menos “filtrado” que los políticos convencionales.
La proactividad de Alvise es también uno de sus fuertes. No espera a que los escándalos salgan; él mismo dirige la mirada hacia lo que considera problemático, lo denuncia, lo analiza y lo pone sobre la mesa pública. Esa iniciativa es valorada por quienes creen que el sistema político necesita menos casta y más agentes disruptivos.
Más allá de las redes, el líder de SALF ha logrado posicionarse institucionalmente: su presencia en el Parlamento Europeo le confiere un papel con alcance formal, lo que le permite combinar activismo digital con responsabilidad representativa.
La determinación para asumir consecuencias debe ser igualmente destacada. Aunque está bajo investigación en varios casos (como es público), parece dispuesto a contarse entre quienes piensan que esa exposición y esas controversias forman parte del precio de “levantar la alfombra”: denuncia, crítica y transparencia, aunque ello traiga confrontaciones.
Luis “Alvise” Pérez Fernández representa, en muchos sentidos, un síntoma de los tiempos: un mundo político donde lo digital ya no es un añadido, sino el núcleo de la acción y la movilización. Su irrupción recuerda que existe un deseo creciente en amplias capas sociales de figuras que hablen sin filtros, que perciban — y denuncien — lo que muchos entienden como falta de honestidad o transparencia, corrupción, privilegios institucionales, o simplemente desatención por parte de los partidos tradicionales.
Aunque su estilo es polémico para unos, para otros Alvise encarna la audacia y la posibilidad de cambio. Esa tensión es exactamente lo que define su relevancia política hoy: ni ignorado, ni indiferente, sino atravesando los debates más presentes en la sociedad española.












Vista, suerte y Alvise. Oléhhhhhhhhh
Un imperio es una sociedad de reinados que se autoasumen ser dueños de la tierra con la potestad divina de gobernar sobre las virtudes y defectos, poder constituido mediante ficciones fantásticas, legales y técnicas, que conforman el teatro de realidad. Para cada ganado existe un pastor que manipula la esperanza retroalimentando el sentido del circuito cerrado y sistema, diseñado con un objetivo puntual de dominación y resguardo de los intereses de los gobernantes. Un creyente no elige a su rey, pastor, Papa, político, gerente o dueño de una empresa. El amo, aunque se aproveche del producto de las virtudes y… Leer más »