Toni —nombre ficticio— trabajó durante años en uno de los locales del suegro de Pedro Sánchez y ha compartido su testimonio en una entrevista en la que asegura que en esas saunas “había prostitución encubierta”. Aunque oficialmente los negocios se presentaban como espacios de intercambio liberal, Toni afirma que la actividad real incluía servicios sexuales no declarados: “Era un sitio de intercambio, pero había prostitución encubierta”.

Según su experiencia, el manejo del dinero también despertaba sospechas. “El movimiento más raro que había eran clientes que iban a pagar con tarjeta y eran pagos grandes… muchas veces les decían que se había estropeado el datáfono”, explica. Una práctica que, según él, tenía una intención clara: evitar registros electrónicos y forzar que “los pagos fuesen en negro”. Además, señala que “allí nada más que tenían nómina los encargados”, sugiriendo una falta de regularización laboral en el resto del personal.