Sánchez y Puigdemont.

Ramón Pérez-Maura.- ¿Por qué los de Junts están encantados y dicen que el Gobierno les ha dado algo que ese mismo Gobierno dice que no les ha dado? Las dos cosas no pueden ser ciertas. ¿Son tan tontos los de Junts que se dejan engañar o somos tontos todos los españoles que nos tragamos esta farsa del Gobierno? Y ahora el siguiente paso son los presupuestos. Junts dice que la confianza ha mejorado, pero que no se ha restablecido plenamente. Pero, entre tanto, saben que pueden seguir tirando del hilo.

Puigdemont tiene la posición ganadora indiscutible. Él sabe que puede seguir ordeñando la vaca sin pudor porque a la vaca lo único que le importa es ocupar el establo. Sea quien sea el que le magree las ubres.

Ahora el Gobierno tiene otra explicación que dar a casi todas las comunidades autónomas. Si este acuerdo con Junts es tan bueno, ¿por qué no aplicarlo al resto de las comunidades que conforman España? Con frontera marítima hay 9 sin contar las ciudades autónomas. Si esto está en la Constitución ¿por qué esta desigualdad? La Constitución nos reconoce iguales a todos los españoles. Las fronteras terrestres ya no existen con Francia y Portugal. Sólo con Andorra, Gibraltar y Marruecos. Pero la de Andorra todavía podría ser controlada por los Mozos de Escuadra después de este acuerdo.

Todavía recuerdo un seminario al que fui invitado en Andorra en marzo de 2016 que iba a inaugurar una de las residentes más ilustres del Principado, Tita Cervera, y apenas que llegó a clausurarlo. Cuando salíamos corriendo de allí para llegar a coger el AVE a Madrid desde Lérida –Andorra la Vieja debe ser la única capital de Europa que no tiene ni aeropuerto, ni ferrocarril, ni autopista– la Guardia Civil nos paró en la frontera para ver si llevábamos algo de contrabando. El perspicaz joven guardia escogió de todo el pasaje del autobús para que bajara a abrir su maleta a… Miguel Ángel Moratinos, exministro de Asuntos Exteriores y única autoridad relevante que iba en el autobús.

Recuerdo a Moratinos abriendo su maleta en el suelo, en la acera. Imagínense si esa humillación a un exministro no fuera perpetrada por desconocimiento de un guardia civil que apuesto a que no tenía ni idea de quién era su investigado —hacía seis años que había dejado el Ministerio— sino por un mozo de escuadra deseoso de fijar quién manda ahí. Y, por otra parte, la frontera de Gibraltar es una de las cosas que hacen imposible el acuerdo con el Reino Unido que Napoleonchu creía que iba a poder blasonar y hoy está muy lejos de lograrse.

Todo el Equipo Nacional de Opinión Sincronizada intentando vendernos la normalidad del acuerdo logrado y compararlo con lo que hizo Aznar en el pacto del Majestic. Yo no digo que Aznar acertase entonces, aunque sí creo que aquel pacto permitió la investidura del mejor Gobierno —o periodo de Gobiernos— de la historia contemporánea de España. Y parece obvio que no es conveniente continuar por la misma línea de concesiones.

En 1996 Cataluña estaba muy lejos de donde está hoy. Entonces podía ser comprensible cometer el error de dar un poco con la esperanza de saciar su sed. Hoy es evidente que las demandas del independentismo sólo son saciables por una vía: concediendo la independencia. Y más cuando todo se concede al prófugo que dio un golpe de Estado en 2017.