Estanislao de Kostka.- Que se preparen los valencianos, porque ha empezado con la reciente manifestación, toda una estrategia perversa de utilización de la tragedia.

Lo hicieron con el accidente del Prestige en Galicia, el 13 de noviembre de 2002, dando a entender que el buque petrolero estaba fletado por el PP de Galicia y que sus dirigentes hundieron el barco. Allí supieron poner en marcha una espuria campaña, con el lema “Nunca Máis”, y supieron rentabilizar la tragedia socialmente y culpabilizar a quien nada tenía que ver con la tragedia. No pudo ser evitada y era ajena, y supieron trasladar a la población que era culpa del PP.

Con la campaña, tuvieron una gran repercusión social, mediática y política, hasta el punto de que tres años después llegó al Gobierno de Galicia un presidente del PSOE-PSdeG, a pesar de haber perdido las elecciones, al quedarse el PPdeG muy cerca de la mayoría absoluta, pero sin conseguirla.

Lo han hecho con la guerra de Irak, que empezó el 20 de marzo de 2003, guerra en la que por cierto España no participó, pero supieron dar a entender a la opinión pública que la guerra en algún grado era responsabilidad de José María Aznar, por haber puesto los pies encima de la mesa con el entonces presidente americano George Bush. Entonces supieron poner en marcha otra espuria campaña, bajo el lema “No a la Guerra”, dando a entender que los del PP aman las guerras y eran los responsables de dicho conflicto bélico. Un año después, en 2004, el PP pierde las elecciones generales y llega al poder José Luis Rodríguez Zapatero.

Y lo han hecho con los trágicos atentados terroristas de Madrid del 11 de marzo de 2004. Supieron retorcer la verdad y dar la impresión de que la culpa fue del PP y del entonces presidente José María Aznar. El PP perdió las elecciones al día siguiente de perder la batalla de la comunicación política.

Y ahora toca Valencia. Prepárense.

En eso de manipular la verdad y de movilizarse, la izquierda da mil vueltas a la derecha. En eso de crear eslóganes y pintar pancartas dan dos mil vueltas a la derecha. Y en eso de rentabilizar y hacer ajenos los errores de gestión propios dan tres mil vueltas al PP.

Y detrás de todo ello está también el fracaso de comunicación que caracteriza en el pasado y en el presente al PP. Buena parte de los que pasó y de lo que está pasando es debido a esos problemas de comunicación. Simplemente ni saben comunicar, ni quieren aprender.

Obsérvese que la izquierda ya ha conseguido dar la vuelta a la tortilla y en la manifestación de Valencia y en los medios de comunicación, sólo se pide la dimisión del presidente valenciano. Ya tienen slogan: Mazón Dimisión.

Es preciso diferenciar la tragedia, quizás inevitable, aunque sí evitables una parte sustancial de sus dimensiones, de la gestión de la catástrofe. Por lo primero no se puede pedir responsabilidades, por lo segundo sí, pero ha de hacerse a todos los verdaderos responsables y por orden: el presidente del Gobierno, la ministra responsable y el presidente del la Generalitat Valenciana. Quizás tenga que acabar dimitiendo el último, pero también los dos anteriores y por las mismas razones. Todos son responsables. La consejera ignorante ya debería haber dimitido.

Cuando los que tienen competencias no son competentes tienen que asumir sus responsabilidades. En eso consiste la política.

Desde mi punto de vista, los verdaderos responsables de las inundaciones de los alrededores de la ciudad de Valencia son los políticos que en las últimas décadas no han hecho nada, para desviar las riadas de las localidades que han sido afectadas y que se sabía que podían serlo en cualquier momento. Esos también deberían asumir su parte de la responsabilidad.

Todos sabíamos unos días antes de que llegara, que venía una DANA peligrosa. Esta vez sí alertaron y con suficiencia antelación. El error, si es que ello era posible, ha sido no advertir con exactitud a tiempo, el día de la tragedia, dónde llegaría la riada, que está teniendo consecuencias catastróficas. Y el grave error ha sido no ponerse desde el minuto uno a gestionar la catástrofe. Los responsables de la mala gestión, que no de la catástrofe, son los tres mencionados y los tres tienen que dimitir.

Y lo que nadie ha dicho por ser políticamente incorrecto: ha habido mucho comportamiento negligente por parte de muchos ciudadanos, más preocupados por sus coches que por sus vidas.

Y otros son responsables de construir en los cauces de las riadas históricamente conocidas, y otros por permitirlo, y otros por no corregirlo.

Nadie puede ser responsable de que la riada cogiera en casa a decenas de vecinos, en casas bajas, humildes y de frágil construcción. En ninguna cabeza cabe que se les hubiese podido desalojar con antelación. Las catástrofes naturales son imprevisibles y sus consecuencias también. Su gestión posterior, no.

Sólo unos pocos alcaldes han actuado con la eficacia, la dignidad y la prevención que es exigible a un político, aquellos que supieron ver la tragedia; insisto, todos sabíamos que algo iba a pasar y dónde, y suspendieron las clases a las ocho de la mañana y avisaron a sus vecinos del peligro que venía, alertados por las magnificas tecnologías de predicción del tiempo que hoy tenemos.

No se preocupen, que lo que ha pasado va a volver a pasar, y cuando pase, la izquierda utilizará de forma perversa la tragedia y la derecha seguirá dormida en los laureles y aún entonces no habrá aprendido a comunicar.

*Estanislao de Kostka Fernández es el jefe de los servicios jurídicos de AD, doctor en Ciencias Políticas, ha sido profesor de Ciencia Política en la Universidad Complutense, es sociólogo y abogado ejerciente como socio director de KNM Abogados. Fue uno de los fundadores de AP en Galicia.