Alerta Digital.- Lo vendió a bombo y platillo. El alcalde republicano de Alcarràs (Lérida), Miquel Serra, anunció que renunciaría al sueldo municipal y que disminuiría un 10 por ciento el salario de los concejales. Inscribió ambas medidas en el objetivo de sanear las exánimes finanzas municipales y estimó para su localidad un ahorro de 56.000 euros sólo en este ejercicio de 2011. Hasta ahí todo muy plausible. La realidad sin embargo dista mucho de tan beatíficas proclamas ahorradoras.

El nuevo alcalde, miembro de la ERC, es un conocido terrateniente local que posee algunas fincas y explotaciones ganaderas. Que se sepa, compatibilizará sus actividades agropecuarias (también sus beneficios) con su labor al frente del Consistorio. Lo mejor sin embargo es que, como diputado provincial, ha solicitado un aumento de sueldo “por dedicación exclusiva”. Percibirá del Gobierno supramunicipal la nada modesta cantidad de 3.263,77 euros mensuales, según aparece en el Boletín oficial de la provincia del pasado 23 de julio. Singular concepto de la austeridad y del ahorro el que tiene este discípulo aventajado de la casta catalana.

Pero la farsa continúa con otros miembros de su equipo. Serra no reduce las ineficientes tenencias de alcaldia, donde ha situado a personas afines, que percibirán algunos complementos adicionales que antes de la crisis no existían. Conclusión: que del 10% anunciado de supuesta rebaja, los tenientes de alcalde percibirán unos emolumentos superiores a los del anterior mandato. Quien sí verá drásticamente reducidos sus ingresos será el concejal del PP, Simeó Abad Moliné. Por cada hora de dedicación a sus tareas de oposición percibirá  la irrisoria cifra de…¡un euro!

Ante la contradicción entre el dicho y el hecho, misteriosamente ha desaparecido de la web municipal el acta plenaria donde se acordaron tan singulares medidas de ahorro. Claro que habría que preguntarle al alcalde-ganadero de Alcarràs a cuál de las dos instituciones, Diputación o Ayuntamiento, piensa dedicar el mayor número de horas. Si va a cobrar de la Diputación más de 500.000 de las antiguas pesetas, lo lógico y honrado sería que abandonase sus tareas regidoras y agropecuarias para rentabilizar su elevada remuneración, costeada por los contribuyentes leridanos. Muchos nos tememos que no. La pela es la pela.

¿Estamos ante uno de esos ejemplos chanchulleros que dan verosimilitud al chiste que causa estos días furor en Cataluña? “No le digas a mi madre que me dedico a la política; cuéntale que trabajo de ‘barman’ en un puticlub de carreteras”.