La intifada inglesa supone ya unas pérdidas para el país de 133 millones de euros
El Gobierno británico “no va a tolerar” que se sigan produciendo los ataques que desde el sábado sacuden a las ciudades más importantes del país. Así de contundente se ha mostrado el primer ministro David Cameron que el lunes interrumpía sus vacaciones en la Toscana para regresar a Londres y coordinar la respuesta policial a los enfrentamientos. En 24 horas ha presidido dos gabinetes de crisis en el número 10 de Downing Street y ha comparecido en otras dos ocasiones ante la prensa para anunciar las medidas que están adoptando.
Si ayer anunció que 16.000 policías tomarían las calles de Londres y que éstos podrían utilizar pelotas de goma, hoy ha confirmado que también podrán usar cañones de agua. “Es inaceptable y debe parar. La policía hará todo lo posible para restablecer el orden. Debemos responder y esa respuesta se está produciendo”. Además, los agentes británicos -que se han quedado sin vacaciones- contarán con el refuerzo de sus compañeros escoceses que ya están llegando a Inglaterra. Asegura Cameron que su Gobierno “apoyará todas las tácticas policiales” para frenar los disturbios. Precisamente hoy el diario The Guardian publicaba una encuesta en la que se asegura que el 93% de los británicos apoyan el uso de cañones de agua.
El Ejecutivo promete además contundencia con los detenidos, que son ya 900. “Serán enviadas a prisión. Identificaremos foto a foto a los responsables”. Para Cameron, el hecho de que jóvenes estén protagonizando actos vandálicos demuestra que “hay un problema moral. Nos enfrentamos a algo completamente nuevo pero que es un problema persistente”. Eso sí, ha querido dejar claro que no permitirá “que la cultura del miedo se instale en las calles”.
Mañana jueves el Parlamento británico se reunirá en una sesión extraordinaria para analizar los últimos acontecimientos.
Por otro lado, la policía de West Midlands ha abierto una investigación por asesinato tras la muerte de tres hombres asiáticos atropellados esta noche en la ciudad de Birmingham cuando protegían su vecindario de posibles saqueos y disturbios, según ha informado el diario ‘The Guardian’.
Una multitud de ciudadanos británicos se ha congregado en el exterior del hospital en el que se encuentran los cadáveres de los tres fallecidos, por lo que la Policía ha tenido que desplegar un dispositivo en torno al edificio para evitar incidentes.
La Policía ya ha arrestado a un hombre como presunto autor del atropello, registrado en Dudley Road en el barrio de Winson Green, y le ha confiscado su vehículo. Los vecinos han explicado que los tres hombres asiáticos habían salido de una mezquita y se habían incorporado al dispositivo vecinal para impedir nuevos saqueos y ataques en la zona.
Tras el accidente, las ambulancias encontraron a unas 80 personas intentando reanimar a los tres hombres. Durante todo el martes, grupos de británicos de origen asiático se han reunido frente a tiendas y negocios para evitar que se produjeran nuevos saqueos y ataques incendiarios y han mantenido tensos enfrentamientos con pequeños grupos de jóvenes afrocaribeños.
El servicio de ambulancias de West Midlands ha explicado que dos de los tres hombres murieron en el lugar del atropello mientras que el tercero perdió la vida en el hospital a primera hora de la mañana. Expertos forenses de la Policía están examinando la zona del atropello y el vehículo y han solicitado la ayuda de vecinos que hayan podido presenciar el accidente.
La Policía de West Midlands ha afirmado que todavía desconoce si el atropello tiene relación con los disturbios que se han sucedido desde el sábado en Londres y en otras ciudades británicas salvo por el hecho de que generalmente no suele haber grandes concentraciones de gente en las calles de Winson Green por la noche.