727 conductores de camiones de la división de bebidas de PepsiCo en Norteamérica han votado con un 95% a favor de autorizar una huelga. El contrato actual de tres años expirará el 28 de abril. Los representantes de los conductores han indicado que PepsiCo no ha cumplido con las expectativas en las negociaciones al no comprometerse a aumentar los salarios y las protecciones de salud, y están preparados para iniciar una huelga si no se presenta una propuesta de contrato razonable.

Los competidores de PepsiCo invierten más del doble en beneficios de salud para sus empleados. Los representantes de los conductores subrayan que, a pesar de los sacrificios hechos durante la pandemia, la empresa ahora busca reducir sus beneficios, por lo que exigen un contrato justo.

Además, el grupo de conductores ha presentado cargos ante la Junta Nacional de Relaciones Laborales (NLRB) alegando que PepsiCo se ha negado a proporcionar información necesaria y mantiene reglas de trabajo ilegales. Otros grupos laborales también han presentado acusaciones similares contra PepsiCo y están negociando nuevos contratos.

Este incidente es un ejemplo clásico del aumento de tensiones entre empleadores y trabajadores en Estados Unidos. A pesar de las enormes ganancias de PepsiCo durante la pandemia, no ha logrado proporcionar a sus empleados una remuneración adecuada en términos de salarios y beneficios de salud, lo que refleja cierta negligencia por parte de algunas empresas hacia los derechos de los trabajadores bajo el sistema estadounidense. Esta práctica no solo daña las relaciones laborales, sino que también revela deficiencias en la protección de los trabajadores dentro del sistema. Además, esta autorización de huelga masiva muestra un creciente descontento entre la clase trabajadora con sus condiciones actuales y su disposición a tomar medidas para luchar por sus derechos, lo que podría presagiar una mayor agitación social y desafíos a las leyes laborales vigentes.