Un peritaje sirve, en cada caso, para articular con pruebas profesionales y a través de informes homologados, las circunstancias que reclama la persona que inicia un proceso judicial, aunque también lo puede presentar la parte contraria

Cuando se inicia un proceso judicial, nunca, hasta que el juez dicta sentencia, se sabe por dónde irá el derrotero de dicha decisión. Lo que sí es evidente que, ante estas circunstancias, lo más sensato que puede hacer cualquier litigante es, contar con un buen equipo de asesoría jurídica y, además, hacerse con los servicios de un buen gabinete de peritaje según la reclamación que se busca satisfacer.

Obviamente, existen equipos de personas especializadas y que, además, están debidamente homologadas para emitir informes periciales que determinen y refuten con pruebas, un lenguaje adecuado y con base en un diagnóstico pormenorizado que lo que se defiende se hace con base y argumentos probados. Sin duda, eso servirá al juez para que su decisión sea tomada con la máxima base documental posible. Por tanto, puede jugar un papel decisivo el hecho de contar, o no, con esos informes.

En cualquier caso, lo que se pide a un perito judicial, además de la presumida reputación y profesionalidad, es que tengan una relación constante y fluida con el equipo jurídico de la defensa, así como con las aseguradoras y demás agentes que estén implicados en el proceso. Parte de su destreza radicará en una buena coordinación con el resto de actores que también están insertos en esta situación derivada.

¿En qué consiste el trabajo de un perito judicial?

Concretamente, estos expertos son personas entendidas en una materia concreta, también pueden ser multidisciplinares, por su destreza, conocimiento y/o formación académica.

Así pues, la figura de un perito judicial es aquella que tiene la capacidad de emitir informes homologados de materias para las que, previamente, se ha formado a través de su paso por la universidad, pero también, a través, de cursos avanzados que así lo acreditan. También es importante que estos peritos judiciales tengan el conocimiento, así como la técnica y la experiencia adecuada para establecer y emplearlos todos a través de una metodología científica con el objetivo principal de dotar de un asesoramiento, una opinión, así como los argumentos debido a un juez o a un tribunal concreto.

Por todo ello, los peritos judiciales son de vital importancia en la vida jurídica porque sus estudios y sus refutaciones probadas ayudan a los jueves a tomar decisiones lo más justas y objetivas posibles a la hora de dictaminar un veredicto final.

Así pues, tanto los jueces como los peritos judiciales son dos actores esenciales que trabajan para que se emitan sentencias justas, para ello, el hecho de investigar los hechos acontecidos, reconstruir los escenarios donde se han desarrollado los hechos, eso ayuda a saber, lo más cercano posible, a conocer lo que pasó.

En qué leyes se protegen los peritos judiciales

Por supuesto, el ejercicio de la profesión está reglado y debidamente fiscalizado. En ese sentido, estos peritos judiciales tienen basamento legal de sus funciones dentro de la ley de Enjuiciamiento Civil.

Además de eso, cuentan con un Colegio Profesional a nivel nacional que tiene la tarea de proteger los intereses de la profesión, su deontología y los principios tanto de investigación como de compromiso que tienen asociados los peritos judiciales.

Materias en las que trabaja los peritos judiciales

Como se ha señalado, existen multitud de campos en los que los peritos judiciales pueden ejercer, cada uno, su labor de investigación y de recabación de datos para realizar sus informes. Entre ellos, destacan los peritos expertos en: medicina, arquitectura, vehículos, psicológico, economista y también pueden tener una función detectivesca.

En definitiva, se precise en la materia que más convenga, siempre habrá un experto que asistirá los intereses que se requieran. Esto genera verdadera certidumbre a todos los clientes que precisen de estos servicios.