Paloma Cervilla.- Por mucho que quieran acusar a “las derechas” de las graves consecuencias de sus errores políticos, por muchas amenazas que el presidente del Gobierno lance contra ABC anunciando querellas judiciales, por muchas campañas difamatorias de algunos colegas (qué pena no tener la grandeza de reconocer los éxitos de otros compañeros), cuestionando la exclusiva de ABC y el supuesto interés político que equivocadamente imaginan que puede haber detrás; los hechos están ahí y no se pueden ocultar.
Pedro Sánchez redactó una tesis de pacotilla, plagiando textos de otros sin citar, con un tribunal de gente que no estaba cualificada para evaluar la tesis, y que, sin embargo, le dio un “cum laude”. Esto es así. No insistan en intentar tapar esta realidad. Al final, la verdad, como pasó con Cifuentes, se abrirá camino entre la furia de los que han sido pillados in fraganti.

Como le sucedió al expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con la corrupción de su partido, su sucesor, Pedro Sánchez, tendrá que comparecer en el Congreso para explicar todo esto, lo de su tesis doctoral. No le quepa la menor duda al PSOE, que irá, porque ellos mismos han puesto el listón muy alto en lo que se refiere a la factura que tienen que pagar los políticos por mentir y por no tener ética.
Cuanto antes vaya Pedro Sánchez al Parlamento, mejor. Cada día que se retrasa, es un día más que sube la factura de su descrédito político. No hay vuelta atrás, o va, o va.

Si no tiene nada de que avergonzarse, si todo lo hizo correctamente, no entiendo ese interés en refugiarse tras los muros del Palacio de la Moncloa y enviar a su vicepresidenta, Carmen Calvo, a hacer el ridículo en los pasillos del Congreso relacionando la exclusiva de ABC con el intento de “las derechas” de ocultar que ayer Franco salió de la tumba del Valle de los Caídos, como si ese fuera el problema fundamental de este país. Están fuera de la realidad y Pedro Sánchez ya se ha convertido en un zombi que sobrevuela la situación de España subido al Falcón, mientras que los ministros le dimiten día sí día no, sin poder frenar esta sangría de desprestigio institucional.