El área de Urbanismo del Ayuntamiento de Bilbao pedirá a Protección Civil un nuevo cálculo del aforo de la mezquita que está previsto abrir en Pablo Alzola. Los responsables municipales se reunieron el pasado viernes con los vecinos que se oponen al proyecto y con representantes de la asociación de Basurto para explicarles las medidas que han adoptado tras estudiar las alegaciones. Entre otras, han solicitado información más detallada sobre el aislamiento acústico en suelos, paredes y techo.

Antes de decidir si otorgan la licencia de instalación, los técnicos estudiarán la documentación complementaria que deben aportar los promotores. En la reunión se explicó que uno de los aspectos que se va a revisar es el aforo, fijado inicialmente en 185 personas para un oratorio de 162 metros cuadrados. En este punto hay una discrepancia importante entre los vecinos y la comunidad musulmana El Yakin. La capacidad del local viene regulada por el Código Técnico de la Edificación, pero la normativa más reciente, la ley catalana sobre centros de culto, fija un aforo de una persona por metro cuadrado.

Además de esta cuestión, la comunidad El Yakin y la asociación Onda Euskadi deberán prestar especial atención a la salida del local -por Pablo Alzola o por la Avenida del Ferrocarril- y garantizar un aislamiento mínimo de 60 decibelios, informan los asistentes al encuentro. El Ayuntamiento ha recibido cuatro escritos de alegaciones de las comunidades próximas al local de Pablo Alzola y de la asociación de vecinos de Basurto. La reunión con los responsables del área de Urbanismo resultó «decepcionante» para los detractores de la mezquita, que no aprecian «voluntad política» para asumir sus reivindicaciones.

La comisión vecinal, que suspendió sus protestas al iniciar el diálogo con las autoridades municipales, repartirá carteles rosas a los residentes para colocar en ventanas y balcones como señal de rechazo al centro de oración. «Hemos elegido ese color para reivindicar el respeto a todos los derechos fundamentales, incluidos los de las mujeres, los colectivos perseguidos por su condición sexual y el derecho a una convivencia normalizada en nuestro barrio, frente a quienes defienden exclusivamente la libertad de culto», sostienen. Las concentraciones siguen paralizadas hasta principios de mayo, pero «si el Ayuntamiento no da un giro radical en su posición convocaremos una protesta en plena campaña electoral», dicen.