Lo fenómenos terroristas actuales por parte de ese racismo irracional islámico son favorecidos por el sistema liberal, que se hace permeable por sus falsos derechos humanos, que llevan a los falsos respetos, incluyendo el error al que se pone a la altura de verdad. En ese caldo de relativismo y escepticismo no puede venir más que el permisivismo autodestructor.

Cuando un cuerpo enflaquece y se debilita es cuando los microbios esperan su asalto. Frente a las invasiones musulmanas, el Cristianismo fue firme, vivido, consecuente. Ese Cristianismo se opuso con firmeza a los herejes musulmanes, judíos y protestantes, y es que la fe auténtica lleva a la defensa de la misma con la razón y cuando ésta rechaza, se usó la fuerza en legítima defensa, que no de conversión forzosa.

El Divino Maestro nos dijo que seríamos perseguidos y que incluso los enemigos estarían en nuestra propia casa. No es de extrañar que se repita la historia, favorecida por el ateísmo práctico y la consiguiente falta de autoridad. El Cristianismo venció al islam, venció al paganismo romano, después tuvo que enfrentarse al racionalismo revolucionario francés, al comunismo, y ahora tiene por enemigo al enemigo materialista, que idolatra a la libertad sin Dios, como un estorbo.

Lo más probable es que el actual proceso concluya con la descatolización de las últimas naciones europeas. La descristianización, como carcoma religioso, trae estas anarquías foráneas alentadas por la masonería y el judaísmo talmúdico, enemigo de Cristo y de su Reinado social, destruyendo fronteras familias y dogmas.

Los actuales perseguidores son hijos del satanismo.

*Sacerdote