¿Dónde están los garantes?
J.M. Martínez de Haro.- El nuevo Presidente títere de la Generalitat de Cataluña, ha soltado sus primeras alertas. En tono arrogante el títere proclama que no obedecerá las sentencias del Tribunal Constitucional con el grito cavernario de “viva Cataluña libre”. Llamo inmediatamente a un catalán sin complejos de españolidad. Le pregunto ¿que te han parecido las primeras declaraciones del Presidente de la Generalitat? Una vergüenza, me dice. “Si fuera el vecino del cuarto izquierda sería cosa de decirle algo en el rellano del ascensor. Pero el títere se ampara, precisamente, en la Constitución española, en el Estado de Derecho y en la buena educación del prójimo. Ignora que el es Presidente de una Institución que existe en razón que la Constitución española le dio forma con el Estado de la Autonomías”.
Me quedo con esta tajante repuesta desde Barcelona. Y es lo cierto que estos arrogantes políticos secesionistas han dado otro paso adelante y no parece que pueda frenarles el respeto a la legalidad democrática ni sus responsabilidades como representantes del Estado español en Cataluña. Más bien al contrario, se aprovechan de las estructuras políticas y administrativas para proclamar la Republica independiente de Cataluña rompiendo así la unidad territorial de España y quebrantando la pacifica convivencia entre catalanes y españoles. Hay un espíritu primitivo e irracional en este propósito de separatistas y troskistas. Traer al siglo XXI los fracasos históricos del siglo XX. Resucitar las momias de Lenin y Stalin. Añoran el comunismo que no conocieron, que no vivieron .Quieren imponer una forma de totalitarismo excluyente que amenaza lo que somos, lo que constituye nuestro patrimonio histórico y nuestros sentimientos arraigados en la convivencia de siglos. Nuestra plena identidad como españoles. Las consecuencias serían demoledoras para Cataluña y España.
Hay que reconocerles a todos ellos que no ocultan su objetivo y que están unidos para conseguirlo. Que lo defienden públicamente con orgullo. Es el síndrome de todos los fundamentalistas. De todos los totalitarios. Con igual arrogancia y similar soberbia se expresaban Hitler, Musolini, Stalin y Hugo Chávez. Y así las cosas, El Presidente del Gobierno en funciones, ha de afrontar la más grave crisis de la transición y responder a la amenaza expresa al Estado español de manera que devuelva la tranquilidad al conjunto de los españoles. Ya no hay modo de soslayar la extrema gravedad de la insurrección en Cataluña. Sería temerario que D. Mariano Rajoy y los “enanitos meones” que le acompañan en la dirección del PP pudieran abundar en el disimulo con la sonrisa congelada. Sin hubiera algún despistado votante del PP que ha depositado su confianza en que estos políticos medrosos darán adecuada respuesta a los insurrectos, es que no conoce la inabarcable inutilidad de los necios. Y como bálsamo a tanta congoja e intranquilidad, las campanudas declaraciones de Rajoy advirtiendo ahora sobre el articulo 155 de la Constitución y con voz profunda afirmando “no voy a pasar una”.Ya ha corrido demasiada agua bajo el puente y el caudal se presenta atronador e imparable. Para este catalán españolista, Rajoy se asemeja a un robot que repite incansable la misma grabación. Y Pedro Sánchez un político sin norte tras su última oportunidad.
Y aquí el catalán me plantea la cuestión esencial;” ¿ha aplicado el Estado español toda la contundencia que dispone para haber frenado esta amenaza? ¿Es esta la capacidad del Gobierno para defender el orden constitucional y democrático? Hace 38 años votamos una Constitución. Y la votamos creyendo que serviría de fortaleza inexpugnable y que el incumplimiento de la legalidad democrática sería sancionado según los códigos del Estado de Derecho. Pero vemos que en Cataluña no ha sido así. Los políticos insurrectos avanzan sin pausa, día a día, año tras año hacia su objetivo. Ahora el objetivo esta cerca según el Presidente títere; “en 30 días habrá instituciones de la República de Cataluña y nos habremos desconectado de España”.
A todo esto se responde con la instrucción de varias causas judiciales por desacato y otros delitos. Pero hasta ahora todos los responsables públicos siguen disfrutando del espectáculo a cámara lenta sin mas alteración que recoger alguna notificación. Y esta lenta agonía, tamaña impunidad, solo sirve para resaltar el ridículo de la respuesta y la blanda mantequilla que circula por las venas de los dirigentes políticos españoles llamados a dignificar el orgullo patrio que nos une como una de las más antiguas naciones del mundo. Por lo demás, ¿en que madriguera habitan los llamados garantes de la indivisible unidad de España? El Jefe del Estado, ja, ja,.. no se acerca a D Emilio Castelar ni a D. Niceto Alcalá Zamora. Y entre todos han dejado ver la ominosa vacuidad de aquello que daba consistencia a una España fuerte e inquebrantable.
¿Dónde están los garantes en este crucial momento?