Kasia Wyderko.- Francia aún no digiere la noticia de la implicación directa de dos de sus ciudadanos, combatientes del Estado Islámico, en el macabro asesinato del rehén estadounidense Peter Kassig y de 18 soldados sirios, y ya tiene que enfrentarse a un nuevo shock.

En un video difundido un día después de la decapitación de Kassig, tres yihadistas franceses exhortan, en francés, a sus compatriotas musulmanes a unirse a sus filas y lanzar una guerra santa contra los infieles no musulmanes en su país de origen con atentados y otros actos violentos con el fin de sembrar el pánico y la angustia en la sociedad gala.

Piden a sus correligionarios que “emigren al Califato, la tierra del Islam, porque algún día las fronteras pueden cerrarse y entonces sólo quedarán las lágrimas y el llanto”.

En la grabación, de 7 minutos de duración, los tres barbudos franceses aparecen con el rostro descubierto, rodeados por un grupo de enmascarados, con fusil de asalto en mano y en uniforme de combate.

Los vemos alrededor de una hoguera echando al fuego sus pasaportes en una clara muestra de renuncia a su nacionalidad. Se presentan con los seudónimos de Abu Osama al Faranci (“padre de Osama, el francés”), Abu Maryam al Faranci y Abu Salman al Faranci.

En algún momento los tres se dirigen directamente al espectador. Uno de ellos dice: “no dejen dormir a sus compatriotas, utilicen todas las armas posibles, incluso coches y veneno para atacar al ‘infiel'”.

No es la primera vez que Francia recibe amenazas islamistas. La anterior fue lanzada el pasado 19 de septiembre en un video en el que los terroristas islámicos hicieron un llamado para acabar con los “sucios franceses”. Pocos días más tarde apareció decapitado en Argelia el guía de montaña galo, Hervé Gourdel, de 55 años.

El país observa con extrema inquietud que dentro de sus fronteras el yihadismo radical parece no tener freno.

Se reclutan guerreros para causas extremistas a través de las redes sociales con videos de propaganda, textos yihadistas y la promesa de crear héroes sin límites, que atraen cada vez más a los jóvenes, y no sólo musulmanes, fascinados con la idea de encontrarse en un campo de batalla. Esta estrategia de seducción está dando sus frutos, desgraciadamente.

El candidato modelo tiene entre 15 y 21 años de edad, se siente excluido socialmente, generalmente es un individuo vulnerable, carente de confianza en sí mismo, fácilmente manipulable, explican David Thomson y Dunia Bouzar, expertos en el fenómeno de los jihadistas franceses.

Los conversos representan un cuarto de los combatientes franceses del Estado Islámico. Maxime Hauchard, el joven galo que actuó como verdugo en el video de la decapitación del rehén estadounidense Peter Kassig, es originario de un pueblo de Normandía, de educación católica. Se convirtió al Islam el año pasado antes de viajar a Siria como agente humanitario. Los vecinos y amigos de adolescencia lo describen como “un muchacho tranquilo, encantador, que no causaba ningún tipo de problemas”.

Francia, alertan analistas, se ha convertido en una cuna de jóvenes islamistas. En todo caso, encabeza la lista de los países occidentales que mas adherentes al terrorismo han aportado.

El Ministerio galo del Interior informó que 1132 ciudadanos franceses están vinculados con redes jihadistas que operan en Siria e Irak. Un tercio del total de los combatientes extranjeros del Estado Islámico son franceses.