Gibraltar: una vergüenza, una cobardía y una estafa
No deja de ser tentador tratar de explicar el porqué de la aparente escalada patriótica del gobierno, a través del supuesto “halcón” -según la terminología norteamericana en asuntos exteriores- García-Margallo, con respecto a Gibraltar, aprovechando el conflicto desencadenado por la intolerable actitud de las autoridades de la Roca contra los pesqueros españoles y las patrulleras de la Guardia Civil -el peñón robado carece por su propio tratado de origen de aguas jurisdiccionales-, en clave de política interna.
Nada mejor que el recurso al patriotismo -que dicho sea de paso me temo que a la inmensa mayoría de los españoles en medio de la canícula veraniega y el chiringuito les importa un pimiento- contra la pérfida Albión, en una España por cierto llena de guiris, para un gobierno que necesita desesperadamente de temas de actualidad que ocupen portadas y que no se refieran a la crisis, a la corrupción o al caso Bárcenas. Pero líbreme Dios de caer en la tentación y dudar de la vena patriótica que sacude al ejecutivo, contradiciendo lo que fue la política aznarista y, en realidad, toda la política de los sucesivos gobiernos que hemos tenido desde el aciago día en que se creyó que cediendo ante Gran Bretaña se avanzaría en el “contencioso” -término cursi e imbécil como ninguno-.
He aquí que las reacciones han sido diversas. Unos pocos, ¡pocos!, sentimos arder nuestra vena patriótica, pues seguimos considerando que España, como anotaba José Antonio, al que hace poco acabo de biografiar y cuya cita puede que en algunos lares invalidara mis opiniones, limita al sur con una vergüenza. Una vergüenza y un robo. El precio que tuvimos que pagar como nación para que en el trono español anidara la casa Borbón. Por el infausto Tratado de Utrecht los hijos de la pérfida Albión -piratas por tradición para nosotros- se quedaron con Gibraltar (roca que habían tomado en nombre del pretendiente austriaco por el que teóricamente luchaban). Y a cambio del trono los Borbones cedían lo que no era suyo -pero ya se sabe que los reyes tenían un concepto patrimonial del reino y no un concepto de soberanía- “para siempre”. Un siempre relativo, pues es cierto que algunos lo intentaron recuperar manu militari con sonoro fracaso y otros prefirieron mantener la amistad con la Inglaterra dueña del mundo del último tercio del siglo XIX.
Unos pocos seguimos reclamando que se reintegre la roca a España. Durante el denostado régimen de Franco, aquel que según es usual era despreciado por la comunidad internacional, la diplomacia española consiguió en la ONU un triunfo: una resolución en la que se consideraba la roca como colonia y que obligaba a Inglaterra a su descolonización. Pero ya se sabe que el Imperio es algo vital para los ingleses y a la reina de Inglaterra continúa gustándole aquello de ser reina virtual de no sé cuántos sitios. Y ante ello sólo cabía el recurso a la fuerza, aun cuando fuera simbólica, que consistió en mantener aislada la roca cerrando la famosa verja.
Llegó la Transición, el régimen de los vendedores de humo y los tahúres de río, del eufemismo. Así del “pensar juntos” sobre Gibraltar, pasamos a abrir la verja, a permitir que la Roca se convirtiera en un emporio para el establecimiento de sociedades evasoras de impuestos, para el blanqueo de dinero y para un floreciente mercado del juego y de ahí a facilitar terreno para el aeropuerto (bajo la bonita palabra de uso conjunto), flexibilizar las fronteras y renunciar; pues renunciar es hablar de establecer soberanías compartidas sobre algo que es soberanía de España. Así, al robo y la vergüenza se ha sumado la renuncia y la cobardía. Esa ha sido la política española con respecto a Gibraltar desde que tenemos los gobiernos democráticos de quien no sé si también es tan Graciosa Majestad como la reina de Inglaterra.
Me llena de estupor leer recomendaciones, consideraciones y lecciones histéricas -más que históricas- del tipo de las que hoy podemos encontrar entre tertulianos y opinadores. Tenemos a quienes nos dicen que España debe seguir cediendo, porque esa es la única posibilidad cuando se trata de negociar sobre alto tan innegociable como la soberanía. Por lo que ni debe ocurrírsele volver a esa vieja política de cierre y aislamiento; lo de hablar de un conflicto armado es una estupidez sólo válida para quienes buscan con ese fantasma evitar la eclosión del patriotismo-. Debemos ceder porque tenemos empresas inglesas, inversiones inglesas, porque somos muy amigos y porque los guiris vienen a mansalva a España (unos cuantos, por cierto, a emborracharse o a operarse). Así pues bajémonos augustamente los pantalones porque los hijos de la pérfida Albión tienen las libras que nos faltan.
Gibraltar, mejor dicho las autoridades de la Roca, sigue haciéndonos a diario cortes de manga para mostrar quién manda aquí. Lo de los pesqueros y el lanzamiento de bloques de hormigón no es una anécdota, es la expresión de una postura. Las autoridades de la Roca actúan así porque se consideran blindadas: no por la flota de su Graciosa Majestad sino por los intereses económicos de los propios españoles. Los intereses que no responden más que al bolsillo. ¡Qué bien viene a estos españoles -quizá debiera escribir expañoles- la existencia de Gibraltar!
Gibraltar es hoy una máquina de blanquear dinero, de sociedades españolas instaladas allí para tributar menos, de tráfico de alcohol y tabaco a escala increíble -¡qué poco tiene que ver con aquellos pescadores que llevaban algunas cajetillas en sus barcas!-, de juego opaco… la enorme estafa de un paraíso fiscal no reconocido como tal en la UE. Son muchos, reitero, los que ganan con ello; son muchos los intereses que empujan a “pensar juntos”, a “relajar la tensión” y a volver al punto de partida de los “intereses conjuntos” que nos unen.
España lleva treinta y tantos años de renuncia. España, o mejor dicho los sucesivos gobiernos de su augusta majestad, llevan treinta y tantos años de dejar que la vieja resolución de la ONU por la que se reconoce la soberanía española del Peñón acumule polvo. Ahora, García-Margallo amaga con desempolvarla pero mucho me temo que, pasada la tormenta veraniega y tranquilizadas las aguas, Camerón y Rajoy vuelvan a “pensar juntos” y Mariano seguirá, como todos nuestros expresidentes, sin subirse los pantalones. Entonces sabremos si de verdad hemos asistido a una exaltación del patriotismo o a una simple cortina de humo veraniega.
*Catedrático de Historia y portavoz de Alternativa Española (AES)
Lo peor de estos últimos años es que con los socialistas se han dedicado a agrandar el peñón, con la connivencia de españoles que pasaba camiones y camiones de piedras y tierra para ganar zonas al mar y Gibraltar es hoy puede que más de doble de 1713 y todo permitido por Moratinos y el gran masón Rodríguez.HAY QUE IR AL TRATADO DE UTRECH, QUE NUNCA SE DEBÍA HABER ACEPTADO PORQUE LA DONACIÓN LA HIZo luís xiv en nombre de su nieto y sin conocimiento español. hay que pedir la descolonización por resolución de la ONU EN 1961Y DEJARSE DE… Leer más »
Sr. Torres, muy bien su artículo …. PERO continúe con el relato histórico.
En la Elecciones Europeas de 2009, Vds (es decir, AES) firmó un pacto con un partido conservador británico (¿quizá este mismo David Cameron?)
Recuerdo cómo Vds (o sea, AES) tenían en su web de partido la banderita británica, que al pincharla, salía su programa electoral en inglés….. es decir, el mismo aborregamiento pro-británico que la Espe (Esperanza Aguirre).
PD: siguen llegando pateras y más pateras… sigan Vds (o sea, AES) con el discursito rancio de la “integración” y la “caridad cristiana”
Debido al conflicto de Gibraltar AES deberia romper su alianza con el partido británico UKIP. AES se equivocó en 2009 al aliarse con el Partido Conservador Británico (PCB) que hoy es pro-islamista y enemigo de España. Esa alianza con el PCB provocó el fracaso electoral de AES en las elecciones europeas de 2009.
Rompan su alianza con UKIP y evitarán tropezar 2 veces con la misma piedra.
Lo de Gibraltar ya lo dije no lo recuperaremos nunca, los HGB no lo soltaran nunca, porque es la llave del mediterraneo, aparte que estos hijos de su madre añoran su pasado como imperio y lo poco que les queda no lo quieren soltar aunque hay sido robado como la mayoría de cosas que hicieron y siguen haciendo.
Malditos sean por generaciones tiene que venirles una catástrofe inmensa para que purguen sus robos y asesinatos.
CIERRE DE LA VERJA YA.
Según el tratado de Utrech: los Gibraltareños sólo pueden entrar en la exclusívamente para hacer acopio de comida y el gobierno español se reserva el derecho de permitirles la entrada o no; las aguas territoriales que rodean Gibraltar son españolas y el aeropuerto de Gibraltrar se encuentra tambien en territorio español. Bajo este punto de vista la solución es muy sencilla: Tratado de Utrech? de acuerdo: pues que se cumpla ese tratado en todos sus terminos; se vuelve a cerrar la verja y que los gibraltareños se alimenten con las bolsitas de farlopa si quieren.
o se le concede la soberania sobre sus aguas y que deje España de robarles el pescado
también la soberania de España reside en los españoles y a la práctica no pintamos nada, ¿cuantos referéndums o consultas ha hecho el gobierno de España a su pueblo en los 40 años de democrácia? ninguno… eso si el pais a la ruina
oigan vayan a Marruecos a reclamarle la sobirania del Sahara
otro independentista de mierda
Le aseguro que si dejasen decidir al pueblo saharui votarían por volver a ser una colonia española.
Creo que si pudiesen votarían por la independencia, por lo menos eso es lo que ha defendido siempre el Polisario.
Además, ¿desde cuando son ustedes partidarios de que la gente pueda votar? Porque en Cataluña se ha hablado de esa y la están liando parda.
Guillem:
¡¡ Si rey campechano llamaba “hermano mayor” al invasor Hassan II, y “hermano menor” al que continúa con la invasión, mal futuro !!!
Vaya mi deseo y apoyo a un referéndum en el Sahara donde se pregunte: Continuidad en España o Independencia