NC.- Entre todos los concejales del Ayuntamiento de Pamplona con problemas para acudir a las 156 reuniones preceptivas en días distintos para cobrar el máximo de dietas, Uxue Barkos era probablemente quien más difícil lo tenía. La diputada vive entre semana en Madrid, donde como diputada acude a las sesiones del Congreso como así queda reflejado en las actas de esta institución. El siguiente paso era confrontar esas actas con los “justificantes” de las reuniones de grupo de Uxue Barkos en Pamplona para verificar si las reuniones eran compatibles o la diputada de Geroa Bai se las había inventado.

Los concejales adscritos al sistema de dietas tienen a su favor que para justificarlas les vale presentar como justificantes las reuniones o supuestas reuniones que mantienen con sus compañeros de grupo, sin actas, sin testigos, sin publicidad y sin modo alguno de contrastarlas. Eso sí, para que las cuentas cuadren al menos hay que evitar la torpeza de incurrir en contradicciones, como asegurar que se ha ido a un número de reuniones superior al de días hábiles (no se puede justificar más de una reunión al día).

Uxue Barkos, según informa Diario de Navarra, aseguró el año pasado que había acudido a 218 reuniones en el Ayuntamiento de Pamplona, 162 de ellas “reuniones de grupo”. Por otro lado, en las actas consta que la diputada de Geroa Bai asistió al menos 50 días al Congreso de los Diputados. En total, Barkos hubiera necesitado 268 días hábiles para cuadrar sus cuentas en un año en el que sólo fueron hábiles 239 días a los que además habría que descontar Navidad, Semana Santa y los meses de verano sin actividad política.

El escándalo de las dietas del Ayuntamiento de Pamplona sumado al escándalo de las dietas de Caja Navarra pone en evidencia que el problema de la corrupción no es un problema de siglas. El sistema es malo porque o el sistema controla a los políticos o los políticos controlan el sistema. Juzguen ustedes mismos en cuál de los dos escenarios estamos con todos estos escándalos. La salida por tanto a esta crisis va más allá de un cambio de gobierno. Hace falta una renovación de las personas en todos los partidos pero, siendo esto necesario, no es suficiente. Ni siquiera es lo más importante. Lo verdaderamente imprescindible y ahí está el debate es cambiar el sistema. Para que los políticos sean controlados por el sistema y no a la inversa, que es al final la esencia de todos los fueros y todas las constituciones democráticas.