Andalucía celebra el próximo día 28 de Febrero, su día autonómico en conmemoración del referéndum del año 1980, en el que los andaluces nos dimos “autonomía plena”, bajo el lema pomposo de “Hoy, más que nunca, celebramos nuesta autonomía. Juntos podemos hacerlo”. Será que la casta la celebra hoy más que nunca, pues siguen en sus poltronas y muy juntitos, “cubriéndose” los unos a los otros sus desmanes y sin que nuestros compatriotas sepan nada acerca de la situación crítica de nuestras arcas públicas. En su descargo, hay que decir que solo nos enteramos cuando reiteradamente piden dinero al Gobierno Central.

Nuestra casta política andaluza socialista, sui géneris donde las haya, en sus casi 35 años de desgobierno, ha pasado del discurso fiable de ser Andalucía unas de las regiones menos desarrolladas de España, al discurso falso de “nación andaluza”, para enfrentarse al Gobierno central, y más si es del signo contrario. Además, forman actualmente un frente popular socialista-comunista, como en ésta legislatura que nos toca padecer, para mantener sus prebendas en su “cortijo” andaluz, donde conocemos los miles de millones perdidos en corrupción, empleos falsos de familiares de la casta y legislación autonómica nada coherente y si guerra-civilista contra todo y todos.

Ahora, el Gobierno andaluz, formado por bipartidismo estéril y destructor (PSOE-IU), nos invita a los andaluces a participar en los festines del 28-F. Celebramos, un años más, que somos la región de Europa con mayor paro, más subsidiados y con asuntos muy graves de corrupción que duermen el “sueño de los justos”. También con el de mayor fracaso escolar. Eso sí, no hay subvenciones para, por ejemplo, los colegios concertados que ejercen su libertad de asignar a sus jóvenes-alumnos por sexo, y sí para decimonónicas asociaciones de la más absurda, sectaria y pesada “Memoria Histórica”, entre otras. Por cierto, promesa incumplida al día de hoy por el señor Rajoy, que anunció la derogación de dicha Ley cuando gobernara.

Los  identitarios y social-patriotas no podemos participar de éste festín para celebrar “un día” que nos ha impuesto la casta  del “decretazo” y de “su cortijo andaluz”. Tenemos una oligarquía, dirigida por el PSOE, IU,  UGT y CC.OO de Andalucía, que han creado una “administración paralela” para colocar a sus “amiguetes”,  con el agravante  de que se verán beneficiados al convertirse en empleados públicos sin cumplir los requisitos que debe exigirse para ello.

Los que nos sentimos ante todo españoles, no podemos celebrar una jornada concebida contra el resto de España. Así lo demuestra el bodrio de vídeo para promocionar el 28-F, realizado por los socios comunistas de IU del actual gobierno autonómico, donde solo se dicen falsedades históricas y tópicos pasados de rosca. Además de exaltar la figura “como padre de la patria andaluza” (sic) de Blas Infante.

Había que inventarse un padre y si era “mártir”, mejor. Así nació nuestro “padre” de los andaluces. Los patriotas españoles queremos que nos “deshereden” de dicha paternidad por haber sido nuestro “papuchi” un traidor a España. Además, nuestra casta quiere hacernos creer que los andaluces somos una nación y se les llena la boca hablando de la “nación andaluza”. A Blas Infante, que fue fusilado al principio de la guerra civil española, Alá lo tenga en su gloria, pues nada escribió sobre la tradición e identidad católica del pueblo andaluz.

Blas Infante, más conocido por sus visitas reiteradas al Magreb (cuya miseria al parecer lo dejó prendado),  fue el responsable directo de la creación de la bandera andaluza. Este diseño lo justificó por el verde, (el color del Califato Omeya de Córdoba) y el blanco, (propio del Imperio Almohade), periodos que desde su óptica sectaria fueron dos de las épocas de mayor esplendor de Andalucía (sic). Según esta idea, a la tonalidad de verde elegida se la denominó “verde omeya”, y dicha denominación ha sido reconocida oficialmente mediante el Decreto 212/1983 por nuestra casta de políticos andaluces. Si damos un vistazo a las banderas actuales de los países del Magreb y árabes, encontraremos muchísimas banderas con esas tonalidades.

Nuestra casta política andaluza quiere hacernos comulgar con ruedas de molinos. Sí, esos de los Ere´s y de los cientos de asuntos de corrupción política en treinta y cinco años de pésimos gobiernos, ahora con IU de actor protagonista. Esa corrupción es la que que anula lo esencial de un Estado de Derecho moderno: la seguridad jurídica de nuestros conciudadanos, y más cuando abarca a todos los estamentos de la Junta, desde lo  más alto a la “prebe”política.

Teniendo “padre”, bandera e himno andaluz, ya tenemos autonomía y podemos celebrar nuestro “Día”, como cualquier región de la Unión Europea. Por desgracia, solo tenemos eso y mucha corrupción en Andalucía. Pero nos falta lo principal, dar trabajo a ese más de un treinta por ciento de andaluces en paro (con un cincuenta por ciento de jóvenes buscándo su primer trabajo). Los andaluces solicitamos que se vaya toda esta casta política a las tierras que tanto admiraba su líder Blas Infante. Que se vayan al norte de África, y que unos nuevos “gestores” nos traigan destodo lo que no nos han dado nuestros políticos en estos 35 años de democracia.

Por eso, la mayoría de los andaluces no tenemos nada que celebrar este próximo y absurdo “Día de Andalucía”, que solo sirve para que nuestra casta política egocéntrica se tome unas copas a nuestra salud. Por ello recomendamos a los que puedan que visiten nuestra cultura anterior al islám, como nuestros numerosos monumentos románicos e incluso los restos del Paleólitico de Cádiz o los más recientemente ingenios del azúcar en la Granada del siglo XIX.