Ann Romney está cansada de hacer campaña. Si su marido, Mitt, no gana las elecciones del 6 de noviembre se retirará de la política activa. Así lo ha dicho la esposa del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos en una entrevista al programa de televisión ‘The View’, uno de los más importantes de la programación matinal de EEUU y que está dirigido a un público femenino.

Ann Romney tiene esclerosis múltiple, aunque ha logrado sobrellevar esa enfermedad crónica sin grandes limitaciones en su vida pública y privada. Pero lo que no está dispuesta a tolerar es otra campaña.

La esposa del candidato fue sorprendentemente abierta al admitir que, si bien cree que los estadounidenses elegirán a su esposo, no es descartable que opten por Obama, en cuyo caso Romney “no volverá a presentarse, ni yo haré algo así”, dijo, en referencia a lo que supone una campaña electoral. Unos minutos antes había afirmado: “No quiero volver a hacer esto otra vez”. Ann Romney admitió que había sido “muy duro ir adelante otra vez”, en referencia a la candidatura a la presidencia de su marido. En 2008, Mitt Romney ya trató de presentarse a las elecciones, pero perdió las primarias republicanas.

Mitt Romney lleva entrando y saliendo de la política desde 1994, con resultados más bien malos. Ese año logró subirse a la oleada republicana que tomó el Senado y la Cámara de Representantes y fue pulverizado en las elecciones a senador por Massachusetts por Ted Kennedy.

En aquellos comicios, Romney gastó tres millones de dólares de su propio bolsillo, que hoy serían, ajustados a la inflación, unos 3,6 millones de euros, pero perdió por cerca de 20 puntos. En 2002 logró ser elegido gobernador de Masachusetts, cargo que dejó en 2006 para entrar en la política nacional.

Desde entonces, en un ejemplo de moral inquebrantable, lleva tratando de ser presidente, lo que implica que, en la práctica, éste es su sexto año de campaña. Con semejante carrera electoral, no es de extrañar que Ann quiera un descanso.