El Senado de Estados Unidos saca adelante, por el voto de desempate de Vance, la ley presupuestaria «grande y bella» de Trump
El Senado de Estados Unidos ha sacado adelante, tras una maratoniana sesión de votación de 26 horas, la ley presupuestaria de Donald Trump, denominada como la «ley grande y bella». Pese a que los republicanos tenían una mayoría con 53 de los 100 votos en el Senado, tres de ellos —Susan Collins (Maine), Thom Tillis (Carolina del Norte) y Rand Paul (Kentucky)— han votado en contra, para lo que ha sido necesaria la participación del vicepresidente, J. D. Vance, de cara a romper el empate y sacar adelante la ley.
Ahora, la ley volverá a la Cámara de Representantes, donde se espera que siga conviviendo con un margen estrechísimo —ya fue aprobada en mayo también por un único voto (215-214)— para salir adelante. La votación en el Senado ha supuesto una sesión récord de más de 24 horas, donde había quedado empatada a 50 votos y ha tenido que ser J.D. Vance, que ejerce como presidente de la Cámara Alta, la clave para desempatar. A pesar de que la mayoría de las leyes que se aprueban en la Cámara Alta requieren de una mayoría de 60 senadores, esta ley ha representado una excepción al tratarse de legislación presupuestaria federal, a la que se permite su aprobación a través de un proceso llamado ‘reconciliación’, en el que el texto del Senado deberá ser después adoptado por la Cámara Baja. El límite para aprobarla es el 4 de julio.
Ha sido un proyecto que ha causado muchas disputas internas dentro de los republicanos, siendo las más notorias las críticas que Elon Musk ha vertido sobre Trump acusándole de «destruir millones de empleos». Ayer mismo, el magnate afirmó que quienes apoyen la medida se enfrentarán a un severo castigo político: perder las primarias del próximo año.
La ley, que busca una ambiciosa reforma fiscal, prevé los recortes por valor de más de 900.000 millones de euros a los grandes programas sanitarios públicos —Medicaid y Medicare—, además de la creación de un fondo de 25.000 millones para hospitales rurales o la eliminación de exenciones para proyectos eólicos y solares, lo que ha provocado el rechazo de los demócratas que acusan a la propuesta de «radical» y de deteriorar los programas asistenciales.
En concreto, la ‘One, Big, Beautiful Bill’ (BBB, por sus siglas en inglés) es una ley ómnibus que engloba decenas de propuestas fiscales y de gasto, compuesta por 960 páginas que tratan tres asuntos claves: la rebaja de impuestos, el recorte de gastos y la apuesta por prioridades legislativas. Entre las diferentes ventajas fiscales que contempla está la llamada ‘cuenta Trump’, un desembolso de 1.000 dólares para los recién nacidos que será invertido en bolsa.
Según la Casa Blanca, los recortes de gasto solo afectarán a aquellos programas «de fraude y derroche», pero se estima que casi 12 millones de estadounidenses van a perder su seguro médico, además de las propuestas de reducir los préstamos a los estudiantes universitarios o recortar en un 20 % el programa de cupones de alimentos. La Oficina de Presupuesto del Congreso, encargada de evaluar de manera no partidista el impacto de los proyectos de ley en las finanzas públicas, estima que el texto aumentaría la deuda en más de tres billones de dólares para 2034.
Trump, que ha dedicado sus últimos días a llamar y presionar a los senadores republicanos reacios a sumarse a la ley, obtiene de esta manera otra gran victoria política, después de que hace apenas unos días la Corte Suprema limitase el poder de los jueces a la hora de bloquear las decisiones dictadas por el presidente. Mientras las encuestas muestran que ha perdido apoyo entre la población, el mandatario sabe que se tiene que anotar todas las victorias políticas posibles antes de que el año que viene se celebren las elecciones legislativas que pueden limitar su poder y complicar su mandato. Hasta entonces, Estados Unidos sigue siendo el país donde se hace lo que diga una persona.