Este gobierno convierte en basura todo lo que toca
Lo que prometía ser una noche histórica para España terminó en una de las mayores injusticias jamás vistas en Eurovisión. Melody, con su arrolladora interpretación de “Esa Diva”, dio al público una actuación memorable: poderosa, elegante y con una conexión absoluta con el escenario. Millones de personas en todo el mundo fueron testigos del talento innegable de la artista andaluza, pero ni eso bastó para salvarla de lo que muchos ya llaman un castigo político encubierto.
La controversia estalló semanas antes de la final, cuando la televisión pública española solicitó oficialmente a la organización del festival la exclusión de Israel del certamen, en un gesto que dividió opiniones y generó tensiones internas en la Unión Europea de Radiodifusión (UER). El resultado no tardó en reflejarse en la puntuación: de casi 900 puntos posibles, Melody recibió solo 37.
De los 400 puntos que otorga el jurado internacional, la artista española apenas sumó 27, quedando en una inexplicable posición 24 de 26. Más grave aún fue lo sucedido en la votación popular: todos los votos de los países fueron anulados para España, y únicamente se le asignaron 10 puntos del “Rest of the World”, una cifra que no se corresponde ni remotamente con el fervor global que desató su presentación.
Y es que los números no mienten. “Esa Diva” está a punto de alcanzar los 100.000 videos en TikTok, el videoclip oficial supera los 12 millones de visualizaciones en YouTube, y el show en vivo de la final es el más reproducido de toda la edición 2025. A pesar de esto, la organización de Eurovisión ignoró por completo el fenómeno Melody, en un gesto que muchos perciben como una represalia política, un castigo a RTVE pagado con el talento de una artista que no tenía nada que ver con las decisiones gubernamentales.
Eurovisión no fue justa con España. No fue justa con Melody.
La indignación ha prendido en redes sociales y medios de todo el mundo. Artistas internacionales, exrepresentantes del certamen y periodistas especializados han alzado la voz ante lo que consideran un atropello artístico sin precedentes. Y mientras la UER guarda silencio, Melody se levanta como una verdadera diva, no por la puntuación obtenida, sino por su entrega, su arte y su profesionalismo frente a una tormenta que intentó ensombrecer su brillo.
España vivió en 2025 su mejor actuación eurovisiva hasta la fecha. Y aunque la política quiso robarle la gloria, la historia pondrá a Melody en el lugar que merece: el de una reina que lo dio todo sobre el escenario y que, con el apoyo del público global, se ha convertido en un símbolo de resistencia y autenticidad artística.
Porque cuando una diva brilla de verdad, ni la política más sucia puede apagar su luz.
*Ex portavoz de Vox en Benalmádena