Occidente acaba con el aborto o el aborto acaba con Occidente
El aborto es un moderno y espeluznante comercio globalista de la muerte. Entidades sionistas administran el 50% de los abortuarios en EE.UU. (aunque sólo son el 2% de la población) y ellos conforman las directivas de casi cada grupo activista a favor del aborto. Hay una infinidad de razones para el apoyo y promoción del aborto por parte de entidades sionistas, siendo una de tales motivaciones obviamente la ganancia monetaria. Pero creemos que el principal impulso o estímulo para los azuzadores del aborto es hacer descender dramáticamente el índice de natalidad blanco, exterminando de ese modo a sus principales competidores y disminuyendo el excedente de la población blanca.
Este oscuro canto de cisne, esta matanza de nuestra hermosa gente blanca, tristemente a petición de muchas mujeres blancas que deciden abortar a sus bebés, parece ser un hecho sin importancia que difícilmente produce una pequeña ola en los medios de comunicación, salvo cuando ellos describen a los activistas contra el aborto, muchos de ellos cristianos, como rabiosos y retrógrados, a punto de plantear la teocracia y un estilo cristianizado de la ley islámica sobre el resto de nosotros.
Pero todo lo relacionado con los hedores del sucio negocio del aborto desde el modo en que el debate es enmarcado (siempre irremediablemente unilateral y favorable a los pro-aborto) hasta la precisión sin esfuerzo alguno con la cual los abortistas siguen cosechando grandes beneficios, [cuenta] con una estrategia de “no intervención” de parte de los reguladores gubernamentales, por lo general vigilantes y extremadamente celosos, quienes solicitan solamente trámites burocráticos a otras industrias pero dejan tranquilas a las clínicas de aborto.
Hoy, el principal campo de matanza en Occidente son los abortuarios, donde los niños blancos son exterminados y sus órganos a menudo cosechados y vendidos por dinero y ganancia fáciles, sin la más mínima enérgica protesta de una población euro-estadounidense castrada y privada de derechos.