Jonathon.- El Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. publicó el 1 de mayo una “Revisión integral de las intervenciones médicas para niños y adolescentes con disforia de género”, y es una acusación devastadora del llamado modelo de “atención de afirmación de género” que ha perjudicado a miles de menores durante la última década.

Según el resumen ejecutivo , la revisión “destaca un creciente conjunto de evidencia que apunta a riesgos significativos, incluyendo daños irreversibles como la infertilidad, al tiempo que encuentra evidencia muy débil de beneficio, y que esta “debilidad ha sido un hallazgo constante en revisiones sistemáticas de evidencia en todo el mundo”. El presidente Donald Trump había declarado que la revisión estaría próxima cuando firmó la orden ejecutiva “Protegiendo a los Niños de la Mutilación Química y Quirúrgica” el 28 de enero.

“Nuestro deber es proteger a los niños de nuestra nación, no exponerlos a intervenciones médicas no probadas e irreversibles”, declaró el Dr. Jay Bhattacharya, director de los NIH. “Debemos seguir el criterio de oro de la ciencia, no las agendas activistas”. Quienes contribuyeron a la revisión representaron una amplia gama de puntos de vista políticos, incluyendo médicos, especialistas en ética médica y un metodólogo.

La conclusión de la revisión, que analizó la literatura existente, fue clara: la ciencia y la evidencia acumulada no respaldan el uso de “intervenciones médicas” (bloqueadores de la pubertad, hormonas cruzadas y cirugías) para abordar la disforia de género en los jóvenes. El resumen ejecutivo señala que las autoridades sanitarias de varios países han impuesto restricciones, incluido el Reino Unido.

Sin embargo, el modelo de atención de “afirmación de género” incluye intervenciones endocrinas y quirúrgicas irreversibles en menores sin patología física. Estas intervenciones conllevan riesgos de daños significativos, como infertilidad/esterilidad, disfunción sexual, deterioro de la densidad ósea, impactos cognitivos adversos, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos, trastornos psiquiátricos, complicaciones quirúrgicas y arrepentimiento. Mientras tanto, revisiones sistemáticas de la evidencia han revelado una profunda incertidumbre sobre los supuestos beneficios de estas intervenciones.

Los investigadores, cuyo nombre se ha mantenido en el anonimato por el momento, descubrieron que los estudios existentes utilizados para respaldar la intervención médica en jóvenes con disforia de género están plagados de errores metodológicos y sesgos, y no diagnostican posibles daños, como la infertilidad y la pérdida de la función sexual. En términos coloquiales, esto significa que los menores que reciben atención de afirmación de género podrían perder la capacidad de tener hijos o de funcionar sexualmente antes de tener la edad suficiente para conducir o votar. Sus conclusiones coinciden con las de la Revisión Cass del Reino Unido, que resultó en la prohibición de los bloqueadores de la pubertad para menores.

La revisión analizó 17 revisiones sistemáticas, incluidas revisiones sobre bloqueadores de la pubertad, intervención quirúrgica, hormonas cruzadas, psicoterapia y “transición social”, y concluyó en la página 8 del resumen ejecutivo que:

La evidencia sobre los beneficios de la transición médica pediátrica es muy incierta, mientras que la evidencia sobre sus daños es menos incierta. Cuando las intervenciones médicas presentan riesgos innecesarios y desproporcionados de daño, los profesionales de la salud deben negarse a ofrecerlas, incluso cuando los pacientes las prefieren, solicitan o exigen. De lo contrario, se incrementa el riesgo de daño iatrogénico y se reduce la medicina al consumismo, lo que amenaza la integridad de la profesión y socava la confianza en la autoridad médica.

Los investigadores también observaron que la investigación existente presenta deficiencias, y que estas lagunas en la evidencia se deben, en parte, a sesgos preexistentes. Por ejemplo, si bien los testimonios públicos de quienes se han sometido a estos tratamientos y se han arrepentido profundamente de ellos han sido prominentes en el debate político, existe muy poca evidencia disponible sobre la prevalencia (o ausencia) del arrepentimiento posterior a la transición. El informe señala: «Quienes defienden la transición médica pediátrica afirman que el arrepentimiento es extremadamente raro, mientras que quienes lo critican afirman que es cada vez más común. Se desconoce la verdadera tasa de arrepentimiento y se necesita una mejor recopilación de datos».

La revisión también contradice directamente la afirmación más prominente y eficaz de activistas trans y defensores de la intervención médica y farmacéutica: que estos “tratamientos” reducen la ideación suicida y que, por lo tanto, estas medidas “salvan vidas”. Según los investigadores: “La certeza de la evidencia es muy baja en cuanto al efecto de la cirugía sobre la disforia de género o la incongruencia, la mejora de la salud mental, incluyendo la tendencia suicida y la depresión, y los resultados a largo plazo como la función sexual, la calidad de vida y el arrepentimiento”.

Cabe señalar que, además de la Revisión Cass, un creciente cúmulo de evidencia ha cuestionado casi todas las afirmaciones de los defensores de la “atención que afirma el género”. Por ejemplo:

– En 2018, un estudio impactante realizado por Lisa Littman descubrió que la disforia de género entre los jóvenes era un “contagio social”.

– Un estudio de 2023 realizado por investigadores de la Universidad de Florida descubrió que el 81 por ciento de quienes se habían sometido a cirugías de cambio de sexo en los últimos cinco años informaron haber experimentado dolor simplemente por el movimiento normal en las semanas y meses siguientes.

– Un estudio de 2023 reveló que datos existentes reanalizados indicaban que, para la mayoría de los jóvenes con disforia de género, los bloqueadores de la pubertad no mejoraron la salud mental y, en realidad, alrededor de un tercio la deterioraron.

– Un estudio realizado en 2023 por Oxford Academic encontró que la tasa de “detransición” entre los jóvenes puede llegar al 30 por ciento.

– Dos estudios realizados en 2025 por investigadores canadienses concluyeron que la evidencia en torno al uso de bloqueadores de la pubertad y hormonas cruzadas en menores era tan débil que era imposible determinar si estas prácticas ayudaban o perjudicaban.

La lista continúa, pero los activistas trans en Estados Unidos, Canadá y otros lugares siguen actuando como si ninguno de estos estudios existiera. Los niños están pagando el precio, y como destaca esta última revisión de la evidencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), ese precio es extremadamente alto.