Donald Trump representa la lucha del Bien contra el Mal, de la civilización cristiana contra la ideología woke y el hundimiento moral de Occidente
AD.- La de Donald Trump ya no es una lucha ideológica entre demócratas y republicanos. Lo que está en juego es una lucha entre el Bien y el Mal, entre la civilización cristiana y la ideología woke incrustada en las democracias liberales, destructora de la moral de Occidente.
Jamás hubiésemos podido imaginar que pudieran realizarse campañas de tal envergadura contra el presidente de los Estados Unidos de América. La mafia mediática de dentro y fuera de Estados Unidos no ha cejado en el empeño de desacreditar al hombre que rompió todos los pronósticos al convertir en realidad lo que se antojaba una quimera: arrebatarle por segunda vez la Presidencia del país más poderoso de la tierra a la candidata de las elites globalistas, que controlan más del 90 por ciento de los periódicos, cadenas radiales y canales televisivos en todo el mundo.
Estas campañas utilizan algunos de los argumentos tradicionales de la propaganda de guerra, tal y como los definió en 1928 el político británico Lord Arthur Ponsonby, en su libro Falsehood in Wartime y posteriormente precisados por la historiadora belga Anne Morelli en su obra “Principes élémentaires de propagande de guerre”:
– El señor Trump es una personalidad peligrosa.
– Nosotros defendemos una noble causa, la de los principios de nuestra Constitución –en Estados Unidos– mientras que el señor Trump sólo se preocupa por sus proyectos megalómanos.
– El señor Trump está portándose muy mal porque no sigue nuestras indicaciones, como han hecho todos los presidentes que le han precedido.
– El señor Trump recurre a métodos no ortodoxos.
– Los artistas e intelectuales comparten nuestra indignación.
– Nuestra causa es sagrada.
– Quienes cuestionan a nuestros medios de difusión no son verdaderos «demócratas».
El retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, proclamando y demostrando con sus acciones que el único credo al que esta sujeta su presidencia es el americanismo y no el globalismo, tuvo en seguida un efecto inmediato sobre el sistema nervioso de las élites financieras, sus mariachis de Hollywood, sus oenegetas siempre ávidas de dinero y sus putas mediáticas a uno y otro lado del Atlántico.
Lo mejor que podemos destacar de Donald Trump es el mérito de tener tan rabiosamente en contra a tantos y tan grandes canallas. Que sus principales órdenes ejecutivas coincidan con lo que prometió a los electores durante la campaña, no parece haber conturbado la sensibilidad democrática de los que se erigen hoy en paladines de la libertad. Hasta en ese punto, Donald Trump está resultando ser un presidente radicalmente transgresor. Que un mandatario cumpla lo que promete a su pueblo está resultando demasiado turbador para un sistema donde las decisiones y los acuerdos se establecen casi siempre a espaldas de lo que ese mismo pueblo, y no las élites, haya elegido.
En 2017, antes de que Trump entrara por vez primera en la Casa Blanca como su inquilino, una muchedumbre tomó las calles de la capital del país para reclamar que se alterara la voluntad popular. Descubrimos que una de las organizadoras de “la marcha de las mujeres contra Trump” era Linda Sarsour, una activista islámica cercana a Hamas y promotora de la sharia.
El progresismo se disfraza como nosotros para destruirnos, de la misma manera que en ONGs, redes sociales y manifestaciones progres podéis encontrar a mujeres islamistas haciéndose pasar por feministas, e incluso haciéndose pasar por católicas. La hembra del cuco pone sus huevos en el nido de la lechuza, pues al ser físicamente parecidos, la lechuza no se da cuenta y cree que son suyos propios y los encuba. Pues lo mismo.
Donald Trump prometió a sus millones de votantes una América americana y no mundializada. Eso significa tener que tomar medidas que sirvan de muro de contención contra el progresismo destructor de los pueblos de raza blanca y también contra la corrupción política y científica. La ideología de Donald Trump está basada en el “nativismo”, que se caracteriza por defender los valores morales tradicionales de la sociedad norteamericana (allí conocidos como “familiy values”) y también por tener como patrón referencial la sociedad americana de los años 50 y 60 del pasado siglo, cuando EE.UU. era un país próspero y con una población de raza blanca abrumadoramente mayoritaria. La hercúlea tarea que Trump tiene por delante no consiste únicamente en enderezar el rumbo económico de su nación (los resultados económicos en su primer mandato fueron espectaculares hasta la llegada del Covid), sino en destruir los perversos planes de las altas esferas para acabar con la América que retoza en cada iglesia, en el trabajo colectivo de cualquier comunidad rural, en el fuego del hogar que aglutina a las familias, en cada interpretación country, en la fuerza de la razón y también en la razón de la fuerza. La gigantesca tarea que Trump nos concierne a todos. Del resultado de su lucha contra la ideología woke, promotora del ateísmo, el aborto, el sincretismo cultural, el multiculturalismo, las ideologías de género y la disolución de las identidades nacionales, dependerá nuestro destino histórico. Por ello no hay tarea más importante que tengamos por delante que la de servir de contrapeso a la descomunal fuerza a la que nuestro héroe americano tiene ya que enfrentarse.
La envergadura de su proyecto antiglobalista es de tal calado que ya ha obligado a los poderes mundialistas y a sus tontos útiles a desprenderse de sus caretas y mostrarnos sus verdaderos rostros. Y ahí los tenemos, debidamente conjurados contra Trump y en contra de cualquier otra forma de vida que la que unos pocos nos proponen. A los enemigos de su proyecto, que es también el nuestro, mal les deben ir las cosas cuando han obligado a los representantes de la mafia mediática a recurrir al victimismo.
Y quien habla de la mafia mediática habla también de esos representantes de la fanfarria hollywoodiense. Azuzan teatralmente a las masas para que se rebelen contra los planes antiinmigratorios de Donald Trump, mientras ellos y ellas viven pertrechados en sus lujosísimos territorios de Beverly Hills, a salvo de las intromisiones que defienden para otras zonas de los Estados Unidos. Y quien habla de los actores habla también de los jueces y burócratas, que han vivido durante décadas del dinero público vitalicio, a cambio de elaborar y aplicar normas tóxicas contra el pueblo. No soportan que los votos de la gente sencilla les hayan desposeído de sus prerrogativas palaciegas. Y quien habla de estos corrompidos funcionarios habla también de los representantes de la prensa.
Hace unos años tuvo lugar en las calles de Washington la mayor manifestación antiabortista que se recuerda. Ni una sola mención en los medios. Y si la hubo fue para demonizar a los cientos de miles de manifestantes, llegados desde todos los rincones del país, por la presencia entre ellos del entonces vicepresidente Mike Pence. De la corrupción y prostitución de la prensa europea y de Estados Unidos, poco más podríamos apuntar que ustedes no sepan. Tal vez ha llegado el momento de encauzar nuestra indignación proscribiendo de nuestras casas y de nuestras vidas la presencia de estas “deshonestas” voces siempre al servicio de sus amos y de nuestra destrucción colectiva.
Donald Trump, sin embargo, no sólo está poniendo al descubierto las vergüenzas de la profesión periodística. El procaz sectarismo que ésta acredita está permitiendo que millones de personas se liberen de las anteojeras que siempre han llevado. Los medios del planeta están dando visibilidad a las voces detractoras contra Trump, pero no duden ustedes de la existencia de una mayoría silenciosa, en Estados Unidos fuertemente armada, que está dispuesta a romper todas las espitas de la corrección política para que el caudal de su inmensa indignación anegue a sus causantes. A la “cruzada” planetaria contra Trump, se han unido, cómo no, los representantes de esa Iglesia tan secularizada y progresista que lidera Francisco I. Cuando leemos a muchos purpurados arremeter contra Trump por su anuncio de frenar la invasión migratoria procedente de México, nos preguntamos por qué el Vaticano no predica con el ejemplo y deja que en sus amplísimos y vacíos aposentos hallen acomodo al menos una parte de los “sin techo” y pobres de solemnidad que salpican las calles de Roma. ¿Por qué se opone la oficialidad de la jerarquía católica a que un país como Estados Unidos decida defender sus fronteras y también quiénes deben entrar y quiénes no? Si tan ardorosamente defienden el derecho de cualquiera a vivir dónde y cómo les plazca, por qué no comienzan predicando con el ejemplo y abren sus palacios episcopales, sus desocupados seminarios, sus colegios elitistas y sus iglesias, a toda esa legión de yonquis, desahuciados, sin papeles y menesterosos que tienen que dormir al raso en nuestras ciudades.
Si la Iglesia quiere apadrinar la invasión mexicana de Estados Unidos, como ha apadrinado la invasión islámica de Europa, que no se refugie por más tiempo en circunloquios tan falsos como la falsa caridad que predica. La jesuítica sabiduría del papa Francisco debería conocer que hay un tiempo para sembrar y otro para recoger. Que hay un tiempo para construir puentes y otro para levantar muros, sobre todo cuando la Civilización es amenazada por los nuevos bárbaros.
Su jesuítica sabiduría olvida los “silencios sangrantes” de sus admirados Juan XXIII y Pablo VI ante los muros- con “vopos” incluidos- que los regímenes marxistas levantaron por doquier para evitar que sus ciudadanos huyesen del terror rojo. Seguro que el papa habría dicho eso “de no soy yo nadie para juzgar” a los marxistas; esos que masacraban cristianos igual que ahora hacen los musulmanes, sus indignos herederos.
Sí. Cuando una Civilización es fuerte puede prescindir de muros, pues su misma fortaleza le garantiza la seguridad y la inviolabilidad de sus fronteras, ya que que nadie osaría cruzar sus límites de manera ilegal. Una Civilización que tenga la suficiente fortaleza para garantizar que sus fronteras no serán violadas por terroristas fanáticos, criminales, violadores, narcotraficantes, maras, asesinos y toda la amplísima gama de indeseables pretendiendo imponer su salvaje y anticristiana vida.
Nuestra Civilización ha sido debilitada por el buenismo, el relativismo, la apostasía y la cobardía más extrema. Debilitada porque el enemigo no solo viene de fuera, sino porque también está dentro, comenzando por estos pastores cristianos tan modernos, que profesan la religión de lo “políticamente correcto”, para escándalo y confusión de sus cada vez más escasos fieles. Se han empeñado en convertir la Iglesia en una sucursal filantrópica de la masonería, en una “onejeta” de bazar de caridad, ignorando a propósito la salvación de las almas, y sin otro propósito que alimentar los cuerpos de los que quieren exterminarnos, como ya ocurre en los países donde son mayoría.
La jesuítica sabiduría del papa nunca alcanzó a condenar el apoyo de la Administración de Biden al aborto. O cómo subvencionaba las trituradoras de vidas inocentes en otros países. Nunca.
Más clamoroso es su jesuítico silencio ante la política pro-vida del Presidente Trump, lo que desboca los planes mundialistas para el recambio poblacional en los países de mayoría cristiana y de etnia blanca.
La jesuítica sabiduría de Francisco debería comprender la utilidad del principio cristiano de la “legítima defensa”, que no solo es un derecho, sino un deber y no un capricho de los estados soberanos, en tanto garantes de la seguridad de sus ciudadanos. Todo sea por contentar a los amos del momento, ¿verdad, Santo Padre?
En resumen, cada vez estamos más convencidos de que la llegada de Trump al poder no ha sido un capricho de la Historia, sino el regalo providencial que la sobrenaturalidad ha querido hacer al país más importante del Occidente cristiano, acaso como nuestra última oportunidad de cristalizar en un nuevo y operante orden moral lo que hoy se halla difuso y gaseoso. Defender la obra de Donald Trump es no sólo nuestro deber, sino un imperativo moral que da sentido al esfuerzo y el sacrificio de nuestros antepasados. Nosotros somos la única razón de que hayan existido.
Pinche aquí: Señor Trump, le propongo que compre Cataluña por un euro (artículo publicado en 2019)
No veo a Trump y sus millonarios tecnocastas como lideres del bien contra el mal. Los que juegan a controlar nuestros movimientos, los que saben todo de nuestras vidas, los que controlan nuestra libertad, los que quieren hacer el hombre maquina, que la mente humana esté gobernada por la IA etc….si esos son los adalides de la libertad y el bien, prefiero tirarme de un tajo. Cual cuerda preferimos para colgarnos?, los millonarios de Trump o los millonarios del NOM?. El hombre ha elegido al dios Mammon y de ahi no sabe salir,. Dios mio ven pronto a liberarnos de… Leer más »
Una imagen que lo dice todo.
Ver llorar y escupir odio de esta generación agilipollada Woke hacia Trump, la verdad que me causa UNA GRAN satisfacción. Anda y que les den!!
Pero otra vez con la cultura woke. Que tendrá que ver la p**a mie**da de lo woke con esto! Como dice Lostrego, les han entregado el poder a la oligarquía que controla todo, medios, redes sociales, opinión pública, y ahora el IA.
Son multimillonarios que no buscan ningún bien, ningún interés público, solo beneficiarse su bolsillo. Es que con cuatro soflamas como woke, agenda 2030, pizzagate y demás estupideces han nublado el sentido de millones de personas.
Ese el el triunfo de la civilización cristiana??? En serio? Dígame algún argumento que lo corrobore
De nuevo:
“La ética protestante y el espíritu de lo woke.
El fervor moral del progresismo contemporáneo debería entenderse como una herencia del evangelio protestante. Al centrarse en la disculpa pública y el privilegio blanco, los progresistas están librando la guerra de clases equivocada.”
https://letraslibres.com/revista/ian-buruma-la-etica-protestante-y-el-espiritu-de-lo-woke/
Vaya y lea, por favor.
Este artículo es verdaderamente una clase de visión política, de sentido común, de racionalidad, de coherencia, de riqueza histórica y además es la pura verdad. De acuerdo 100X100 con todos sus párrafos… Articulo para guardar y releer.
Una clase de vision politica este articulo? Encumbrar a quien nos lleva al control total de la persona humana? Léase la entrevista a Franco de esta misma web, eso es una clase de politica.
Si, de acuerdo…y este artículo también…o solo puede haber uno ?
Acabo de ver a Sánchez en directo en el WEF Foro Económico Mundial, decirle a Musk: ” Ven aquí o yo voy allí a tu casa, te voy a partir la cara”…más o menos así. Ustedes ultraderechistas sois unos rajaos, este tío es un tío con un par de pelot*s de verdad !!. Alguien sabe de un vuelo barato mañana pa Madagascar?. Este tío nos tiene secuestrados a los 47.845.762 españoles y residentes y nos va buscar la ruina a todos. Le da igual, por tapar su corrupción amenaza a Musk. Vamos al conductor del evento del WEF le temblaban… Leer más »
Civilización cristiana? Pues la obispa de Washington le ha sacado los colores.
Ah claro, que es una peligrosa activista de extrema izquierda. Respetar la dignidad humana debe ser algo de wokes no? Jamás he leído en ningún texto bíblico que haya que amar al prójimo, ser generoso y bondadoso, ayudar a los necesitados…no no, eso no es civilización cristiana, eso es marxismo verdad?
Supongo que la editorial de este periódico identifica civilización cristiana con poder absoluto para los más ricos y muerte y maltrato para el necesitado y el diferente.
La lucha de la civilización cristiana contra el mal…me descojono!
No hay Obispas en la Biblia, Inés. Avispas sí. Un montón.
Obispa????? jajajaja madre mia, lo que hay que leer…
Si, de la Iglesia protestante. La misma que profesa la mayoría del equipo de Trump. Por lo visto en esa iglesia no hacen distinción de sexo. Deben pensar que no es obstáculo para nada. Cosas de los cristianos protestantes, que locos verdad?
Protestantes???? Si, mucho nos tienen que enseñar los Anglos sobre cristianismo no te jode!!
Con el permiso del amigo Roberto: “La Administración de Trump será la más católica de la historia de EEUU”. https://gaceta.es/estados-unidos/la-ii-administracion-de-trump-sera-la-mas-catolica-de-la-historia-de-eeuu-20250101-0820/ Ve y lee. Y hay protestantes muchos digamos la mayoría, que no aceptan a mujeres no ya al pastorado o sacerdocio sino ni en puestos de liderazgo. Como ocurre con la denominación protestante más numerosa de España, las Asambleasvde Hermanos. De origen británico. Su fundador el norirlandés John Darby. Siglo XIX. Este nombre te suena verdad?. Sí, es el mismo que metió la falsa doctrina del Arrebatamiento pretribulacional – ya sabes, que los verdaderos creyentes serán desaparecidos de la Tierra… Leer más »
Buen analisis Nómada si señor!!
De nada Roberto, a mandar. Saludos.
No no, si yo soy católica.Si que comparto algunas tesis protestantes, pero tampoco se puede generalizar porque son un crisol de ideas, algunas muy disparatadas si.
Pero entonces ,si la decadencia de los anglosajones y su visión del cristianismo es tan evidente, como argumentar que su triunfo sea el del cristianismo frente al mal? Eso es lo que reza el artículo.
Resumidamente, porque las élites culturales y económicas de allí están abandonando el protestantismo y abrazando el catolicismo. Este proceso es lento pero continuo. Debido a varias razones.
Que incoherencias ha escrito usted !!!…Tiene demasiada confusión, debería leer más y mejor. Usted es un producto de la maquinaria de lavar cerebros de la cultura izquierdista-woke
Incoherencia? Porque es una obispa? Acaso no conoce algo que se llama Iglesias protestantes? Si, esa fe que profesa una inmensa mayoría de norteamericanos que votan a Trump. Ellos tienen líderes religiosos mujeres y no parece importarles mucho.
O es incoherencia que desde el mensaje de Dios se llame a los gobernantes.a proteger la dignidad de los seres humanos.? Acaso Jesús dijo matar a los inmigrantes, perseguir a los desheredados, matar de hambre al hambriento? Creo que no
Y que tiene que ver eso con la cultura wokes? Es su única respuesta, su único argumento?
Con el permiso del amigo Beturian:
“La ética protestante y el espíritu de lo woke.
El fervor moral del progresismo contemporáneo debería entenderse como una herencia del evangelio protestante. Al centrarse en la disculpa pública y el privilegio blanco, los progresistas están librando la guerra de clases equivocada.”
https://letraslibres.com/revista/ian-buruma-la-etica-protestante-y-el-espiritu-de-lo-woke/
Vaya y lea. Está interesante.
Hay mucho cristianismo protestante woke.
Se lo digo yo.
Ok… le comprendo
Mateo 25:35-40
Juan 4:7