LR.- En una de las semanas más aciagas para Pedro Sánchez, el presidente del Gobierno ha cargado en varias ocasiones contra Isabel Díaz Ayuso. En el Congreso, la puso a la cabeza de su particular abecedario de la corrupción en el PP y, después, pidió su dimisión tras calificar a la pareja de ésta de «delincuente confeso». La imputación del fiscal general del Estado por un presunto delito de revelación de secretos que afecta al novio de la presidenta ha provocado un enorme problema a Sánchez y una gran satisfacción en el entorno de la mandataria madrileña, que ha redoblado sus ataques al Gobierno.

La hostilidad contra Ayuso ha marcado la agenda del presidente, que desde Bruselas continuó con la ofensiva pidiendo la dimisión de Ayuso. No ha encajado bien Sánchez otra «derrota» contra ella, según se malician en la Comunidad de Madrid. «Está obsesionado con Ayuso porque le pone contra su espejo», ha subrayado el número dos en Sol, Miguel Ángel García Martín, que ve al presidente «muy nervioso» porque «está acorralado por la corrupción» con «casos que afectan a su familia, a su Gobierno y a su partido».

Con su mujer, su hermano, su antigua persona de confianza, José Luis Ábalos, en el centro de las investigaciones, además de empresarios y asesores, Sánchez se ha lanzado a pedir la dimisión de Isabel Díaz Ayuso como mantra de despiste mientras pasa la semana maldita. Así lo ven en el PP de Madrid, donde aseguran que la mandataria se encarga de que el órdago para desviar la atención no prospere. En efecto, la presidenta ha desplegado toda la artillería dialéctica contra Sánchez.

«Tiranos, estalinistas, mafiosos, caraduras», son sólo algunas de las críticas lanzadas por la popular esta semana en la Asamblea de Madrid, donde denunció lo que cree que es un ataque directo hacia su persona por parte de las instituciones del Estado.

La presidenta se refirió al caso de su pareja argumentando que «los poderes del Estado han actuado de forma abusiva contra personas particulares, violando su derecho a la defensa. Ya han condenado políticamente y mediáticamente con un escarnio desde hace un año, y nadie les defiende», dijo. «Que se sepa, el ciudadano español está indefenso ante este Gobierno que utiliza prácticas mafiosas», advirtió mientras subía los decibelios al arremeter contra la mujer de Pedro Sánchez que «utilizó La Moncloa sin tener ningún tipo de preparación ni laboral ni académica».

El presidente del Gobierno defendía al fiscal general del Estado «por hacer su trabajo» mientras exigía la cabeza de Ayuso. «El fiscal está imputado pero el autor intelectual es el presidente del Gobierno», aclaró García Martín, quien cambió la corriente del despiste pretendida por Sánchez y pidió la dimisión del presidente. «No puede seguir ni un minuto más al frente del Gobierno. Es un bochorno», dijo en declaraciones a Telemadrid.

El «puto amo», como se refiere a él Óscar Puente, ha pasado a ser el «señor 1». Al menos así lo ha bautizado el PP en alusión a las referencias recogidas en las investigaciones sobre el caso Koldo y sus satélites. Ayuso ha querido explotar la referencia de uno de los whatsapp recogidos en los informes y que presuntamente hace alusión a Sánchez. «El señor 1 de todas las tramas de corrupción que están asolando España se atrevió desde el Congreso a difamarme nuevamente, así que aquí le pienso responder porque si tenemos que hablar de la corrupción de la A a la Z no vamos a comenzar por Ábalos y vamos a acabar por Zapatero. Vamos a hablar de la B: de Berni, Barrabés y de Begoña», dijo durante su intervención en la Cámara madrileña.

La oposición preguntó sobre educación y vivienda pero la escalada en la hostilidad opacó una vez más el debate regional. Los ministros «multipropietarios» del Gobierno centraron la atención en la semana en la que se conoce el tasazo de la basura de Pedro Sánchez que afectará a los precios del alquiler.

La presidenta madrileña ha puesto el foco en el Gobierno de España como ejemplo de incongruencia entre lo que defiende y lo que muchos de sus ministros practican. En concreto, ha criticado que 24 viviendas estén en manos de 7 ministros, tres de Yolanda Díaz. Denunció la «tomadura de pelo» de la vicepresidenta que «vive en un piso de 443 metros, pagado por los españoles, mientras tiene otras tres viviendas», lanzaba a la portavoz de Más Madrid, Manuel Bergerot. «La propiedad es sagrada», le espetó después de aventurar que «lo único que se va a conseguir es acabar en los tribunales porque la vivienda es un derecho en este país».

El asunto ha derivado en otra respuesta de Ayuso a Sánchez después de que éste anunciara un bono alquiler para jóvenes criticado por todos los sectores. El bono vivienda ni resuelve el problema de la escasez de inmuebles, ni es efectiva, ya que llegaría sólo a 11.000 jóvenes. Estos son los cálculos anunciados por la dirigente madrileña, que reveló que únicamente en la Comunidad hay 1,3 millones de personas entre los 20 y 35 años.

Sánchez ha pasado de anunciar miles de viviendas a prometer un bono para 11.000 jóvenes en España. Zapatero regaló 10.000 pares de zapatillas Keli Finder para que los jóvenes buscaran piso. La ministra Isabel Rodríguez pidió solidaridad a los arrendatarios para con los inquilinos, haciendo recaer la responsabilidad de la Administración en los propietarios, y su antecesora, María Antonio Trujillo, financió la producción de zapatillas para que los jóvenes patearan las ciudades buscando piso.

Ayuso ha recordado que la receta que debería seguirse para atajar la crisis de vivienda es «más libertad» para que los propietarios de los inmuebles se «animen a poner su casa, que es su propiedad, en el mercado del alquiler». En cambio, ha reprochado los «ataques» del Ejecutivo contra los arrendadores y también contra las empresas. Ha acusado a la izquierda de «multiplicar la inquiokupación, los desahucios y atacando la oferta».

También al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida ha denunciado esta semana que el «tasazo» de labasura de Sánchez incrementará los alquileres. El regidor ha afirmado que «los inquilinos tendrán que asumir una tasa que en estos momentos no existe en la ciudad de Madrid y que va a encarecer los arrendamientos», ya que serán los inquilinos quienes la «tendrán que asumir». Almeida ha anunciado que está estudiando una rebaja fiscal que permita paliar el «sanchazo» y ha puesto a trabajar al Área de Hacienda para redactar las ordenanzas fiscales pertinentes.