Nadadores trans prefieren competir contra mujeres y rechazan una nueva categoría
Oriana Rivas.- Pasar de ocupar las últimas posiciones de una categoría o deporte, a probar las mieles del éxito rompiendo récords y superando a todos los demás competidores, se convirtió en algo común para personas como Lia Thomas. Nació varón, pero a sus 20 años inició un proceso hormonal para la reasignación de sexo y así, denominarse mujer.
Desde ese momento Thomas estableció nuevos récords en categorías femeninas de natación, desplazando a las mejores deportistas mujeres. Más tarde, la National Collegiate Athletic Association (NCAA) le entregó´el premio a Mujer del Año en 2022. Este es hasta ahora el caso más polémico dentro de una tendencia que ha llegado a otras disciplinas como el surf y el atletismo.
En medio de todo lo que está ocurriendo, World Aquatics, la federación que regula las competencias de natación internacionalmente, abrió en agosto pasado las inscripciones para una categoría llamada “Open” (“Abierta”), destinada solo a competidores transgénero y se estrenaría durante la Copa Mundial en Berlín. Sin embargo, la idea fracasó porque nadie se inscribió. Lo cual deja un fuerte mensaje y es que entre los atletas que pasaron a percibirse como mujeres no hay intenciones de dejar de triunfar en cada uno de los ámbitos deportivos en los que incursionan, apelando a su identidad de género.
Ventaja biológica
World Aquatics había establecido que los deportistas trans elegibles “necesitarían estar afiliados a una federación nacional y se les dará la flexibilidad de participar individualmente, para su club, equipo o como miembros de una federación nacional”. Es decir, se dieron condiciones para las personas que quisieran competir.
Sin embargo, parece difícil convencer a alguien que catapultó sus números por cambiar la percepción de su propio género.
Aunque el nadador estadounidense no figura para dicho evento, sirve como ejemplo ya que cuando se identificaba como hombre, se ubicaba en la posición 65 en los 500 metros estilo libre de competencias universitarias; pero una vez identificado como mujer y cambiar de categoría, llegó al primer lugar.
Las deportistas desplazadas, junto a otras compañeras del equipo de natación de la Universidad de Pensilvania escribieron una carta: «Apoyamos totalmente la decisión de Lia Thomas de transicionar de hombre a mujer. Sin embargo, Lia tiene una ventaja biológica injusta en el deporte. Ha sido extremadamente difícil para nosotras ser derrotadas por alguien que compite con ventaja por tener una fuerza, una altura y una capacidad pulmonar propia de los hombres».
Acá es cuando vienen los cuestionamientos ¿Por qué la resistencia de inscribirse en una categoría destinada a otras personas que cambiaron su sexo? ¿Hay temores de perder las glorias alcanzadas? Lo que demuestra este episodio de la World Aquatics, es que después de todo, no existe tal “igualdad” pregonada por la moda progresista. Después de todo, no hay entusiasmo por competir con semejantes.
El caso de Iszac Henig
La atleta Selina Soule, la nadadora Railey Gaines y muchas otras deportistas vienen remarcando que más allá de cuestiones ideológicas, hay pruebas de cómo la biología entre hombres y mujeres cambia también los estándares competitivos.
Hay un caso que ilustra a la perfección este asunto: Iszac Henig pasó de verse como mujer a hombre y por ende, cambió la forma en la que compite. En el año 2018 se coronó campeona de las competencia de la Sección de la Costa Central (organismo rector del atletismo de escuelas secundarias de California) en las categorías femeninas de 50 y 100 yardas de estilo libre. También obtuvo el segundo y cuarto lugar en los campeonatos estatales.
Todo cambió en 2021 cuando se hizo la doble mastectomía y se declaró hombre transgénero. Pasó entonces a quedar en el puesto 79 de 83 competidores en su primera carrera ante varones. Hizo los mismos tiempo de cuando se percibía como mujer, pero las exigencias eran otras. Quizás a eso temen quienes no se terminaron inscribiendo en la nueva categoría creada por World Aquatics.
Tipico de seres anormales y cobardes, saben que en su categoria normal jamas van a destacar
SON LAS DEPORTISTAS LAS QUE DEBERIAN NEGARSE A COMPETIR SI ESE TRANS SE INSCRIBE . ELLOS SON UNA VERGUENZA Y ELLAS POR PERMITIRLO .
Acabarán con el deporte femenino de élite, lo cual no es malo, pues en una sociedad normal, las mujeres tendrían como principal meta en su vida formar una familia, no ganar una medalla. Me temo que una medalla no la cuidará cuando sea mayor y tenga osteoporosis, artritis o reuma. Si el alzheimer o el parkinson la convierte en una mujer que necesita ayuda de sus familiares, no será una medalla o una copa quien le cuide. Sus hijos si. Un saludo.
Los deportistas de élite tienen unos genes especialmente buenos, de eso trata el deporte femenino, de conseguir que esas mujeres con una herencia genética extraordinaria pasen toda su vida fértil dándole patadas a la pelotita en lugar de tener niños tan buenos como ellas y sus parejas. Si alguien se ha de reproducir que no sean los mejores.
Cuando la estupidez habla por si misma, la sensatez debe callar y separarse pues la estupidez se contagia.
Esta cara de búfalo, habría que darle una patada entre las piernas para saber a que se agarra. Lo pueden llamar trans o llamarles como gusten esta sociedad que perdió el norte. Para mi es un anormal que la ley permite conducir competir con mujeres usar los baños de las señoras hacerse llamar Rosario cuando en realidad se llama Juan, dejar que camine libremente entre humanos y tenga la osadía de dirigirse a los humanos como si fuera uno de ellos. Es un aborto fallido que no tiene cabida entre nosotros aunque Irene Montero y el saco Pam, digan que… Leer más »