¡Negreros!
José Enrique Villarino.- El pasado miércoles conocíamos el naufragio de una macro patera en el mar Jónico, en la cual murieron más de ochenta personas, en torno a 100 rescatadas y un número indeterminado de desaparecidos. Se estima que en esta embarcación viajaban hacinadas hasta setecientas cincuenta personas. Una inmensa tragedia.
Ni los piratas británicos del siglo XVII-XVIII, ni el Queen Anne´s Revenge de Barbanegra que era el terror de los océanos, eran tan crueles como la piratería de humanos que se practica en nuestro mar Mediterráneo, con la complacencia de todos. Por supuesto que bajo el eufemismo «todos» entra el todavía nuestro desgobierno y el partido delincuente y criminales colegas que lo sostienen, así como casi todos los asquerosos burócratas de la Unión Europea, llenos de prebendas y corrupción hasta las trancas.
Hay tres tipos de negreros: los que en la práctica llevan a cabo el trasiego de inmigrantes como si fuesen bestias, apiñadas en embarcaciones de desecho, a las que dejan al pairo en mitad de una supuesta travesía, para que sean recogidas por otros negreros todavía de peor calaña, que responden, eufemísticamente también, a la denominación de ong´s, que la gente asocia a angélicas y caritativas organizaciones humanitarias. El tercer tipo, son los que están detrás de estas organizaciones y quienes las autorizan, promueven y subvencionan con nuestro dinero.
Quienes los transportan, las ong´s, los gobiernos y la UE, son auténticos criminales sin paliativos, porque no quieren poner fin a estas matanzas de gente engañada que para buscar mejor vida, se tiran al mar, después de pagar lo poco que tenían y arriesgarse a morir ahogados. Así es esta Europa de desecho en que ha acabado aquella idílica Europa de raíces helenas, romanas y cristianas. En este vertedero, en esta escombrera de ignominia, basura intelectual y corrupción.
Este negocio de la muerte les importa un pito. Frontex, organismo teóricamente dedicado a la protección de nuestras fronteras permanece silente, callado e inactivo desde su creación hasta hoy mismo. Pero, me pregunto, cómo no van a callar y darse golpes de pecho, si nuestros obispos, en esa Conferencia anti-Episcopal, miran para otro lado y a lo máximo que llegan es un «editorialito» de medio minuto en la cadena Cope.
Aquí, hemos llegado con Pedro I el Déspota a recibir, gracias al efecto llamada que pagamos todos, a casi 300.000 inmigrantes ilegales en los cinco años de su reinado, con los falsos menas robando bolsos a las ancianas, vagando por las calles, esnifando pegamento y violando a troche y moche a toda mocita que se les pone por delante todos los fines de semana, mientras se llenan los bolsillos las falsas ong´s a las que se encarga su custodia. Todo ello, a razón de casi 5.000 euros mensuales per cápita, que ya quisieran para sí hasta los pensionistas que cobran la pensión máxima. Los adultos, buscándose la vida como pueden en lo legal y lo ilegal, a muchos de los cuales damos de comer, sanidad, piso gratis, escuela y comedor a sus hijos. Todo gratis total.
Mientras, la Seguridad Social reventada, el Estado en quiebra por el billón y medio de euros que debemos a los grandes fondos de inversión, las pensiones impagables, no ya a nuestros nietos, sino a nuestros hijos y la gente tan contenta por la calle, anestesiada por los medios de propaganda atiborrados de subvenciones que les pagamos todos. Somos un país de ignorantes, la gente, cuando es encuestada y preguntada por las cuestiones más elementales, o pone cara de haba, o suelta la mayor necedad, consecuencia del detritus de enseñanza que han recibido. Les hablo desde los diecisiete hasta los de sesenta y cinco años, unos por lo dicho y otros porque no tuvieron ocasión de escuela.
Así nuestro patio, Pedro I el Déspota, su partido, la chusma que le apoya y hasta la «derechita cobarde» se apuntan a un buenismo absurdo e inviable de la inmigración ilegal. La última de la Unión Europea es la de establecer cuotas por países para repartir inmigrantes y el Déspota ha bajado la cerviz y acepta cuanto, cómo y dónde le diga el magnate globalista Soros, que fue al primero que recibió nada más ser nombrado presidente, al que visitó varias veces y de cuyo hijo y heredero es amigo y colega.
Hoy, buena parte de los negreros visten traje y corbata, se sientan en poltronas de poder, alimentan con los los restos de sus platos a un periodismo lacayo y todos se rasgan las vestiduras, como plañideras falsarias, cuando ocurre una tragedia como esta y los cientos más que ocurren a diario. Nadie, ni las Armadas de nuestros países defienden ya nuestras fronteras.
La islamización y africanización de Europa está servida. ¡Malditos negreros!