Hoy en día, por suerte, hay muchas opciones de disfrutar de los destinos de una forma única e independiente.

Al margen de los paquetes que preparan las principales agencias, internet ha traído consigo una ventaja añadida: descubrir en cada ciudad planes alternativos que, fuera de lo más habitual, permitan al turista enfrentarse a la realidad de la sociedad que vive allí.

Al igual que no se puede ir a París sin disfrutar de un bistro, es innegociable bajarse del avión, optar por una agencia de alquiler de coches en Tenerife y comenzar allí la aventura disfrutando de la gastronomía en un guachinche de verdad.

Se tratan de establecimientos muy típicos, habitualmente dirigidos por familias dedicadas al campo y donde es más importante lo que hay en los vasos que en el plato – aunque es seguro que no habrá queja -. 

Para disfrutar de esto basta con apostar por el alquiler de turismos en Tenerife y excursiones en coche en Tenerife como alternativa a los planes cerrados de otro tipo de viajes y dirigirse hacia Santa Úrsula, una localidad norteña donde hay casi un centenar de guachinches.

Tenerife tiene unas playas tan maravillosas que atraen a todo tipo de turistas llegados desde todos los rincones del mundo pero, ¿y si se quiere una piscina? La apuesta por disfrutar de las que disponen de bandera azul como las de bajamar son un acierto directo puesto que es una opción original, segura, cuidada y distinta de disfrutar del agua del mar.

Es hora de descubrir también su orografía y nada como aparcar el coche y adentrarse, probablemente en kayak o bien en una embarcación que se alquile, los acantilados. Tenerife está rodeada de una magia única que permitirá incluso navegar rodeado de delfines en sus mejores días.

Finalmente, se trata en realidad de disfrutar de la libertad que ofrece el disponer de un vehículo a demanda para disfrutar en cada momento de lo que apetezca. Por ejemplo, ver las estrellas alejado de los centros urbanos o incluso en el Teide es otro de los planes que quien llega hasta Tenerife no debe perder.