Preocupación en las altas esferas por la movilización del electorado patriota, engañado con insistencia por Vox, en torno al liderazgo de Macarena Olona
AD. La inmensa desilusión que ha causado el cuasi teocrático partido de Santi Abascal en la mayor parte de la militancia ya le está pasando factura. Los 52 escaños que, de momento, posee en el Parlamento, colmaron los más íntimos deseos de su dirigencia y lo siguen haciendo. Pasta gansa y llevárselo crudo. No se trataba más que de eso, de que el staff de Vox asentara bien sus posaderas en las moquetas del parlamento nacional, tal vez en algunas autonomías y… ¡pelillos a la mar!, que con eso ya se vive, y muy bien, por cierto.
La disidencia controlada ha cumplido con las expectativas de sus amos: un nuevo desengaño para los que no se chupan el dedo y han sentido en sus propias carnes la displicencia y el desprecio de las jerarquías del partido verde. Tras varios años, todo son gestoras provinciales y locales, controladas hasta hoy por la mano férrea de Ortega Smith, con el inconfesado objetivo de que los municipios queden borrados del organigrama electoral. Si se trata de controlar, cuanta menos gente mejor.
Por eso mismo, Vox nunca ha aspirado a ser una alternativa de gobierno, sino un partido de diseño, una edulcorada alternativa a la misma esclavitud del sistema. Se plegaron a las cochambrosas iniciativas de Pedro Sánchez durante la pandemia y a las cochinas consignas de los plutócratas de la Unión Europea. El más falso, Buxadé, que parece el caballero de la triste figura, al cambiar su camisa vieja de la Falange por la chaqueta nueva del domesticadísimo funcionariado europeo. Seguidismo puro frente al supremacismo político-económico de los Estados Unidos y escandaloso silencio frente a la renuncia a cualquier soberanía e independencia nacional en un país dirigido por intereses espurios: armas para Ucrania y destrucción de la economía nacional. Magnífico programa.
La irrupción de Macarena Olona en la arena política, libre ya de las funestas ataduras de Santiago Abascal, ha encendido un hálito de esperanza entre el desmovilizado electorado patriota, engañado y ninguneado con firme insistencia, tanto por el PP como por Vox. El enfoque transversal de Macarena, dirigido única y exclusivamente a velar por los maltrechos intereses de España, no puede sentar nada bien en las altas esferas de un poder que se vuelve cada vez más tiránico. De momento, está recibiendo el afecto y el calor de un electorado desilusionado por tanta mentira y manipulación. No nos gobernamos nosotros mismos, sino que lo hacen desde Washington y Bruselas. Esa es la pura verdad.
Por ello, tal vez sea este el momento en el que Macarena Olona debe convertirse en la imagen de esa nación española que vive y todavía existe en el corazón de aquellos que amamos a España porque no nos gusta. Los que aman a su patria porque les gusta la aman con una voluntad de contacto, la aman física, sensualmente. Nosotros la amamos con una voluntad de perfección. Nosotros no amamos a esta ruina, a esta decadencia de nuestra España física de ahora. Nosotros amamos a la eterna e inconmovible metafísica de España. Ese auténtico ser de España es el que debe resurgir de unas cenizas en las que todavía palpita la brasa de una grandeza que llevan siglos aplastando nuestros enemigos externos y, sobre todo, internos.
Ojalá ahora, con Olona en la pública palestra, empiecen a temblar.
Una bakunati Globalista como Macarena Olona que se dedica a lisonjera al títere Zelenski no es solución para los socialpatriotas españoles. Olona es una diva narcisista despechada que va a reventar un partido con una pésima gestión interna como es VOX que ha estafado a sus propios afiliados.
Vox lo ha vuelto hacer. Una proposición no de ley presentada por el PP condenando las legítimas anexiones de los territorios de Jerson, Zaporiya, Donest y Lugansk por parte de Rusia tras referèndums populares. Bildu y Unidas Podemos se han abstenido. Vox apoyando el separatismo ucraniano y la política lingüística del régimen terrorista de Kiev.
Santi, preocúpate. Veo a Vox intengrándose en el futuro partido de Olona y no a la inversa.
Viva olona