Reducir la temperatura interior, evitar goteras, humedades, daños estructurales y problemas respiratorios es posible con un solo proceso
Con calor asfixiante, los ojos puestos en las más de 250.000 hectáreas que, por el momento, se han calcinado en España, y las reservas de agua marcando mínimos históricos, la esperanza de muchos se halla puesta en una época de lluvias que no se sabe cuando llegará, ni si lo hará en algún momento.
Y es que, las malas prácticas llevadas a cabo por los humanos durante décadas han provocado una respuesta del planeta. Una respuesta en forma de aumento de las temperaturas, de escasez de agua, de fenómenos atmosféricos extremos que ponen en peligro a las personas, pero también a sus propiedades y a sus modos de subsistencia. Lo que acaba por pasar factura a toda la población, pues, la escasez de productos, unido al encarecimiento de su proceso de producción, no hace sino seguir inflando unos precios que continúan ahogando a los más vulnerables.
No obstante, y pese a que el agua se ha convertido en uno de los bienes más preciados en estos días, lo que no es de extrañar pues resulta imprescindible para la vida, y lejos de centrarnos en sus beneficios, pues son bien conocidos por la mayoría, nos centraremos en su parte negativa, es decir, en aquellas circunstancias en las que el agua resulta negativa.
Y es que, pese a que hace tiempo que las lluvias no caen de forma copiosa en nuestro país, lo cierto es que existen zonas en las que tradicionalmente llueve de forma copiosa y prolongada, algo que ocurre u ocurría especialmente en el norte. Como es bien sabido, las fuertes precipitaciones resultan en no pocas ocasiones perjudiciales para los cultivos, pues dañan las cosechas, ocasionando grandes pérdidas al sector agrícola y ganadero. Pero no solo eso, sino que “las abundantes lluvias pueden ocasionar filtraciones de agua en los inmuebles, lo que puede provocar goteras y humedades, y lo que es aún peor, daños estructurales en los edificios y viviendas. Unas filtraciones que pondrán en riesgo la salud de los moradores, pues el moho y las humedades en paredes y techos pueden desencadenar enfermedades respiratorias”, comentan desde Impermeabilizaciones Romero, especialistas del sector de la impermeabilización con más de tres décadas de experiencia.
Pero, ¿qué es la impermeabilización y cuáles son sus principales beneficios?
“La impermeabilización es un método empleado para evitar que se filtre el agua desde el exterior al interior, como en el caso de las cubiertas, tejados y fachadas, o bien desde el interior al exterior, como en el caso de piscinas, fosos o aljibes de agua. De esta forma la impermeabilización desempeña dos funciones esenciales en la actualidad, la de evitar que el agua penetre a los interiores y la de conservar cada gota de agua almacenada en un determinado lugar”.
Al impermeabilizar una superficie, por lo tanto, se impide la entrada y salida del agua, lo que reduce a cero la posibilidad de aparición de goteras cuando las lluvias, por fin, hagan su aparición, evitando al mismo tiempo la aparición de humedades que podrían ocasionar bacterias perjudiciales para la salud de las personas. Asimismo, una buena impermeabilización resulta esencial para reducir la temperatura interior de cualquier inmueble, algo esencial actualmente. Por otro lado, la impermeabilización evita el deterioro de las superficies a la par que aporta valor al inmueble.
Todo ventajas en un único proceso, el de impermeabilización, que hoy resulta más esencial que nunca.