Abascal, la Goyesca de Ronda y el cubata bebido a escondidas
AD.- Se comprende que los políticos de la casta estén dispuestos a cualquier cosa para no perder esa privilegiada situación. Santiago Abascal es un claro ejemplo. El líder de Vox acudió este sábado a la bellísima ciudad de Ronda para presenciar la tradicional corrida Goyesca, este año con una terna de lujo: Morante de la Puebla, Roca Rey y Juan Ortega.
Hay clases y clases. Por eso Abascal no vio los toros desde los tendidos. Lo hizo desde la barrera reservada a empresarios y apoderados. No nos consta que sea una cosa ni la otra. Empresario lo fue hace unos años a raíz de su única incursión vital en la empresa privada, tras abrir el bar Heineken Urban Concept en Álava, junto a su mujer de entonces, Ana Belén Sánchez Cenador, que se acabó yendo a pique. Antes y desde entonces, sólo se ha dedicado a la política, como si estuviera evitando salir escaldado de nuevo.
En el año 2009, el sueño futuro de Vox aún era lejano y Santiago Abascal era un político regional del Partido Popular que no había revalidado su escaño en el Parlamento Vasco. Llevaba dos años con el bar que había abierto junto a su mujer pero, en 2010 y con todo el peso de la recesión económica, el negocio se acabó declarando insolvente. Como a muchos españoles, el banco les quitó a ambos la casa de 364.580 euros que habían puesto como aval para el negocio. Perdieron la cara vivienda que habían comprado tras una herencia y en la que habían invertido mucho dinero. Y de lo económico pasó a lo personal. Abascal y Sánchez Cenador se divorciaron ese mismo 2010 y el ahora líder de Vox se fue a Madrid a seguir viviendo de la política y a copar esos puestos a dedo que ahora critica.
Para ser justos, Abascal no fue el único político que vio el espectáculo taurino desde la barrera. Allí estaban también, a pocos metros de distancia, algunos dirigentes del PP, ocupando eso sí la reservada a la Diputación de Málaga. La tauromaquia siempre ha tenido un tufillo clasista que no le hace ningún bien a la fiesta. Cuando la fiesta gozaba de buena salud, daba igual; pero ahora, con la Fiesta Nacional viviendo una de sus peores crisis, deberían cuidarse al máximo esos detalles. Lo que menos necesita ahora la fiesta brava es el indigerible postureo de la castuza.
Pero a lo que íbamos. Mucho han cambiado las cosas desde la última visita de Abascal al municipio serrano, en olor de multitudes. Este sábado pasó por completo desapercibido en su recorrido por las calles, junto a parte de la cúpula de Vox Málaga, con la incompetente Patricia Rueda al frente. Ni selfies, ni aclamaciones, ni abrazos… nada que pueda ni remotamente compararse al baño de multitudes de otras veces. La gente ya no está para cuentos patrioteros.
Eso sí, Abascal disfrutó de su privilegiada posición a su manera. Durante el paseíllo de los toreros, alguien le llevó un cubata en un vaso de plástico, que el de Amurrio camufló en el estribo. En cuclillas y sorbo a sorbo fue apurando su contenido. No hacía falta tantas precauciones. El respetable estaba en otras cosas más importantes.
El caleidoscopio castuzo lo completaron Cayetana Álvarez de Tolero e Iván Espinosa de los Monteros, inseparables durante toda la corrida. Puede que solo les una una bonita amistad.
pues si
no veras a abascal en un evento cultural, en la presentacion de un libro que no sea el suyo, ni a nadie de vox, no lo veras en una pinacoteca, no lo veras esquiando,
solo en los toros
ABASCALITO HA ECHADO A PERDER SU PARTIDO
Y CAYENDO EN LAS ENCUETAS
A SUS ORDENES MI GENERAL!!!!
JAJAJAJA