No le den más vueltas. Denle ya la extremaunción al moribundo y empiecen de cero. Arrebaten a Ortega Smith el poder devastador que ha ejercido en las provincias. Acaben con las infames gestoras y con los inútiles que han arrasado con la imagen del partido en lugares como Málaga. Echen de los puestos de mando a los indeseables que acuden con sus queridas a los mítines. Exijan test antidrogas a todos sus cargos orgánicos. Recuperen el concepto de la meritocracia. Péguenle una patada en el culo a los que buscan en Vox un medio de vida. Devuelvan a los afilados la dignidad que les fue arrebatada. Así, solo así, el partido liderado por Abascal podría reverdecer tímidamente algunos laureles. Otros ya se han perdido para siempre.

Se exhortaba estos días a la militancia de Vox Málaga a que acudiese este jueves al mitin del número 3 de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, en un restaurante de Vélez-Málaga. Y de nuevo una raquítica asistencia. Una más. Solo tres militantes de base y 37 cargos orgánicos completaban el aforo. Un nuevo fracaso que sumar a los que ya lleva Vox Málaga desde que el CEN tuvo la infeliz idea de nombrar a una Gestora rechazada por los militantes de base de forma abrumadoramente mayoritaria.

Como muestra del fracasado mitin de ayer, un botón: no se han atrevido a sacar una instantánea general de los asistentes y han reducido la foto oficial a una imagen de familia de Espinosa de los Monteros. Junto a él, la estrafalaria Patricia Rueda y su títere, Rubén Manso, así como el presidente de la Gestora y diputado autonómico, Antonio Sevilla.

No le busquen tres pies al gato. Esto es todo lo que da de sí Vox Málaga. Lo de tener a Antonio Sevilla y a Antonio Luna al frente no cuela. Y como no cuela, es lógico que la gente esté cada día más harta de que se les quiera tomar el pelo. Y es por eso que la mayoría de los que votaron a Vox en las autonómicas de 2019, hoy tengan decidido dar su voto al PP en las elecciones del próximo año.