Inés: la familia o el partido
Xavier Rius.- No tengo ni el gusto ni el disgusto de conocer a Ignacio Aguado, el exvicepresidente de la Comunidad de Madrid que se ha dado de baja de Ciudadanos tras nueve años de militancia.
Ni tan solo sé cómo lo hizo de vicepresidente.
Y ya me perdonarán pero me hago incluso un lío con los dirigentes territoriales del partido.
A la mayoría -además del citado- se los ha llevado el viento.
En Andalucía, Juan Marín, se fue como un señor la misma noche electoral.
Sólo resiste, en Castilla y León, Francisco Igea.
Mientras que hace toda la pinta pinta que a Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid, le quedan dos telediarios.
Pero lo que decía el citado Ignacio Aguado en su carta de dimisión tiene toda la razón.
Ciudadanos ha perdido casi un centenar de escaños en las sucesivas elecciones autonómicas.
En Cataluña pasaron de 36 a seis, en Madrid de 26 a cero, en Andalucía de 21 a cero, y en Castila y León sólo mantienen el escaño el mencionado Francisco Igea. Quizá su oposición a Arrimadas le dio la notoriedad necesaria.
Aguado, hace dos meses, pidió la convocatoria de un congreso extrardinario y la dimisión de toda la ejecutiva.
Francamente, tampoco si a estas alturas es la solución.
Ciudadanos parece más vivo que muerto.
En este tipo de congresos suelen volar los cuchillos. O se convierten en un sálvese quien pueda. Igual era el congreso de la defunción.
Pero de lo que sí que estoy seguro es que, quedarse con los brazos cruzados, no es la solución
Yo soy partidario, en política y en la vida, de coger el toro por los cuernos.
E Inés Arrimadas parece instalada en el ir tirando. Como decimos en catalán -ella lo entenderá perfectamente si lee este artículo-, el qui dia passa any empeny.
Porque es lo que decía Aguado, hay tres factores: una “ausencia total de estregía, el desgaste de la marca y la falta de liderazgo”.
A eso vamos. Conozco Inés Arrimadas desde que era una simple diputada de a pie en el grupo de Ciudadanos en el Parlament.
Si no recuedo mal fui el primer periodista en entrevistarla porque ya intuí que llegaría alto.
Como Albert Rivera con su primer discurso en la cámara con apenas 27 años. Nada de miedo escénico. Seguridad y aplomo.
Por eso me sorprende la falta de liderazgo en las sucesivas debacles electorales.
Inés, esto no lo arregláis con una “refundación”.
Ni siquiera, con un cambio de nombre, porque se fue a ver a los liberales alemanes en busca de ideas.
Igual Ciudadanos está más vivo que muerto. UPyD también tocó el cielo y ya ven.
Mientras que Podemos parece que anda, con paso firme y seguro, hacia el mismo fin.
Desde luego la culpa no es sólo suya.
Albert Rivera, que estaba dotado para la política, ya cometió dos errores que le costaron la carrera: un exceso de ambición -querer sustituir al PP- y un error de cálculo -minusvalorar a Rajoy.
Y otro de Inés, que dejó colgados a sus votantes tras haber alcanzado más de un millón de voto en Catalunya en las elecciones del 2017.
Luego fue dando tumbos hasta irse a Madrid.
De haberse quedado al pie del cañón quizá tendría ahora opciones de ser presidenta de la Generalitat. Al fin y al cabo Mitterrand llegó a la tercera y luego estuvo catorce años en el cargo (1981-1995).
Pero si Rivera dimitió por perder 47 escaños -de 57 a 10- en noviembre del 2019, Inés ha superado ya la marca.
Ni siquiera la he visto dar la cara tras los sucesivos batacazos.
Y lo último que se de ella, a través de una entrevista en El Mundo hace unos días, es que “el mayor reto que tengo por delante es la conciliación, ni siquiera salvar Ciudadanos”.
No, Inés, si quieres hacer de madre ningún problema, sigue incluso de diputada, pero deja a otros que cojan las riendas del partido.
La política es una actividad muy absorbente que exige sacrificios familiares -y hay muchos ejemplos en la historia: de Margaret Thatcher a Pujol- pero entonces opta por la familia en vez de la política.
Por supuesto tienes derecho también a tu baja por maternidad, sólo faltaría. Pero Soraya Sáenz de Santamaría también fue madre y estuvo a penas quince días porque era vicepresidenta del gobierno.
O el partido o la familia, las dos cosas al mismo tiempo en los momentos actuales no puede ser
Tú eliges.