No hay mejor muestra del desencanto que se ha instalado en muchos que hasta hace poco eran activos irreductibles del partido verde, que el testimonio de Manolo Jiménez Orozco, ganadero en el municipio malagueño de Ronda, histórico de Vox y posiblemente el único amigo que tenía Abascal en la militancia malagueña. Conocido por sus famosos videos que corrían como la pólvora por las redes sociales reivindicando los derechos de los agricultores, ganaderos y cazadores y denunciando las injusticias que tantos españoles sufren a diario. El mismo presidente de Vox, Santiago Abascal, expresó al expresidente provincial José Enrique Lara Peláez su deseo de conocerle. Tal hecho ocurrió durante una visita del alavés a la localidad del Tajo para presenciar la tradicional corrida de la Goyesca. Abascal le pidió que se incorporara al partido y Jiménez aceptó. Desde entonces han mantenido una estrecha relación personal.

Durante años, Jiménez ha sido un militante ejemplar que incluso ha destinado fuertes sumas económicas al partido. Como otros muchos, el rondeño estaba convencido que Vox era la mejor receta contra los problemas que asolan a España. También como en otros muchos, la ilusión de Jiménez se ha trocado en profunda decepción con el paso del tiempo. Hoy está convencido que Vox representa más de lo mismo y que sus dirigentes nacionales están utilizando a los honrados militantes para no sabemos qué aviesos fines. A las pruebas de Málaga nos remitimos.

Jiménez ha dicho “basta”. Aunque mantiene su buen concepto de su amigo Abascal, critica la deriva del partido en Málaga fruto de unos dirigentes a los que califica de “pencos” y no duda en anunciar su vuelta al PP y su apoyo electoral a la actual alcaldesa de Ronda, la popular Mari Paz Fernández.

Entre contar con personas como Manolo Jiménez o con profesionales del trepismo, la Gestora se ha decantado por los trepas. Por eso Vox Málaga, en las manos en las que hoy está, no tiene ningún futuro. Las elecciones municipales de 2023 certificará nuestras agoreras predicciones.