José Enrique Lara, en un mitin de Vox.

JN.- Los caminos de la Gestora de Vox Málaga y José Enrique Lara se bifurcaron tras las elecciones primarias que éste perdió a manos del candidato alternativo, Enrique de Vivero. Era raro el día que Lara dejara de llamar a gente de su ex equipo. Las invectivas contra la gestora, y muy especialmente contra Patricia Rueda, traslucían un rencor que parecía inextinguible. De hecho, los promotores de la Plataforma Antigestora de Vox no ocultan que Lara fue su principal fuente inspirativa. Hoy, sin embargo, las cosas han cambiado mucho. Lara ha vuelto al redil y se ha convertido en uno de los palmeros más prominentes en los mítines de Vox.

El partido verde tiene claro que de entrar en el próximo gobierno de Andalucía, pujará por la Consejería de Turismo, sin duda una de las más atrayentes en una región donde los ingresos turísticos representan el 13,1 por ciento del PIB.

Los consejeros de turismo apenas se exponen al desgaste político y, entre ferias sectoriales, saraos y eventos mil, disfrutan de un protagonismo mediático que por ejemplo no tienen consejerías más técnicas. Es por ello que Turismo es la joya que Vox quiere incorporar a su particular corona, claro está siempre en el caso de que Juanma Moreno no logre una mayoría suficiente para gobernar.

Según ha sabido AD, Vox habría tanteado al cabeza de lista por Málaga, Antonio Sevilla, sobre su disponibilidad para el cargo. Gerente de un hotelito en Torremolinos propiedad de la madre, Sevilla se habría mostrado dispuesto a asumir un cargo que satisfaría todas las expectativas políticas con las que nunca pudo soñar. La Consejería de Turismo implicaría también el reparto de delegados provinciales en las ocho provincias andaluzas. Y aquí es donde entraría Lara, a quien su partido le podría ofrecer el puesto de delegado provincial de Turismo y que, estamos seguros, aceptaría complacientemente.

Y entre tanto, seguimos sin conocer los criterios seguidos por Lara para nombrar a Patricia Rueda, en 2019, si más consenso que el suyo propio, candidata a la Cámara Baja.

Las consecuencias de esa decisión son las de un partido roto en la provincia de Málaga, que en 2021 y lo que llevamos de 2022 ha perdido a dos tercios de su militancia, fruto de una división estructural que comenzó a producirse cuando a Patricia Rueda se le concedió, gracias a Lara, mando en plaza en el partido.

El director de AD escribió en relación con Lara lo que sigue: “Los que confiaban en ti me pidieron amigablemente que me disculpara por la ácida campaña en tu contra durante las primarias. Atendí a tal requerimiento por respeto a estas buenas personas y también por consideración hacia tu familia. Ahora seré yo quien te pregunte si alguna vez piensas disculparte con esa legión de militantes a los que insultaste, dañaste, humillaste, vejaste y agrediste moralmente por culpa de tu endemoniado carácter. ¿Te disculparás ante ellos algún día? ¿Te disculparás por haberle dado visibilidad y notoriedad política a Patricia Rueda, y que esa visibilidad y esa notoriedad le haya servido para ejercer el poder en la sombra, con el indigno Sevilla a los mandos del timón, con el resultado conocido de una nave hundida en las procelosas aguas del amiguismo, el sectarismo y la variedad disgregatoria de una militancia alarmantemente decepcionada?”.