En la noche del 15 al 16 de mayo, vándalos destrozaron una imagen de la Virgen María del jardín de la casa de los Heraldos del Evangelio, situada en la Finca de los Alcores, en Sevilla la Nueva (Madrid), además de causar otros daños significativos a la propiedad.

“Los restos de la imagen se encuentran esparcidos por varios metros a la redonda y la cabeza aún no ha aparecido”, afirma el Hno. Carmelo Callejas, misionero de los Heraldos que denunció a la Guardia Civil lo ocurrido.

“Este sacrilegio recuerda el clima de persecución y de odio religioso que ha caracterizado los más sombríos años de nuestra historia española”, apuntó el Hno. Carmelo.

Fotografías y videos muestran la violencia descargada contra imagen de la Madre de Dios.

“Se dicen tolerantes, pero son ideológicamente fanáticos”. “No se trata de una simple travesura de adolescentes”,  continúa el hermano Callejas. “Esto ha sido hecho con odio, con mucho odio”. Otro hermano de la comunidad asegura haber oído, a primeras horas de la misma noche del atentado, a un grupo de hombres que pasaban cerca de la puerta de la Finca profiriendo blafemias contra Dios y la Virgen, y maldiciendo a los Heraldos”.

Efectos de un clima de persecución religiosa

Este clima de persecución religiosa, según los Heraldos del Evangelio, ha podido ser creado por un intento de linchamiento mediático en contra de esta asociación católica, promovido recientemente por parte de ciertos sectores de prensa cuya inclinación ideológica es de sobra conocida.

Los Heraldos pretenden construir en la Finca de los Alcores una Casa-comunidad y una iglesia aneja, lo que ha venido causando cierto recelo por parte de un reducido número de vecinos. La cuestión – de interés tan sólo vecinal – ha hallado eco, de forma inesperada pero no espontánea, en algunos medios que, no se han limitado a narrar el debate en su aspecto administrativo, sino que han relanzado viejas acusaciones contra esta Asociación religiosa, acusaciones ya respondidas por los Heraldos del Evangelio y por el asesor jurídico del Comisario Pontificio de la Asociación, el Cardenal Raymundo Damasceno Assis.

“En una España moderna y pluralista causa aprensión asistir a un triste espectáculo más de violencia sacrílega, gestado en un clima de discriminación religiosa fruto de la intolerancia de los autodenominados tolerantes”, manifiestan los Heraldos.