Un año más, el discurso previsible, insustancial y gris del Rey Felipe VI
AR.- Un año más, un discurso pobre, repleto de apelaciones vacías de contenido y de lugares comunes. Un discurso previsible y que podría habérselo ahorrado Felipe VI. Clichés, tópicos y lugares comunes. A eso han quedado reducidos los pronunciamientos de la regia autoridad. Pues qué bien.
Para este viaje no se necesitaban tales alforjas. El optimismo de Felipe VI con respecto a España no se corresponde con la realidad. O el Rey no se entera, o no quiere enterarse, que esa nación de la que habla en términos tan optimistas está parcialmente podrida. Hay zonas de España en las que no puede entrar el ejército a salvar vidas porque se imponen los prejuicios ideológicos a la salud pública. En Cataluña se ataca y se persigue a un niño cuyos padres piden que se aplique la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), por la que se obliga a las escuelas catalanas a impartir un 25% de la docencia en castellano. En el País Vasco se sigue homenajeando a etarras con decenas de crímenes a sus espaldas. Lo que está poniendo a prueba la gestión de la pandemia es lo podrido que está el sistema. La c orrupción es ya a esta democracia lo que el oxígeno a la vida.
Pero el Rey parece no haberse enterado de la España real en la que vive. Un año más, se limitó a leer en un telepront lo que algún funcionario del Gobierno le había escrito. La misma pronunciación anodina de siempre, sin fuerza, sin caracter, sin convicción, con la monótona cadencia de quien hace lo que se le ordena sin rechistar, sin la fuerza expositiva de los grandes líderes, sin principios sólidos que defender, sin chispa y sin confianza.
Si al menos el Rey se atuviera a un diagnóstico real de la situación real del país… Pero no. Por eso debemos refutar el optimismo que intentó vender un año más el jefe del Estado, presentando a la española como una sociedad ejemplar y con gran futuro. Este hombre no tiene ni idea del país en el que vive. O si la tiene pero prefiere atenerse a la farsa de un sistema en el que ya resultan escandalosas las contradicciones entre la realidad real y la oficial. España es un país arruinado, roto, mediocre y sin ningún futuro. Lo que está ocasionando esta crisis pandémica es la devastación de la economía española, la pauperización de esos mismos españoles a los que Felipe VI les pide confianza en las instituciones del Estado.
Don Felipe VI está tan maniatado por los mismos que quieren acabar con la Monarquía que ni siquiera se atreve a defender públicamente el legado de su padre. Y no solo eso, se le pide que acceda a reprochar la conducta moral de su padre (como si la del yerno de Sabiniano Gómez Serrano, el de las saunas gays, fuese solo un átomo mejor), y él lo acepta aparentemente complacido.
Una de las lecciones más tempranas que recibió Felipe VI de su padre, es que su reinado, como el del propio Don Juan Carlos, dependería siempre de la izquierda. Padre e hijo permitirían cualquier cosa antes que dasairarla. La izquierda permitió las correrías sexuales y económicas de Don Juan Carlos a cambio de que éste sirviera de freno a los sectores más refractarios al desmoronamiento político, social, moral y económico de la entera nacion española. La imagen de Alfonso XIII rumbo al exilio desde el puerto de Valencia ha pesado mucho en los borbones de nuestra época. Felipe VI sabe que el entusiasmo monárquico en España, solo en lo epidérmico, se reduce a esa derecha patriotera y paniaguada que, ante una situación límite, no se jugaría la uña de un solo dedo por él.
Así que Felipe VI se limita a cumplir estrictamente con el protocolo, pasando de puntillas por la realidad, limitándose a repartir deseos de buena voluntad, a ser “positivo y empático”, políticamente correcto, y poco más.
En un momento convulso, turbulento, de incertidumbre, como el que vive España, desde el punto de vista político, económico y de salud pública, el hijo del Rey Emérito procura no concitar demasiadas antipatías, y evitar así las iras de quienes tienen en su mano el futuro de su hija Leonor.
El discurso navideño de Don Felipe nos dibujó la imagen de un rey pasmado y sin chispa. Quién sabe si no acabará desfilando desnudo, como el rey del cuento de Hans Christian Andersen, al que todos veneraban por no quedar mal con nadie, hasta que todos acabaron riéndose de él.
Recuerde el Rey que para que triunfe el mal es imperio que los buenos miren para otro lado, permanezcan pasivos y dejen hacer a los malvados. No está solo en juego el futuro de la Monarquía (que sería lo menos doloroso), sino la de millones de españoles que, salvo que surja una autoridad que lo evite, terminarán siendo parias en su propia tierra, víctimas de esa misma casta política a la que tanto se afana en agradar el Rey.
Felpudo VI no defiende ni a España ni a los españoles y no mueve ni un dedo por defender España. Es un peón más del Nuevo Orden Mundial y recordemos que está con la Agenda 2030. Felpudo VI claramente está con los que nos oprimen. Está para dar premios y poco más. Dependemos de nosotros mismos. El que hoy día diga “viva el rey” en un progre.
Un rey lamentable, que ni pincha ni corta.
Ni reina ni gobierna.
Solo le interesa sguir chupando del bote, y dejar “colocada” a su hija, que la paso que va la monarquía en España, mejor es que busque trabajo como dependienta en El Corte Inglés, que será más seguro.
En efecto, don Felipe hizo un previsible repaso de los lugares comunes de la izquierda y su derecha afín: cambio climático, inclusión, reto digital…
Personalmente, cuando me enteré de la calaña del colegio al que ha enviado a estudiar a su hija y heredera, perdí la confianza que tenía en él; que nunca fue mucha, por cierto.
FELPUDO VI, EL INANE, es el típico rey que dice: Dame pan y díme tonto…
Solo le interesa su supervivencia, como si fuera un corho, en las empozoñadas y fétidas aguas de la política española.
Es triste decirlo, pero así es, o, al menos, así lo veo yo, en conciencia, y con respeto, pero que no me hará callar lo que pienso.
Hace ya varios años que no me molto ni en oirle.
Me importa una higa.
Un año más, el discurso no es el de un rey sino, más bien, el de un mal ministro de Economía o de Sanidad. Esta vez ha batido todos los récords; menciona una sola vez la palabra Navidad en la despedida “feliz Navidad y Año Nuevo”. Está claro que para estos borbones, Dios no pinta nada en el devenir de los hechos. No veo, en ningún sitio del discurso, una conexión entre Navidad (Natividad, de nacimiento) y el nacimiento del Hijo de Dios. La reina Isabel II del Reino Unido, en su mensaje Navideño, se refiere a la alegría que… Leer más »
Otro discurso más podrido de marxismo incultural, y del coronacunetochino, el nuevo opio del pueblo junta con la ideología neofeminista o de género.
Apuesto a que el próximo año pedirá ya sin rodeos a los españoles que no se reproduzcan y en su lugar abran de par en par las puertas al tercer mundo.
Un árbol de Navidad de plástico tiene más personalidad que este espectro insustancial.
El Rey que quiero es el mismo que se dirigió a la nación cuando el golpe de estado catanazi de 2017, los demás discursos ya ni me molesto en escucharlos, son siempre iguales. Mójate, Felipe.
Firma todo,
Un inútil como toda la clase política
Todos los regalos en material militar de nuestros políticos corruptos a Marruecos y la invasión de musulmanes a España es un acuerdo entre nuestra Corona y Mohamed VI junto con la PSOE y forma todo parte del plan Kalergi, por supuesto y Alemania se lleva nuestros mejores profesionales. Un plan maquiavélico de desguace de España. Juan Carlos I dijo con anterioridad que consideraba a Mohamed VI como un hermano menor. Con esto me hace entender que la invasión es consentida y pactada entre todos ellos. Los moros se llevan las tierras raras, petróleo y demás materiales preciosos de Canarias y… Leer más »
Populus proditor
Si monarquía pierde el apoyo de la derecha católica, apaga y vámonos. Sin embargo, la calle no reclama nada. No reclama república, tampoco monarquía, evidentemente. Por qué no convocamos una Marcha sobre La Zarzuela, bajo el lema República Nacional Soberana!