Patricia Rueda y Antonio Sevilla, en la calle San Miguel de Torremolinos.

El presidente de la Gestora de Vox Málaga y concejal en Torremolinos, Antonio Sevilla, dará la Alcaldía de Torremolinos a la edil del PP Margarita del Cid, tras la moción de censura de los populares contra el PSOE con apoyo de Ciudadanos, Vox y Por mi Pueblo.

Sería más preciso decir que Sevilla depondrá al alcalde socialista del puesto al que él mismo le aupó. Narremos los hechos:

El 19 de junio de 2019, el socialista José Ortiz repitió como alcalde en Torremolinos gracias al apoyo de la exconcejala de Vox, Lucía Cuín.

El socialista no tenía mayoría suficiente para formar gobierno. Ese fin de semana recibió 13 votos frente a los 12 del Partido Popular.

Lucía Cuín era la número dos en la candidatura de Vox al Ayuntamiento de Torremolinos, pero fue expulsada tras mostrar su apoyo al Día del Orgullo LGTBI en el municipio.

Cuín decidió apoyar al PSOE otorgándole la alcaldía. Las elecciones las ganó el PP por la mínima pero el voto de la ex candidata de Vox ha decantado la balanza.

Sevilla nunca ha explicado a los militantes los motivos por los que Cuín figuró en el número dos de la lista de Vox al Ayuntamiento de Torremolinos, con apenas un mes de militancia en el partido. En una localidad donde todo el mundo se conoce, ¿desconocía Antonio Sevilla que Cuín era la pareja sentimental de un alto cargo del PSOE en Torremolinos?

Lo que hizo Sevilla fue descargar su incompetencia en Lucía Cuín. “Esta tránsfuga sin moral y sin escrúpulos no es peor que los que decidieron que fuera en las listas Dios sabe por qué”, manifestaron a este medio representantes del sector crítico.

Pero lo peor es que ahora Sevilla le dará la Alcaldía de Torremolinos al PP a cambio de nada. Él dice que Margarita del Cid se ha comprometido a rebajar los cargos de confianza, si bien ese supuesto compromiso no ha sido explicitado en ningún documento escrito. Sorprende por tanto que Vox le entregue la alcaldía torremolinese al PP sin arrancarle ni uno solo de los compromisos en materia ideológica que los de Abascal dicen defender. Lo que en realidad está haciendo Sevilla es lanzar el mensaje de que votar a Vox en Torremolinos es una acción más inútil que un surfista en Bolivia.

Muchos que han sido votantes del partido verde en la localidad lamentan que Sevilla, a cambio de su apoyo, no haya exigido al PP que Torremolinos deje de orientar su oferta turística al mercado gay. O que deje de aparecer en las campañas promocionales como “capital gay”. Eso en el caso de que sean ciertas las proclamas de algunos dirigentes del partido en contra de la instrumentalización con fines económicos de una opción sexual que debería pertenecer al estricto ámbito privado. “¿Puede Vox en Torremolinos apoyar la elección como alcaldesa de quien no duda en calificar a Torremolinos como la ‘piedra angular del turismo gay?'”, se pregunta un antiguo votante de Sevilla.

La importancia estratégica de la población para este tipo de turismo es tal que cuenta desde hace poco con el Ritual, el hotel gay más grande de Europa.

Otra prueba de la incapacidad negociadora de Sevilla es que no haya sido capaz de arrancarle al PP siquiera el compromiso de retirar el nombre de Dolores Ibarruri “La pasionaria” a una avenida del municipio. Dándose además la circunstancia de que la siniestra dirigente comunista no tuvo vinculación alguna con Torremolinos.

¿Puede Vox Málaga seguir en tales manos? Que respondan los militantes. El cúmulo de despropósitos de la Gestora de Vox Málaga desborda ya nuestra capacidad de asombro. La penúltima es si cabe más grave que la anterior: la Gran Feria Sabor a Málaga llega este puente al Paseo del Parque con casi un centenar de expositores. Se trata de un evento que pretende servir de espaldarazo a las empresas y los productos malagueños y que recibirá la visita de más de 500.000 personas, según los organizadores.

En la feria están representados todos los partidos. Todos menos uno. ¿Adivinal cuál?