Arrecia el ataque de Casado contra Ayuso
Por Alfonso de la Vega.- Hace unos días daba mi visión de la inoportuna batalla de Casado y la nomenclatura popular contra Ayuso. Entre otras cosas decía:
“La razón no se sabe bien del todo aunque cabe suponerla. Desde luego, nada que ver con ideales, valores, ideología, patriotismo o protección de la vida civilizada, cosas históricamente ajenas a este raro grupo político, sino que los motivos hay que buscarlos en otras causas. Al parecer, estarían en las intrigas personalistas a navajazo limpio por acceder y mantenerse en la parte superior de la cucaña, como reserva o imaginarias de igual servicio cuando los amos ocultos decidan cambiar de agentes que no tanto de políticas. El guion está escrito: la cosa está en la selección del elenco de actores…
… Y en esto que aparece una supuesta mosquita muerta con cara de pepona antigua, colocada para hacer bulto de cuota contra heteropatriarcal, que resulta capaz de dejar en ridículo con sus meritorios éxitos electorales al máster Casado y sus íntimos que acababan de estrellarse en Cataluña, dejando al partido al borde de la desaparición.
Como ahora ya no vivo en Madrid no tengo experiencia directa de su Feliz Gobernación, pero, sinceramente, me parece que hay que estar muy desesperado, con ganas de agarrarse a un clavo ardiendo, para barruntar en la Ayuso algo muy diferente de los demás colegas de bando, salvo un cierto mayor don de gentes o mayor proximidad y llaneza.
He de confesar que su reciente éxito electoral madrileño, con todo en contra, dando un sonoro revolcón, tanto al falsario como a sus compinches podemitas, me sorprendió mucho. Al parecer, ni siquiera habría habido un intento del temido pucherazo. Una victoria inesperada en su contundencia que preocupó mucho a la directiva popular y puso sobre aviso al pusilánime y amorfo Casado. Una amenaza estratégica desde dentro, que tenía que contrarrestar y tratar de desactivar cara al futuro. Lo mejor, usurparla como si fuese suya; y luego sabotearla. Claro que Madrid, aún es mucho Madrid. Y ojalá lo siga siendo, pese a sus encanallados y numerosos enemigos.
La realidad española es muy triste. Entre las fuerzas con representación parlamentaria lo único que pudiera creerse significa algo distinto del pensamiento y política únicos establecidos, quizás sea lo de VOX. Y tampoco está nada claro que suponga una amenaza real para el monipodio tenderete de farsantes borbónicos.
Pero lo del PP no tiene remedio patriótico. Unos dirigentes que están en el ajo globalista, en edad de merecer y haciendo méritos a ojos de sus amos; que piensan que hacer oposición consiste en decir, como Mariano, que van a bajar impuestos para luego una vez elegidos, subirlos despiadadamente. O en el fiel seguidismo de nacionalismos y canallería progre como Alberto, el bolchevique con gaita”
Pero hoy cabe decir que, contra todo sentido del riesgo o la oportunidad, el ataque arrecía; y con Almeida, el incumplidor de sus promesas electorales, como chisgarabís corre ve y dile. Una muestra clara de que para la actual dirigencia popular el Partido es secundario, en relación con las propias ambiciones personales. Y si lo es el propio Partido, es de suponer cuál sea la posición de la nación en su jerarquía de prioridades.
Si hay algo más que una simple rebatiña por el botín, es posible que lo de Ayuso sea pasajera nube de verano. Una ilusión. Un verso suelto que estropea la medida estrofa de oculto vate. Un inoportuno cisne negro para el guion establecido, a fin de continuar la farsa borbónica turnista. No lo sé porque, sinceramente, ignoro si Ayuso es otra cosa diferente o más de lo mismo. O si ya ha recibido el nihil obstat del Davos o del Bilderberg de turno.
Llama la atención la interesada superficialidad de los análisis de los altavoces mediáticos de la seudoderecha de turno. El problema para España no es solo que se vaya el PSOE, condición sine qua non, sino que el que venga esté dispuesto a hacer algo de verdad por la patria amenazada tras casi medio siglo de monarquía y corrupción: recuperar soberanía, cultura, dignidad, economía, respeto a lo que debe ser respetado de las instituciones. Es decir, lo que no ha hecho nunca el PP ni con mayoría absoluta.
La cuestión no es que se llame al partido de Bárcenas para que calafatee provisionalmente otra vez el barco, evitar que se hunda antes de tiempo y pueda devolverse lo antes posible, flotando aunque maltrecho, a los saqueadores, sino construir uno nuevo aprovechando lo que se pueda pero garantizando una singladura segura y lo más cómoda posible a los sufridos pasajeros que hoy pagan el costoso billete de un viaje obligado y sin lanchas de salvamento, dirigido a un fatal naufragio entre los traicioneros arrecifes del NOM.
Y en esto, como diría don Sabino Fernández Campo: (el PP) “ni está ni se le espera”.