Por Magdalena del Amo.- Aunque este escrito, en principio, iba dirigido al Colegio de Médicos de Lugo, por su posicionamiento a favor de la CENSURA en la Feria del Libro de Monforte de Lemos, de la obra colectiva “El engaño más grande en la historia de la salud”, en la que colaboran 30 profesionales de diferentes disciplinas, lo hacemos extensible al resto de Colegios de Médicos de España. Sin entrar en demasiadas honduras, se trata solo de unas sencillas y lógicas preguntas que bien merecen una respuesta clara, dado que está en juego nuestra tranquilidad y nuestra salud.

En relación a su comunicado afirmando que las vacunas antiCOVID son seguras y eficaces, les solicitamos nos aporten algún tipo de documento o de registro, donde se haga constar que el virus SARS-COV-2 ha sido aislado y purificado, ya que, hasta el momento, ningún organismo ni institución científica del mundo ha sido capaz de demostrar ese hecho, incluyendo el CDC americano. Las consultas que se han hecho a este respecto han fracasado, dado que, o bien no contestan al requerimiento, o bien afirman que no tienen un registro que demuestre el aislamiento del virus según los postulados de Koch.

En suma, desearíamos saber si se han conseguido cultivar en placas de Petri partículas virales del SARS-COV-2 en células del tracto respiratorio humano. En el caso de que algún Ilustre Colegio de Médicos tenga ese registro, les rogaríamos que lo hiciesen público a la comunidad científica internacional.

Y si el virus no ha sido aislado, no se entiende la idoneidad de las pruebas PCR para detectarlo, ni la seguridad y eficacia de las vacunas, ni la enormidad de las medidas liberticidas que en todo el mundo están destrozando las democracias.

En cuanto a la seguridad, les adjuntamos una serie de datos de EUDRAVIGILANCE, el organismo europeo encargado de llevar un registro de los efectos adversos de los medicamentos, con la salvedad de que, como ustedes saben, solo se reportan una mínima cantidad de los efectos, en torno al 1% de los casos, y que esos datos se refieren únicamente a los países incluidos en la UE. A estas tremendas cifras hay que sumarles las reportadas por el VAERS de EE.UU., las de las “tarjetas amarillas” de UK, y las del resto del planeta.

¿Cuántos fallecimientos son necesarios para que se suspenda un tratamiento médico? La historia de la medicina demuestra que unos pocos casos de efectos fatales bastan para la no aprobación o la retirada de un medicamento/vacuna.

A la vista de esos datos indiscutibles, ¿pueden decirnos los Ilustres Colegios de Médicos cuántos fallecimientos y efectos graves se han producido en España? Porque es de todo punto imposible que la vacuna produzca fatalidades en todo el mundo menos en España. Desde este punto de vista, ¿pueden los Ilustres Colegios afirmar con rotundidad que las vacunas son seguras? ¿Qué número de muertos es necesario para considerarlas inseguras? Desde luego, no es argumento suficiente afirmar que esos casos fatales de muerte y efectos graves se producen raramente. ¿Es necesaria una vacuna contra una enfermedad que en la inmensa mayoría de los casos cursa con sintomatología de leve a muy leve, según demuestra la experiencia clínica y asegura la propia OMS?

A propósito, la OMS no recomienda ningún “pasaporte COVID”, porque no se sabe si protege de la infección y el contagio ―lo cual equivale a decir que NO PROTEGE―, ni se sabe el tiempo que proporciona la supuesta inmunidad.

En los mismos documentos suministrados por las farmacéuticas que han elaborado las vacunas, se afirma que no hay estudios sobre muchos ámbitos de la salud en relación con las vacuna antiCOVID ―embarazadas, personas de la tercera edad, niños…―. Asimismo, reconocen que sus productos están concebidos para disminuir la sintomatología y no para prevenir infecciones y contagios. Si esto es así ―como ha demostrado la experiencia clínica― ¿se pueden considerar eficaces las vacunas?

La mima Agencia Española del Medicamento confiesa que las vacunas NO PRODUCEN INMUNIDAD, NO PREVIENEN LA INFECCIÓN, por lo que no pueden considerarse vacunas, sino simples medicamentos terapéuticos, dándose el caso de que la experiencia clínica ha demostrado la eficacia e inocuidad de otros medicamentos, que no presentan ningún peligro potencial.

La FDA reconoce una larga lista de posibles efectos adversos graves, cuya nocividad supera en mucho a los síntomas producidos por el SARS-COV-2.

¿Figuran estos efectos adversos en la información que se aporta a los ciudadanos que deciden vacunarse?

¿Se está cumpliendo la normativa que exige que las vacunas se administren previa prescripción médica? ¿Cuántos médicos de los diferentes Colegios han recetado la vacuna? Si es tan segura, ¿por qué casi ningún médico quiere realizar la prescripción?

Si las vacunas son seguras, ¿por qué las empresas farmacéuticas han exigido inmunidad?

Una vacuna experimental, con una autorización para uso de emergencia ―es decir, que no está aprobada―, desarrollada en unos pocos meses ―cuando lo normal es un período de entre 5 y 10 años―, basada en una técnica que nunca antes había sido aprobada por sus riesgos, cuya fase clínica 3 se está experimentando en todo el mundo, ¿puede ser segura y eficaz? Se podrá haber invertido en las vacunas mucho dinero para acortar los plazos, pero el tiempo no se puede comprar, y los efectos a medio y largo plazo son desconocidos.

Por ello, ante los numerosos casos de fallecimientos y efectos adversos de estas vacunas, y ante la irregularidad de su composición; ante la falta de un real consentimiento informado, rogamos a los Colegio de Médicos que respondan a estos interrogantes, aportando los documentos que prueben sus afirmaciones sobre la seguridad y eficacia de las vacunas.

En concreto, exigimos que se cumpla la normativa deontológica de la necesidad de una prescripción médica antes de la vacunación; que se haga previamente un estudio clínico de las personas, para comprobar que no son susceptibles de padecer ninguna de las reacciones adversas graves potenciales de la vacuna; que se elaboren documentos de consentimiento informado, donde se hagan constar TODOS LOS EFECTOS ADVERSOS GRAVES POTENCIALES DE LAS VACUNAS; que no se tomen represalias contra los médicos que ejerzan correctamente su derecho a disentir, garantizando la libertad de debate médico ―consustancial a la historia de la medicina―; que los médicos y centros sanitarios no acepten comisiones especiales según el número de vacunados; que los médicos puedan informar libremente a las personas de los efectos de las vacunas.

Asimismo, les advertimos que están incumpliendo el código deontológico de la profesión médica, cuyo primer principio es no causar daño a los pacientes, algo denunciable judicialmente, al igual que los delitos contra la salud pública implicados en el hecho de no informar a la opinión pública de los perjuicios de las vacunas, guardando silencio ante hechos que los médicos deben conocer con toda precisión, dada su profesión y su formación académica.

Si no responden a esta petición, debemos interpretar que carecen de pruebas para demostrar sus afirmaciones.