La ternura de una madre
Existe una ternura perdurable en el amor que siente una madre hacia un hijo, que trasciende al resto de los afectos del corazón. Es un amor que no se deja enfriar por el egoísmo, ni se deja acobardar por el peligro, ni se debilita por causa de lo que carece de valor, ni se apaga por causa de la ingratitud. La madre sacrificará toda comodidad a su conveniencia, renunciará a todo placer, se gloriará en su fama y se exaltará en su prosperidad y si la adversidad se ceba sobre él, ella le querrá incluso más, por causa de su desgracia. Y si su nombre queda manchado por la ignominia, a pesar de ello, ella lo seguirá amando y guardándolo como un tesoro. Y si el mundo entero le deja de lado, ella será el mundo entero para él.
Ruego a Dios que los hombres que tienen la obligación de servir a los que sirven y mandar a los que obedecen tengan en cuenta estas palabras de amor que deben orientar las enseñanzas a los hijos de la “Madre Patria”: “Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado.”
Que esas enseñanzas sirvan para crear lazos de unión entre todos los que formamos la familia militar y la sociedad española en general y no desconfianza y frustración entre y de los que la componen por falta de claridad en sus actuaciones. Dejemos que sus madres puedan confiar en los que tienen la responsabilidad de hacer perdurar la huella del amor a la Patria, huella que sólo perdurará en las enseñanzas y el amor de las madres de nuestros soldados.
Cierro estas tristes líneas con unos versos de una de las poetas recuperadas de la generación de mujeres periodistas, S. Gertrude Ford, que escribió varios volúmenes de poesía patriótica durante la Primera Guerra Mundial. En sus versos destaca la preocupación por los sentimientos de la mujer, en especial las familiares de los soldados y muy en concreto, las madres, a quienes dedica bellos versos en poemas como “El corazón de una madre”:
¿Acaso vacilaron o les dolió
este séptuplo golpe?
No era más que el corazón de una mujer
lo que tomaron y rompieron.
*Teniente coronel de Infantería y doctor en Sociología.