¡Otra víctima de la infame Gestora! Dimite Sonia Crespo, jefa de prensa de Vox Málaga: “Esto no es un proyecto serio”
Crónica de una dimisión cantada o la imposible convivencia de una mujer brillante y juiciosa en un club de bribones. La jefa de prensa de Vox Málaga, Sonia Crespo, ha dimitido cansada de las malas artes de algunos miembros de la Gestora que la han puenteado desde que fue nombrada para el cargo.
Mucho ha tardado en irse esta periodista elegante, culta y tranquila, que exhibe su españolismo de bien en cada intervención, en cada gesto. Se trata sin duda de uno de las personas más serias, honorables y consecuentes con los que cuenta Vox en Málaga. Por eso le era ya imposible convivir en medio del poder dictatorial en la sombra que ejercen Patricia Rueda y Jacobo Vázquez, con el miserable de Antonio Luna haciéndoles el trabajo sucio. Como pretender la imposible convivencia entre un lord inglés y una barragana de los suburbios de Londres. Tener graníticos principios y un estricto sentido de la dignidad es incompatible con la pertenencia a un grupo liderado por auténticos indigentes mentales. Era imposible que una mujer culta y con criterio se plegara más tiempo a los chanchullos de una ejecutiva donde las decisiones son tomadas por Rueda y Vázquez, a espaldas de sus miembros. Si no se ha ido antes, ha sido simplemente por su sentido de la responsabilidad. La dimisión de Sonia Crespo se suma a la de tres vocales del CEP y a la baja de decenas de afiliados.
Todos ellos dijeron “basta” y antepusieron su dignidad a la aberración de estar a las órdenes de una incompetente con mando en plaza sobre todas y cada una de las decisiones de la Gestora. Ni uno ni otro soportaban más la capacidad de veto y la creciente influencia sobre Sevilla de quien parece trabajar a las órdenes del PP para convertir a Vox en un partido residual en Málaga.
La situación del partido verde en Málaga ya es insostenible. Jacobo Vázquez y la diputada Patricia Rueda terminarán convirtiendo el partido en un juguete roto, más o menos lo que hizo al frente del Museo Automovilístico. Rueda maneja el partido a su antojo, como si de un predio privado se tratase, arrastrando con su torpeza a un colectivo que cuenta cada día con más críticos a su penosa gestión, amparada y consentida por ese calzonazos superlativo llamado Antonio Sevilla. Afortunadamente, no todos los miembros de Vox Málaga son tan despreciables.
La dimisión de Crespo prueba que en esas condiciones de control totalitario del poder, sin haber sido elegida por ningún afiliado, es imposible gestionar nada de forma eficaz. La Gestora ya es como un elefante sin control dentro de una chatarrería. Es imperativo que los militantes se rebelen antes de que la situación de agonía se haga irreversible. O acaban con la Gestora oi la Gestora acabará con lo poco que queda del partido que fue tercera fuerza política en Málaga.
AD ya anticipó hace una semana que se esperaban nuevas bajas en los próximos días. Dijimos entonces: “La Gestora es un volcán en plena ebullición. La tensión es ya insostenible. Solo la prudencia ha impedido que a la baja de hoy se sume la de otros miembros. Rechazan que Vox Málaga se esté convirtiendo en un partido de falderos. Lo sintetizaba a la perfección una ex candidata de Vox, actualmente fuera del partido: “¡Qué escabechina! ¿Y nadie es capaz de enfrentarse a Patricia Rueda? Pero si no tiene ni media ‘guantá’”.
La situación requeriría la inmediata intervención de los órganos nacionales del partido. Culpamos a “Barbie” y a Jacobo Vázquez de este desastre, pero en mayor medida al pelele que admite complacido su humillante situación, sin olvidarnos del incompetente de Antonio Luna, uno de los principales arquitectos de este circo. Los afiliados están cansados de clamar en medio de la esterilidad del desierto. No cuentan nada, son permanentemente ninguneados y vejados. El esperpento ha llegado a tal nivel que se nombra coordinadora zonal en Málaga a una persona sin apenads formación que confunde el verbo “irritar” con “enrritación”.
Fuentes cercanas a Crespo señalan que se marcha cansada de “los impedimentos y los palos en la rueda que le ponían a su trabajo”. Hace tiempo que algunos miserables con mando en plaza buscaban su desfenestración. ¿La razón? Sonia Crespo no se plegó nunca a sus chanchullos y vicios.
“Le estaban haciendo la vida imposible”, señala a nuestra redacción una persona muy allegada a la periodista valenciana aunque con muchos años de residencia en Málaga.
Sonia Crespo colabora semanalmente en un programa de debate de la cadena COPE y trabajó para el periódico El Mundo. Precisamente, cubriendo un evento para el periódico dirigido entonces por Pedro J. Ramírez conoció al que hoy es presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno. Fueron novios durante años.
Pese al boicot de la Gestora contra AD, Sonia Crespo ha mantenido siempre una relación de afecto y respeto con su director, Armando Robles.
Vox Málaga ya es sinónimo de muerte: siempre se lleva a los mejores.
Sonia es elegante, Cristiana practicante, respetuosa con todo el mundo, lista y desenvuelta, culta, tiene una conversación amena y sobre todo es muy buena persona. A pesar de estar en bandos “rivales” siempre hemos mantenido una relación muy afectuosa. Lo que le ha ocurrido es simplemente lo que le está pasando a los que valen, no pueden destacar porque haces sombra y alargada o no, a los mediocres le molesta hasta que respires.
No te preocupes Sonia, (en lengua gestoril “no te enrrites”) que el tiempo pone a cada uno en su sitio, en menos de un año lo veremos.
Personalmente sólo puedo elogiar la decisión que ha tomado Sonia Crespo. Ésta dimisión es a parte de grave muy significativa!
Sonia ha sido un peso pesado en Vox Málaga, ha formado parte del núcleo de la formación verde y muy mal deben estar las cosas para que haya tomado ésta decisión.
Sonia, ya que no estás en la gestora cuéntanos cómo fue lo del viaje que te metió Jose Miguel Gutiérrez para que no le taparas para la fotografía
Vox es un partido muy raro,,,,
Ponen a coordinadores a dedo, y luego se rompe y asi una y otra vez
en fin, que le den a vox