Pablo Ariza se mete a corrector ortográfico
No puedo ser objetivo con Pablo Ariza Sáenz de Tejada (él antepone el apellido materno al del padre), coordinador zonal de Vox Málaga, porque lo detesto profundamente (dicho así, suavemente). Representa políticamente todo lo que me resulta execrable; por consiguiente, no voy a perder el tiempo en repetir lo que de él opino.
Entre las dudosas virtudes que desconocíamos del personaje, la de corrector ortográfico es una de ellas. Hoy ha corregido con mala saña un texto de Bartolomé Sánchez en el que le dedicaba un merecido homenaje a su mujer, Julia Navarrete. Hay que ser malvado pretendiendo desfigurar un gesto de tan honda humanidad buscando errores ortográficos para desacreditarlo. Con lo que habría que corregirle a él. Hay que ser…
No soy ni seré nunca amigo de Ariza Sáenz de Tejada. En cambio, me honra sentirme depositario del afecto y la amistad de Bartolomé. Carezco de credenciales para ponderar las muchas virtudes humanas que atesora, pero ya de entrada les aseguro que Bartolo no es un rentista, ni un saco de vicios… ni todas esas cosas que hoy se estilan tanto en una sociedad tan moralmente corrompida como la española.
Bartolomé, con errores o sin errores ortográficos, es íntegro y es auténtico. Ha pertenecido a Vox Málaga hasta hace poco como militante de base. Y no un militante de Vox cualquiera. De entrada fue uno de los principales artífices del triunfo de Enrique de Vivero en las elecciones internas al lograr decenas de votos para el ex legionario. Nunca la política sería capaz de romper una lealtad si se asienta sobre pilares que sean sólidos. Los de Bartolomé Sánchez lo son. La lealtad interesada que descansa sobre muros de paja es otra cosa. Tal vez por eso, Bartolomé es querido y respetado por sus compañeros en la medida que el señor Ariza no lo será nunca.
Bartolomé es un hombre afable, campechano y sencillo. La sencillez nada tiene que ver con la simpleza. El hombre sencillo es el que sublima las cosas sencillas. El hombre simple es el que presume de una condición sobrevenida, no ganada. En la sencillez de Bartolomé Sánchez radica su grandeza humana.
Hay coincidencia al ponderar las virtudes humanas de este empresario paisajista de 45 años: Bartolomé no es un rastrero, ni un traicionero, ni esconde entre líneas, un lado oscuro, ni sobrevive en la falsedad como el parásito social sobrevive a costa del Estado. Porque Bartolo es cabal y sincero, muy sincero. Y no son estos los valores con los que se pueda llegar muy lejos en algunos partidos. Vox mismamente. El clasismo de algunos dirigentes, no todos, les lleva a abominar de los representantes de esa misma España que madruga, que reivindican falsamente en los mítines. Hay una dirigencia clasista en Vox a la que le execra la gente trabajadora y sencilla. Prefieren medallas de todo a cien, trajes de luces de guadarropía y blasones sin linaje. Bartolo, en cambio, carece de oropeles, pero sabe lo que es pagar una nómina, lo que la mayoría de los dirigentes políticos no han hecho ni harán nunca. Bartolomé Sánchez ha montado empresas y dado trabajo a muchos malagueños cuando muchos vegetaban al son de la mamandurria.
Bartolomé Sánchez dispone de un amplio catálogo de recursos humanos que le harían imprescindible en cualquier proyecto político, sin que al caso tuviese relevancia alguna la falta de un curriculum postizo.
Más allá de que no lo necesite, Bartolomé merece que se le reconozca gallardía, sinceridad, honestidad sin tacha, compromiso con la palabra dada y capacidad emprendedora, valores no supuestos sino probados.
Una sociedad se perfecciona con gente íntegra y decente como Bartolomé Sánchez. Una sociedad se encanalla con gente que antepone la falsa ostentación a la nobleza que brota del alma y que, como en las décimas calderonianas, solo es patrimonio de un alma buena, que solo a Dios pertenece.
Una actitud muy inapropiada, corregir a la afiliación cuando no está en posición de hacerlo, ni es ejemplo de nada. Una actitud mas propia de una Maruja que de un cargo orgánico de un partido político!!
Vamos que el blancanieves tenga la osadía de meterse con mi amigo Bartolo, ese no le llega ni a la suela de los zapatos, él que siga xon las mismas características que le caracteriza, las de un caracol.
Blancanieves habló!!! Los enanitos aplauden. Vaya panda de ridículos, lacayos y fantoches