AD.- Lo de ayer debería ser definitivo para que Santiago Abascal se decidiera a ejecutar la sentencia de muerte dictada por los militantes contra la Gestora de Vox en Málaga.

Los militantes de Vox en Málaga, tanto los que estaban a favor como en contra de José Enrique Lara, ya no aguantan más. La exigencia de disolver el condominio de esta infame Gestora sobre Vox Málaga devenido en finca privada, vertebra ya a la mayoría. Y si quieren comprobarlo, que se atrevan a convocar elecciones.

El cenit del patetismo se produjo ayer en la sede provincial, en el transcurso de una reunión a la que se pidió a los afiliados de Málaga capital que acudieran. Al menos los que quisieran colaborar en los grupos de trabajo que estos pellas quieren crear a raíz de una iniciativa idéntica de la Plataforma Antigestora.

A la reunión acudieron once afiliados, once, de los que cuatro eran cargos. A tenor de tan magra cifra, no parece que la militancia de la capital esté muy por la labor de arrimar el hombro para que unas ganen 9.000 euros al mes y otros sigan con lo puesto. Lo más gracioso de la reunión fueron las ocurrencias del friki que ofició de maestro de ceremonias. Pidió compromiso a los asistentes y que reclutaran adeptos, sobre todo, en las cofradías y las asociaciones de vecinos. ¡Tiembla, Paco de la Torre!

A preguntas de uno, el cuñado oficiante minimizó la influencia en la militancia tanto de la Plataforma Antigestora como de AD. “Son cuatro gatos”, dijo el peripatético. Y lo dijo tan tranquilo, ante la mirada arrobada de los allí presentes. Hay que ser ridículo. Hay que ser garrulo. Sobre todo cuando lo que dices en clave interna terminamos conociéndolo el mismo día. Ni entre ellos mismos son fiables.

La Gestora de Vox Málaga ha excluido a los militantes de la toma de decisiones y decidió que los cargos orgánicos fuesen ocupados mayoritariamente por amigos y personas provenientes del PP. Así que las cosas están claras. Cuando reduces el papel del militante de base al de pagacuotas, cuando los afiliados no se sienten protagonistas del devenir de los acontecimientos, cuando se les engaña o se les oculta información, cuando se les desprecia y se les humilla, cuando a los años de militancia antepones un engordado curriculum de alguien que hasta hace unos días pertenecía a otro partido, cuando traicionas a tus mentores o cuando sublimas la mediocridad y destierras a los mejores, entonces es lógico que los afiliados decidan que estos indignos mandatarios ya no les representa.

Lo vemos a diario con las penosas mesas informativas, tan huérfanas de militantes que participen que se tiene que echar mano de cargos de otros municipios para aparentar una mínima presencia. Lo hemos visto en Mijas, donde el inútil Eugenio Moltó recomendó para el cargo de coordinador a uno que dejó tirados a sus compañeros de partido en Marbella, en plenas elecciones municipales. ¿Qué tramará el piltrafilla con estas recomendaciones tan sospechosas que, sin embargo, son sospechosamente aceptadas? ¡Moltó, quien no te conozca que te compre!

Si esta gente conservase un átomo de dignidad y de vergüenza, se iría hoy mismo. Pero no lo harán, porque la mayoría concibe la participación política como un instrumento al servicio de ellos mismos y de nadie más.

Es inaplazable que Santiago Abascal mueva fichas si no quiere ver a Vox Málaga prefigurando la progresiva ‘ciudadanización’ del partido. Sepa Abascal, y a la imagen de hoy nos remitimos, que los mandatarios provinciales del partido están más lejos que nunca de los que convierten en éxitos o fracasos eventos como el de hoy. Los afiliados ya han decidido dejar de estar a las órdenes de quienes moral y políticamente valen menos que cualquiera de ellos. Y eso vale tanto para una reunión de trabajo como para unas elecciones.

Vox Málaga no puede seguir siendo un juguete roto en manos de un puñado de sinvergüenzas.