El primer preso político de Biden: un referente del movimiento pro-Trump en redes sociales fue arrestado por tuitear su apoyo a los que ingresaron al Capitolio
A tan solo una semana de la asunción de Biden y pese a que su nominado como Fiscal General aún no ha sido confirmado por el Senado, el Departamento de Justicia del nuevo gobierno demócrata ya ha comenzado a perseguir judicialmente a muchos seguidores de alto perfil del ex presidente Donald Trump.
Una de las principales excusas que están usando los fiscales federales para realizar esta labor es la irrupción en el Capitolio del pasado 6 de enero por parte de algunos simpatizantes del mandatario republicano.
Bajo este pretexto, el activista conservador Brandon Straka se convirtió en el primer preso político por el gobierno de Biden. El pasado 25 de enero, Straka fue arrestado en el Estado de Nebraska bajo el cargo de “obstrucción de la ley” luego de las protestas en Washington D.C.
A pesar de que el activista no ingresó al Capitolio ni agredió a ningún policía, se negó a facilitarle al FBI videos y fotos que había subido a Twitter, en donde los agentes federales querían determinar si sus amigos habían quebrado la ley. Según él, esos videos los borró de su celular y les respondió que se los pidan a la red social.
Además, el FBI se basó en una serie de tweets donde expresa su apoyo a los “patriotas” que ingresaron al Congreso para apresarlo. Desconsiderando la libertad de expresión, la policía federal lo consideró cómplice por alentarlos en redes con mensajes como:
“Patriots at the Capitol – HOLD. THE. LINE!!!!” (“Patriotas en el Capitolio – MANTENGAN. LA. LÍNEA!!!!”)
“It was freedom loving Patriots who were DESPERATE to fight for the final hope of our Republic because literally nobody cares about them. Everyone else can denounce them. I will not.” (“Fueron los Patriotas amantes de la libertad quienes estaban DESESPERADOS por luchar por la esperanza final de nuestra República porque literalmente nadie se preocupa por ellos. Todos los demás pueden denunciarlos. Yo no lo haré”)
Brandon Straka es un peluquero gay neoyorquino muy famoso en aquella ciudad que desertó del Partido Demócrata en 2018, indignado por cómo sus políticos estaban difamando viciosamente al entonces Presidente Trump.
Poco tiempo después, lanzó una campaña en redes sociales conocida como #WalkAway, cuya finalidad era exponer en lo que se han convertido los demócratas e incentivar a sus simpatizantes a abandonar el Partido.
Esta iniciativa fue muy popular y logró la deserción de otros cientos de miles de demócratas, quienes compartían sus experiencias en grupos de Facebook, que la empresa terminó cerrando.
Aunque fue liberado el pasado martes bajo fianza, Straka continúa enfrentando cargos federales que pueden recalar en más de 10 años de prisión, pese a que los fiscales no cuentan con ninguna información que Straka fuese parte del grupo que irrumpió en el Congreso.
De todos modos, Straka no es y no será el único referente trumpista que se enfrentará a una persecución política en los próximos 4 años.
Además de perseguir y procesar a cualquiera que haya asistido a la marcha convocada por Trump el 6 de enero, la maquinaria estatal comandada por Biden también está patrullando y examinando las redes sociales para buscar contenido “potencialmente peligroso” por parte de militantes trumpistas.
Ayer mismo, el Estado procesó a Douglas Mackey, un seguidor de Trump que utilizaba su cuenta de Twitter para hacer activismo republicano y compartir memes contra candidatos demócratas.
Por el simple hecho de compartir memes, los fiscales procesaron y encarcelaron a Mackey bajo el cargo de “difundir información falsa” contra Hillary Clinton en el contexto de la elección presidencial de 2016.
En otras palabras, los fiscales demócratas están buscando acusar penalmente a votantes de Trump por publicaciones en redes sociales que datan de hace más de 4 años.
Estos procesamientos no son un hecho aislado, por el contrario, es parte de un plan impulsado por el Partido Demócrata y por el mismo Biden con miras a largo plazo.
La pasada semana, la Secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, afirmó en conferencia de prensa de que el Presidente ordenó a sus funcionarios en el Departamento de Justicia “hacer una revisión del extremismo doméstico en el país como consecuencia de los hechos ocurridos el 6 de enero”.
Bajo este concepto, el gobierno de Biden buscará acusar y enjuiciar a seguidores de Trump —que incluso nada tuvieron que ver con el asalto al Capitolio— tachándolos como terroristas domésticos.
Los que no terminen presos por estas acusaciones, pueden llegar a perder su derecho a portar armas, el derecho al voto, o incluso a volar en avión, ya que podrían entrar en la “FBI Watchlist” solo por el hecho de haber simpatizado por Trump de manera pública entre 2016 y 2020.
Según hicieron saber sus propios ministros en sus respectivas audiencias de confirmación en el Senado, Joe Biden les instruyó que en su Gobierno será prioridad ocuparse de este asunto y hasta ya emitió un boletín ordenando a las principales agencias federales que traten este asunto como un problema de Seguridad Nacional.
Tras servirse de infiltrados violentos de Antifa disfrazados de trumpistas (confirmado por el FBI) y de trolls de QAnon (CIA), la cloaca de Washington DC (swamp) busca vengarse y humillar al mejor presidente que conoció EE.UU. tras un golpe de Estado en la forma de un fraude electoral tercermundista. Pero no saben a quién tienen enfrente, ebrios de soberbia en su carrera contra el muro de la verdad. Las mismas tácticas que usó Hitler sirviéndose de matones para prender fuego al Reichstag y abolir las libertades a continuación. De momento la ley ejecutiva 13848 contra la injerencia extranjera en procesos… Leer más »
La soberbia es el es el talon de Aquiles de los prepotentes..Y siempre acaba siendo su perdición.
Pues si, gran lección, y de paso explica sobradamente porque estáis donde estáis…
Llibertat presos polítics!!
Straka askatu!!
no compare Euskadi o Catalunya, donde se aspira a objetivos políticos democraticamente. No con cosas de podemitas tipo “toma el parlamento” (o el capitolio en este caso)