Feijóo y Casado, este miércoles en Santiago

En el mismo hotel de Santiago en el que Alberto Núñez Feijóo declinó entrar hace semanas en la carrera por suceder a Mariano Rajoy, uno de los aspirantes, Pablo Casado, le ha tendido el guante: si resulta elegido el presidente de PP, ha avanzado, el presidente gallego será «lo que quiera, como quiera y cuando quiera» en la estructura de la formación.

En la previa de un acto ante los compromisarios gallegos, el vicesecretario popular ha hilado una discurso de elogio hacia el presidente de la Xunta, sabedor no ya de la influencia de la figura de Feijóo en el universo del PP, sino del peso de los delegados gallegos (cerca de 280, los terceros en número por detrás de Andalucía y Valencia) para decantar la balanza en el congreso que tendrá lugar en Madrid los días 20 y 21 de julio. Así, Casado ha tildado de «referencia imprescindible» al mandataraio autonómico tanto para la «política autonómica» como para «la política nacional». «Está en plena forma», ha rubricado.

Casado, que se enfrenta a la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en la pelea por el mando de la calle Génova, ha recordado el discurso de Feijóo en el que confirmó su compromiso de agotar el mandato en la Xunta hasta 2020, y por tanto, su rechazo a dar el salto a Madrid. «Yo, sin ser gallego, sentí envidia», ha incidido el candidato, en alusión al comportamiento de Feijóo de anteponer los intereses con sus paisanos antes que sus ambiciones políticas.

Ante los medios, el vicesecretario del PP ha tildado a la organización en Galicia como una «maquinaria electoral implacable» , como demuestran las últimas tres mayorías absolutas en la Xunta o la capacidad para cerrar el paso a Ciudadanos en las instituciones autonómicas. Y la receta también la ha señalado el aspirante: «El galleguismo aquí, esa defensa de las tradiciones, pero desde la fortaleza y la cohesión de ser parte imprescindible de un proyecto nacional para España». «Tenéis más identidad que cualquier parte de España», se soltó después Casado ante los delegados del PPdeG.

Por su parte, el jefe del Ejecutivo gallego le ha deseado «suerte» y ha incidido en la importancia de que el PP finalice su periplo sucesorio como «un partido en condciones de ser el partido más importante de España en votos», sobre todo ante las «componendas» con el nacionalismo y el secesionismo que embridan la permanencia de Sánchez en La Moncloa.

Sin más, Feijóo ha dejado correr el guante seductor de Casado, de quien ha dicho que es un candidato «sólido». Simplemente se ha limitado a responder que si él estuviese en su lugar, «también pediría» el apoyo de la formación en Galicia.

Juventud, género y guerra de cifras

Inmerso en plena competición con Santamaría, Casado se ha fajado a la hora de despejar algunos de los comentarios que desdeñan su juventud, o la necesidad de que el próximo número 1 del PP sea mujer, como destilan los mensajes de la exvicepresidenta. En ese sentido, ha reivindicado el papel del partido en la apuesta por un feminismo sin «cuotas». Al contrario, una igualdad basada en la validez. «Ceñir esta campaña en que sexo tiene cada candidato, en como tenemos que hablar en si uno es mujer o es hombre, no conduce a ningún sitio», ha aseverado, antes de aclarar que Santamaria «vale muchísimo».

Igual que en los últimos días, Casado ha defendido sus cálculos de fuerzas. De nuevo ha vuelto a dar por seguro el apoyo de cerca de «a los 2.000» compromisarios: «No oculto que me siento en condiciones de ganar este congreso». Y de guinda, su lema: «Si yo gano, nadie pierde».