Ni somos Dios ni tenemos Alzheimer
Lo que significa que ni vamos a perdonar y mucho menos olvidar lo que la clase política está perjudicando a España. Y no se trata de descabalar criterios, sólo hay que palpar el hastío imperante ante unas nuevas elecciones “ad majorem gloria” de quienes han hecho del escaño o del sillón, tanto una profesión, como un medio de vida. Ese es el problema: el que la política sea el único medio de subsistencia para tantos, con el lógico relativismo que ello conlleva : no se trata de hacer lo mejor para la sociedad sino de hacerlo lo mejor posible para contentar al superior (que no siempre es superior intelectual, ética y moralmente) por mor de “repetir suerte” y ser agraciado, bien con un puesto en las listas, bien con “el cargo” bien con “la asesoría” lo que viene a resumirse en obtener un empleo y la lógica remuneración.
Y los ciudadanos nos hemos resignado: el que es de izquierdas vota a la izquierda para que no gane la derecha y el de derechas vota a los suyos para que no ganen los otros. Y absolutamente todos se postulan con coletillas casi idénticas “cambio y regeneración” ahora que ni se sabe si será para mejor o para peor. Porque es lo mismo que vienen repitiendo cansinamente cada cuatro años, primero las lógicas escaramuzas para auparse a las listas y luego a tratar de eternizarse…
Mientras tanto España funciona porque la gente se levanta cada día y sigue con sus vidas o buscándose la vida. Pero con un estado de irritación que ya va alcanzando niveles de pandemia. Todavía el pueblo soberano no acaba de encajar, por ejemplo, que tenga que haber un presupuesto millonario para que, los diputados, senadores y demás “vayan en taxi” y ahí empiezan las diferencias y los privilegios ¿Y por qué cojones tienen que ir en taxi cuando más de media España tiene que utilizar el transporte público para ahorrarse la gasolina y el aparcamiento? ¿Cómo van a acercarse esos remilgados a la realidad si no cogen un autobús o un metro nocturnos? Porque la realidad son los pasajeros que regresan cansados, algunos muy cansados y ni se les pasa por la cabeza coger “el taxi”, eso sí a los cargos electos se les podría dar un bonobús, por deferencia, por tener un detalle, pero nada más. Con las comodidades, los privilegios y las dietas no están representando al pueblo, sino que están sacando provecho del pueblo. De ahí que el que aterriza en cualquier cargo lo primero que hace sea tratar de enchufar a sus “allegados y seres queridos” en plan generoso, para que ellos también se aprovechen y disfruten. Puro altruismo.
¿Quieren regenerar? Que se dicte una ley por la que cargos públicos de cualquier tipo o asesores sean el resultado de hacer un concurso de méritos en una oposición a funcionarios públicos, una oportunidad laboral para muchos y la garantía de que, el personal, está altamente cualificado y no depende ni del capricho ni de los compromisos del político de turno aunque…
¿Para qué los “asesores”? Figuras nebulosas que no se sabe exactamente qué papel ocupan aunque, por lógica, no tienen por qué existir. El que representa tiene que tener conocimientos bastantes, ni el médico, ni el abogado, ni el comerciante, ni el ingeniero, ni el arquitecto tienen “asesores” el que no sepa hacer su trabajo y llevar a cabo sus funciones que se quede en su casa y que pongan a otro que sea más listo o que esté mejor preparado. Regenerar y cambiar es no volver a repetir las viejas políticas y evitar cometer idénticos errores. Porque un error de un político es un escupitajo en la cara de los ciudadanos. Y es una ofensa para la inteligencia colectiva y un desprecio hacia quienes, siendo brillantes como consecuencia de haber encarado la vida con voluntad, sacrificio, constancia y disciplina para mejorar, se ven privados de expectativas por no crecer al amparo, de los trapisondistas intereses de una formación política.
La gente no es tonta. ¿Hay derecho a que Celia Villalobos o Ana Mato ocuparan la cartera de Sanidad cuando brillantes científicos tienen que abandonar España para buscarse las habichuelas? Designando para puestos, para cualquier puesto, a personas no capacitadas, puede que ellos estén colocando a sus amigos “de toda la vida” pero faltan al respeto al electorado que quiere en los mejores puestos a los mejores de cada rama y tienen derecho a tenerlos, tenemos derecho, porque profesionales excelentes sobran, por más que no tengan el carnet del partido.
Que el que entre en política venga del mundo laboral y a los cuatro años, en plan regeneración total, vuelvan a su vida laboral con prohibición expresa de políticos en consejos de administración, en cualquier tipo de consejos de administración, así, despojados de privilegios futuros y con precarios privilegios presentes, la clase política estará más cercana y será más consciente de las necesidades reales de este pueblo que se empobrece para pagar una administración pública mastodóntica, que no puede rebajar la presión impositiva a quienes son el auténtico motor de la economía: pymes y autónomos, porque los primeros en cobrar a principio de mes son ellos, quienes supuestamente nos representan.
Ni los españoles somos Dios ni tenemos Alzheimer y ni perdonamos ni olvidamos los ERES, ni los cursos, ni los gurteles, ni la impunidad secular de los Pujol ni a los sucesivos Gobiernos que la han permitido, mucho porculeo al personal y muy poca eficacia es lo que ha habido. ¿Qué tienen que surgir nuevas formaciones con gente de refresco y de paso más tecnócrata y experta? Eso será inevitable, el Podemos no sirve porque está circundado de demasiadas oscuras sospechas en cuanto a su financiación, Ciudadanos emerge pero se ha quemado con su hipotético arrejuntamiento al PSOE, el PP mantiene a sus jurásicos y avanza en datos macroeconómicos que nunca llegan a la cesta de la compra. Se podría decir que el panorama está más feo que un chino hinchando un globo, pero…
Queda el pueblo, queda la España que madruga y apaga la televisión para no tener que soportar a los áridos y justicieros “tertulianos” que sientan cátedra cuando lo que la gente quiere es evadirse y desconectar, hartos como estamos de tantos Sénecas de bolsillo y de tanta alienante y adoctrinante corrección política. Ni somos Dios ni tenemos Alzheimer, ni nos han pedido perdón por los errores ni dejan que los olvidemos . Ni perdón ni olvido.
El nudo de la cuestión es cómo poner coto a este desmadre nacional, lo que encuentro sumamente complicado. Desde mi punto de vista una solución, o parte de ella, podría estar en la abstención. Conozco bien la respuesta que se suele emplear, pero considero que habitualmente la gente no reflexiona sobre ello por los siguientes argumentos: 1.- El sistema electoral español no obliga al voto, luego la abstención es una opción tan válida como depositar el voto. 2.- Quien vota deposita un “cheque en blanco” a nombre de unas siglas, desde las cuales hacen lo que les da la gana… Leer más »
¡Olé! señora, ¡olé! Ya va siendo hora de que se escriba negro sobre blanco y se pongan los puntos sobres las -ies-, es de desear y espero que cunda el ejemplo en los medios de comunicación como aviso a navegantes.
Igual si, pero no se puede describir mejor a la mafia política.
Doña Nuria, totalmente de acuerdo CON EL CONTENIDO DEL ARTÍCULO, en su integridad.
Se puede decir más alto, pero no más claro.
Razón como una santa: todo se deriva del apoltronamiento, la multiplicación de cargos y los aforamientos. Si los políticos, por el hecho de serlo, no tuvieran su vida resuelta, se hallarían, como pretendía Platón, al servicio del los ciudadanos y del Bien, y en constante tensión por rendir cuentas y autosuperarse.
Este artículo, en verdad, apenas descubre nada que ya no sepamos. Todo lo que está escrito ahí no es nuevo. Quien haya sido observador atento del panorama político español los, digamos, últimos ocho años, los cuatro últimos de Zapatero y los cuatro de Rajoy, se habrá dado meridiana cuenta de que nadamos en una ciénaga hedionda de corrupción, manipulación, arribismo, consumismo, marxismo cultural puro y duro y todo lo que se nos ocurra. El problema no está a estas alturas en reconocer el problema, que lo conocemos, el problema estriba en encontrarle solución adecuada a cada caso en particular y… Leer más »
La clase política (muy amiga de mandiles y pirámides) ya nos condujo a una guerra civil la última vez que tuvo ocasión (unos por acción y otros por omisión). Pero no era la primera ni parece que vaya a ser la última. De hecho, si no fuera porque a día de hoy estamos tutelados desde el exterior por nuestros enemigos, que protegen el sistema que padecemos, ya hace mucho que algún puñado de soldados habría salvado la patria de las fauces de esta manada de lobos.
Nuria tu artículo me ha gustado mucho, qué grandes verdades dices.
No tengo palabras. Chapeau.
gracias amigo
Muy buen artículo, doña Nuria. Solo disiento en una cosa. Dice usted: “la gente no es tonta”. Permítame que discrepe. Si todos estos, que son tan conscientes de que los engañan cada cuatro años, vuelven a las urnas solo porque creen que apoyan a los suyos, cuando esos suyos lo son solo de sí mismos, me hace dudar de la inteligencia de muchos millones de españoles. Y volverán a ir a votar una y otra vez, aunque se mueran de hambre. Porque hay que ir, creen, es su deber cívico, dicen… y muchas bobadas iguales. ¿Ir a perpetuar a una… Leer más »
tiene razón.
YA NO HACE FALTA ESCRIBIR NADA MÁS. LO HA DICHO TODO.