Tertsch, Iglesias y el balance de Rajoy
Algunos recordarán el caso de Zarrías, el socialista relacionado con tramas de corrupción, que votaba a cuatro manos o patas en el Senado. En plena orgía de abuelitos dijo que el suyo había sido fusilado por los franquistas por haber sido un alcalde democrático. Alguien se ocupó de aclarar el asunto, y Arcadi Espada recordó que el abuelito del honrado Zarrías había sido fusilado, no por demócrata (no había demócratas en el Frente Popular, y menos en el PSOE), sino por estar complicado en unos cuantos asesinatos.
El caso del abuelo de Zarrías no es único o excepcional, es precisamente lo normal en los fusilamientos de posguerra. Casi siempre se olvida que los sicarios y chekistas del Frente Popular cometieron innumerables crímenes, torturas y asesinatos, también entre ellos mismos, a menudo con un ensañamiento y un sadismo que superan a los del Estado islámico actual, y desde luego a los excesos en el bando nacional; que fueron abandonados por sus jefes políticos, los cuales se preocuparon de huir con grandes tesoros expoliados a lo largo de la guerra, y que por eso fueron capturados, juzgados y sentenciados. Lo he tratado ampliamente en Los mitos de la guerra civil o en Los mitos del franquismo, para quien quiera más información
Después de bastantes años de propaganda, hoy nos vamos aproximando a las cifras reales de los fusilamientos. Nada de 200.000, 100.000, 80.000 y otros números dados por los especialistas en el embuste, que diría Gregorio Marañón. Hubo unas 22.000 condenas a muerte, la mitad de las cuales fueron conmutadas a cadena perpetua, una “perpetua” que normalmente no llegaba a los seis años. Seguramente hubo injusticias, dada la emocionalidad del momento, pero en conjunto eso fue lo que pasó. Sin embargo, para los golfos de la “memoria histórica” no se trata de criminales juzgados y ejecutados, sino de “luchadores por la libertad víctimas del franquismo”. Con lo cual ya revelan los autores y ejecutores de esa ley totalitaria lo que entienden por libertad.
Y aquí entra el caso del periodista Hermann Tertsch, que lleva tiempo defendiendo verdades evidentes, pero dolorosas para los aficionados a la cultura de la falsificación histórica. Porque izquierda y separatistas, componentes de aquel Frente Popular salido de un brutal fraude electoral, no es que vivan en la mentira, sino que viven DE la mentira. Tertsch ha documentado cómo el abuelo de Pablo Iglesias participó en persecuciones y sacas de personas para ser asesinadas sin ningún delito concreto, cómo fue por ello condenado a muerte y conmutado a cadena perpetua de la que, como era normal, solo cumplió cinco años. La conclusión de Tertsch era lógica: el abuelo fue un criminal de los muchos de la época, y la admiración que le profesa Pablo Iglesias dice todo de este fulano, y nos informa también de lo que podría hacer si llegase al poder, como su patrón y también admirado Maduro, o los ayatolas, con los que “cabalga contradicciones” como dice en su curioso léxico.
Una jueza ideologizada de las muchas y muchos que hoy deprimen la justicia en España (una institución muy desprestigiada en la opinión pública, hecho gravísimo en una democracia y al que apenas se da importancia en esta democracia fallida) ha condenado a Tertsch simplemente por decir una verdad que perjudica políticamente al nieto admirador del miliciano chekista. Porque, repito, autores y ejecutores de la “memoria histórica” no viven en la mentira, sino de ella.
¿Qué es Iglesias y su partido, en definitiva? Es un grupo proetarra, proseparatista, antiespañol, plagado de ignorantes e incultos, abortista (el aborto es la liquidación de vidas humanas indefensas), antifranquista (¡cómo no!), pro LGTBI, esa extraña y siniestra mafia cargada de odio que pretende regular y penalizar no ya la expresión de otras ideas, sino hasta de otros sentimientos que los suyos. Su “cabalgamiento de contradicciones” es también una buena prueba de intrínseca corrupción. Ahora bien, pregúntense ustedes: ¿en qué se diferencia ese partido del PP, del PSOE o de Ciudadanos? Esencialmente, ideológicamente, en nada. Todos coinciden en las señales definitorias dichas, con la diferencia de que el PP, por ejemplo, ha continuado la labor de salvación de la ETA emprendida por ZP y ha financiado generosamente a los separatistas, cosas que Podemos no ha tenido ocasión de hacer todavía. En cierto modo esta fallida democracia se ha convertido en un régimen de partido único con cuatro variantes que pugnan entre sí simplemente por el poder y el dinero, sin otros valores o intereses superiores.
Si acaso cabe pensar que Podemos es menos hipócrita y en algunos aspectos más demencialmente demagógico que los otros. Y uno tiene derecho a preguntarse: ¿cómo unos individuos semejantes han llegado a tener tanta influencia? La respuesta es evidente: por su acceso privilegiado a los medios de masas. ¿Y quién le ha proporcionado ese acceso? También lo sabemos: el PP, que en cambio ha mostrado el mayor celo en acallar a partidos como Vox, que podían hacerle la competencia. Para los maquiavelos de aldea que dirigen el PP, Podemos no es realmente la competencia, sino más bien una tabla de salvación. Hace pocos años, cuando la gente percibía como Rajoy era un discípulo aventajado de Zapatero, la indignación entre sus votantes crecía a diario. Pero llegó Podemos y se impuso el voto del miedo, tal como habían calculado los maquiavelillos. Podemos vive del radical ataque político al PP –pese a coincidir con él ideológicamente en casi todo—Y el PP conserva y recupera votos gracias al miedo que la palabrería de Iglesias y cia suscitan entre los ilusos y los timoratos. De esta manera se crea un círculo vicioso en el que cualquier alternativa queda silenciada y anulada.
El balance de la gestión de Rajoy puede expresarse así: ligera reducción del paro (con peores condiciones laborales y menos derechos de los trabajadores) como elemento positivo. En cambio: un separatismo más masivo y más audaz; reducción del estado español a residual en varias regiones; más ETA en las instituciones y la agitación callejera; burla permanente del estado de derecho; menos soberanía, entregada “por grandes toneladas” a Bruselas y la OTAN; permanencia insultante de Gibraltar y abrumadora colonización cultural por el inglés; más LGTBI y amenazas a las libertades públicas; más “memoria histórica”; más deuda pública… En suma continuación agravada de la política de Zapatero.
Contra todas estas tendencias, presentadas desvergonzadamente como democráticas, es preciso luchar. El caso de la condena a Tertsch, entre esperpéntico y totalitario, exige la solidaridad activa de cuantos amamos la libertad y a España.
Como siempre excelente artículo
…y además ABORTO LIBRE, Subidas masivas de Impuestos, Mantenimiento del despilfarro Autonómico, Mantenimiento de los privilegios de las eléctricas, constructoras y lobby Ibex-35, Estafa de las energías renovables…
CERO CAMBIOS EN NADA, más de lo mismo pero con un liderazgo ínfimo y traidor como nunca.
La ligera reducción del paro es bastante falsa (se usan datos del INEM, que ignoran la gente que ya no busca empleo y los muchos cientos de miles que han tenido que emigrar).
Mas claro y conciso, agua
La independencia de un comunicador se aprecia por sus comentarios y el contraste con la realidad que uno percibe, gracias señor Moa,
No le está mal empleado a Terstch. Cuando estaba en Telemadrid cobrando un pastón por componer loas para el PP todo era bonito… pero cuando llega la crisis (también a la prensa) la cosa cambia. La prensa, como poder en la sombra, o no tanto en la sombra, tiene mucha culpa de la penosa situación nacional pues ha ocultado muchos escándalos y ha permitido durante 40 años la formación de generaciones basada en la ignorancia, el desapego, el consumismo, el falso “progresismo” y tantos otros defectos. Ahora puede ser demasiado tarde. La prensa está más apresada por el poder que… Leer más »
No veo por qué le está bien empleado a Terstch. Aparte de que lo que dice es cierto, lo que cuenta del abuelo del impresentable Iglesias ya había salido en otros medios antes y nadie los denunció. Se le ha visto mucho el plumero a la jueza en esta ocasión.
Como siempre, es un auténtico placer disfrutar de las reflexiones escritas de D. Pío Moa. Imposible encontrar argumentos para refutar sus opiniones, porque son veraces y fácilmente verificables o demostrables en multitud de fuentes.
Como bien dice, ha llegado la hora de los periodistas valientes y comprometidos con la verdad, con el honor y con los valores patrióticos.
Pero no sólo la de ellos, sino la de todos los ciudadanos honestos de España. El tiempo de los cobardes está amortizado y ya no quedan excusas para actuar.
Ha llegado la hora de los valientes.